ECONOMíA › EL SALVATAJE AUTOMOTOR ESTADOUNIDENSE, CON MáS DUDAS QUE CONFIANZA

Entre hundidos, averiados y tocados

El escepticismo se adueñó de los mercados estadounidenses, pese al enorme esfuerzo fiscal por arrimarle una ayuda a la industria automotriz y las millonarias sumas que se inyectan periódicamente en el sistema bancario.

El deterioro de la actividad estadounidense tiñó ayer de escepticismo a Wall Street. A pesar de que el Capitolio y la Casa Blanca avanzaron sobre un plan de rescate para la industria automotriz, los pronósticos descartan que el salvataje vaya a impedir la quiebra de General Motors. Tampoco logró revertir el malhumor de los inversores que la Reserva Federal haya anunciado que inyectará 300.000 millones de dólares al sistema bancario ni que Banco Central Europeo licite 352.804 millones de euros en préstamos a 7 y 42 días. Los principales índices neoyorquinos anularon las ganancias con las que comenzó la semana y el industrial Dow Jones cerró con una caída de 2,7 por ciento. En tanto, la fuga hacia activos denominados más seguros volvió a provocar un descenso en el rendimiento de los bonos del Tesoro. El retorno de los papeles con vencimientos a tres meses del gobierno norteamericano pasó a terreno negativo por primera vez en su historia.

Desde la apertura bursátil las malas noticias acerca de la salud de la economía estadounidense y mundial se impusieron sobre los anuncios de magasalvatajes. El Congreso y la Casa Blanca coincidieron en que se hallan “muy cerca” de un acuerdo definitivo para el rescate por 15.000 millones de dólares para General Motors, Ford y Chrysler. La portavoz de la administración Bush, Dana Perino, reiteró que la postura oficial es que “no habrá financiación a largo plazo si (las empresas) no pueden demostrar su viabilidad a largo plazo”. Sin embargo, analistas de Bank of America diagnosticaron que el plan sólo “pospondrá” la quiebra de General Motors.

El hundimiento de la actividad es insalvable. Los ejecutivos encargados de los departamentos de compras y proveedores prevén que la caída del sector manufacturero en Estados Unidos continuará durante el año próximo. Para 2009 se prevé una reducción de las ganancias de 1,1 por ciento, un retroceso de 6,7 por ciento en inversión y de 2,7 por ciento en el empleo.

La respuesta del mercado fue una pérdida de 2,7 por ciento del Dow Jones y de 1,6 en el índice tecnológico Nasdaq. A la toma de ganancias se sumó además la búsqueda de oportunidades de mayor calidad. El rendimiento del bono del Tesoro estadounidense a tres meses de plazo se ubicó en terreno negativo por primera vez en su historia. El retorno tocó una tasa negativa de 0,05 por ciento.

Del otro lado del océano el optimismo vino de la mano oficial. El Banco Central Europeo llevó a cabo dos operaciones de refinanciación, por 217.855 millones a siete días, y otro por 134.948 millones con vencimiento a 42 días. No obstante, el titular de la entidad, Jean-Claude Trichet, advirtió que la institución no reducirá nuevamente las tasas de interés en enero, a la espera de que los bancos trasladen a sus clientes los últimos recortes.En el Viejo Continente las Bolsas cerraron todas en positivos. El índice de Londres ganó un 1,9 por ciento; París, 1,6 por ciento; Frankfurt, 1,4 por ciento; Madrid, 0,3 por ciento.

Por su parte, las economías asiáticas ya acusan desaceleración y hasta recesión. En China, las exportaciones cayeron por primera vez en siete años. En Japón, las cifras revisadas de crecimiento revelaron que la actividad nipona se encuentra más hundida en la recesión de lo que se creía hasta ahora. Esto último se disparó con el anuncio de Sony que admite que reducirá 16.000 puestos de trabajo.

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Jornada negativa en Wall Street, al ritmo de desalentadores indicadores de la economía real. Sombrío pronóstico para General Motors.
Imagen: AFP
 
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