[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Por Daniel Guiñazú

El boxeo argentino vivirá el sábado más excitante de los últimos tiempos. A las 17.30 y con transmisión en vivo de TyC Sports desde la localidad de Villasimius en Cerdeña, Italia, Omar Narváez hará la cuarta defensa de su título mundial mosca de OMB ante el italiano Andrea Sarritzu en pelea desquite de la que disputaron el 14 de diciembre pasado y en la que Narváez se impuso en fallo dividido. Y desde las 23, con televisación de Space, Jorge Rodrigo “La Hiena” Barrios buscará ganarle en Miami la doble corona AMB-OMB de los superplumas al noqueador brasileño Acelino “Popó” Freitas. Si todo sale bien, en las primeras horas del domingo habrá dos campeones del mundo y motivos varios para sonreír. Si todo sale mal y Narváez y Barrios pierden, no quedará nada sino el desierto en el pugilismo nacional de estos días.
Narváez, invicto en 15 peleas con 14 victorias (8 por fuera de combate) y un empate, volverá a enfrentarse con Sarritzu, más por la tenacidad del manager italiano, Salvatore Cherchi, que por los merecimientos que pudo haber acumulado su rival sobre el cuadrilátero. En la primera versión, Sarritzu (que perdió ante Narváez su invicto en 18 combates y desde entonces, no volvió a pelear) complicó a partir de la velocidad de sus piernas y de su derecha tirada como apertura. Pero el zurdo chubutense terminó resolviendo la pelea de contragolpe, dejándolo venir para colocarle su derecha cruzada. En aquella ocasión, dos jurados, un dinamarqués y un belga, lo dieron vencedor a Narváez y el estadounidense Chuck Giampa falló a favor de Sarritzu. Ocho meses después, Narváez acepta otra vez pelear de visitante para poner las cosas en claro. Si repite su brillante actuación del 7 de junio pasado en el Luna Park ante el mexicano Everardo Morales, Narvaéz debería ganar sin inconvenientes. Pero tendrá que hacerlo con claridad: da la impresión de que algo está preparado en su contra para atracarle la corona si eso no sucede.
La topada de Barrios ante Freitas en Miami es la más exigente que un boxeador argentino haya tenido, título mundial de por medio, en los últimos cinco años. Popó es, sin dudas, el mejor superpluma del mundo, campeón de la Asociación y de la Organización y su record mete miedo: 33 peleas, todas ganadas, 30 por fuera de combate y de ellas, 22 en los tres primeros asaltos. Sus problemas personales de los últimos tiempos (el fallecimiento de su padre y la separación de su esposa) pudieron haberlo afectado mentalmente. Pero arriba del ring es temible: sobre todo en los primeros rounds, parece un piquete de demolición. Si se cae, se levanta. Y si su derecha acierta el blanco, voltea a cualquiera que se le ponga enfrente. Le costó dar el peso límite de la categoría (58,967 kg). Habrá que ver si el esfuerzo afecta una potencia que está fuera de discusión.
Barrios (que ganó 39 de sus 42 peleas profesionales, 29 de ellas antes del límite), por el contrario, llega impecablemente preparado. Dio 58,514 kg en el pesaje oficial de ayer luego de una rigurosa preparación de siete semanas, tres de ellas concentrado en una quinta de Bolívar (provincia de Buenos Aires). La Hiena no cree que puede ganar: está convencido de que va a ganar. Nada más lejano del personaje que supo construir para consumo mediático, que el boxeador que sube a los cuadriláteros. Ser ordenado y pensante son sus claves de triunfo a la hora de la pelea.
Si no se deja llevar demasiado temprano por su instinto y deja pasar los primeros rounds, las chances de Barrios crecerán considerablemente. Si elige prenderse de apuro, puede sucumbir ante el poder devastador del noqueador de Bahía. Por potencia y roce internacional, el favorito es Freitas. Pero en la noche del Miami Arena, cualquier resultado y cualquier desarrollo es posible. Y eso hace a la pelea apasionante como pocas en los últimos años.