DEPORTES › YA HAY QUE PENSAR EN EL MUNDIAL

Ensayo de orquesta

 Por Ariel Greco

Con la clasificación virtualmente asegurada, cada partido de la Selección Argentina parece servir como ensayo de cara al principal objetivo de este ciclo, que será la participación en el Mundial 2006. Si bien algunos puestos y movimientos tácticos ya están definidos, hay muchas variantes que todavía no están bien aceitadas y que el encuentro de ayer no terminó de dilucidar.
Una de las incógnitas pasaba por saber como iban a convivir Mascherano y Cambiasso en la mitad de la cancha. Y lejos del tan de moda “doble-cinco”, la relación entre el volante de River y el mediocampista del Inter fue muy diferente a eso. Ante las constantes subidas de los dos laterales, la compensación táctica llegó con el retraso de Mascherano, ubicado casi entre los dos centrales. De esa forma, por más que aparecía recostado sobre la izquierda, el eje en el centro del campo era Cambiasso, que además fue el que más intentó asociarse con Riquelme.
Planteado así el dibujo y ante el escaso peso ofensivo de Colombia, la posición de Mascherano terminó siendo intrascendente, ya que quedaba lejos del circuito ofensivo argentino y no llegaba a cortar el toqueteo en tres cuartos que intentaban los visitantes. Esa situación se potenció aún más con la expulsión de Vargas, lo que determinó que Pekerman lo sacrificara para que ingresara Galletti.
La otra cuestión clave de cara al Mundial es saber si Riquelme puede ser el conductor de la Selección en Alemania. Está claro que con su visión de cancha y su talento puede definir un partido cerrado, como ocurrió ayer con el pase a Galletti en la jugada del gol. También es determinante por su pegada en la pelota parada. Pero una tendencia peligrosa es que el equipo se torne dependiente suyo, sobre todo si no tiene una gran noche como la de ayer. Para colmo, Lucho González no pudo convertirse en el socio que el ex Boca necesitaba, una circunstancia que el equipo sintió y mucho. Además, para una conclusión más determinante habría que esperar que el volante del Villarreal pueda compartir la cancha con Pablo Aimar, la sociedad que Pekerman pretende para su equipo ideal.

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