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Pesificación compensada es igual a mayor deuda

La deuda pública en dólares será a fin de año superior en 5500 millones de dólares a la de principios de año. Lejos de haber licuado sus pasivos, los compromisos del Estado con los bancos aumentaron por los múltiples mecanismos instrumentados para compensar la pesificación.

 Por Claudio Scaletta

A pesar de la pesificación, la deuda del sector público medida en dólares podría ser a fines de 2002 superior a la registrada un año antes, pasando de 144.400 millones a 149.940. El dato se vuelve crítico si se considera la relación entre el volumen de deuda y el Producto Interno Bruto, que de un 54 por ciento en diciembre de 2001 pasa a un potencial 141 por ciento. Pero la peor noticia, sin embargo, no son estos volúmenes sino la magnitud de vencimientos de corto plazo: durante 2003 deberían pagarse alrededor de 15.500 millones de dólares. En otras palabras, estas cifras en las que coinciden las principales consultoras de la city indican que, salvo que se alcancen superávit presupuestarios impensables en un contexto recesivo, la deuda es impagable.
Antes del estallido de la convertibilidad, el stock de deuda alcanzaba los 144.400 millones de dólares. De este total el 38,1 por ciento, 55 mil millones, estaban en títulos públicos, el 29,3 por ciento, 42.300 millones, en títulos garantizados y el 22,4 por ciento, 32.300 millones, en créditos de organismos internacionales, principalmente el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial.
A pesar de que el 97 por ciento de la deuda estaba en dólares, sólo el 58 por ciento se regía por la legislación internacional. Esto habilitó al Estado a pesificar el 39 por ciento de la deuda (el 3 por ciento restante fue emitida en pesos). El resultado de esta pesificación a una relación de 1,40 por dólar más ajuste de capital por CER significó, en principio, una reducción del endeudamiento en divisas. De aquí surge el número oficial de deuda total de 114 mil millones de dólares para el primer semestre de 2002. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en muchos países, el efecto de licuación de pasivos públicos no fue significativo. Esto se debió tanto al escaso porcentaje de deuda pesificada como a las obligaciones emergentes del proceso –concretas y “latentes”– así como a la nueva deuda que el sector público debió contraer para compensar al sector financiero.
De esta deuda nueva se destaca en primer término la compensación a los bancos por la pesificación asimétrica que se realizará mediante la emisión de Bonos Optativos del Estado Nacional (Boden). De acuerdo a estimaciones provisorias del Banco Central, el total de estos bonos será de poco más de 11 mil millones de dólares. A esto se sumarán también nuevas emisiones de Boden para el levantamiento del corralón (canje fases 1 y 2), con lo que total de los nuevos títulos llegará a cerca de 21.500 millones.
Por otro lado, el convenio firmado con las provincias a principios de año fijó las condiciones de refinanciación de sus pasivos. Entre ellas se hace cargo a la Nación de una parte significativa de los mismos, entre ellos préstamos bancarios, títulos públicos y la deuda con el Fondo Fiduciario para el Desarrollo provincial. Neto de las contraprestaciones asumidas por las provincias, esto significará un aumento de la deuda pública nacional de cerca de 8800 millones.
Por último existe un ítem aún no definido pero rigurosamente incluido en la carta de intención que se discute con el FMI. Es el que las consultoras denominan “Deuda contingente no instrumentada a bancos”. Esto es, la compensación por lo que los bancos debieron y deberán pagar en dólares por amparos judiciales y el CER perdonado a determinados créditos. Por este rubro los bancos esperan obtener del Estado 5150 millones.
En síntesis, a la “deuda vieja” oficial de 100.590 millones de dólares se suma “deuda nueva” por 49.350 millones (que además de los ítem reseñados incluye préstamos garantizados, netos de canje, por 13.900 millones). En conjunto, representan 149.940 millones.
En cuanto a la estructura temporal de estas obligaciones, se destaca que en 2003 se deberá hacer frente a 15.518 millones de dólares, de los que 10.984 millones corresponderán a deudas con organismos internacionales. Frente a la ausencia de nuevo endeudamiento, afrontar estos pasivosexigiría un superávit fiscal primario del 3,7 por ciento del PIB en 2003 y del 4,6 en 2005.

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