ECONOMíA › CAíDA EN INDICADORES DE POBREZA E INDIGENCIA. DUDAS SOBRE EL CáLCULO DEL VALOR DE LAS CANASTAS

La pobreza del índice de pobreza

La supuesta mejora en el principal indicador social quedó empañada por las sospechas respecto del cálculo de los costos de la canasta para el año 2008. Según el Indec, sólo el Noreste y Santiago del Estero mantienen altas tasas.

 Por Tomás Lukin

El Indec difundió ayer las cifras de pobreza e indigencia correspondientes al segundo semestre de 2008. El organismo estadístico da cuenta de un importante retroceso en ambos indicadores, pero el cuestionamiento sigue siendo el mismo. La canasta de alimentos que se utiliza para elaborar la información se valoriza con datos provenientes del cuestionado Indice de Precios al Consumidor. Así, si el IPC subvalúa la inflación, entonces subestima la pobreza e indigencia. El semestre pasado, las canastas alimentarias promedio aumentaron menos del 3 por ciento. Según los datos oficiales, la pobreza fue 15,3 por ciento de la población y la indigencia, el 4,4 por ciento.

La comparación interanual de la información es complicada ya que el Indec no publicó datos para el segundo semestre de 2007 sino que tomó los resultados del período que va de octubre de 2007 a marzo de 2008. Estos datos no son comparables con el resto de la serie. En ese “semestre artificial”, la pobreza había alcanzado al 20,6 por ciento de la población y la indigencia, al 5,9 por ciento. En ese momento no se llevó adelante el trabajo de campo en algunos de los aglomerados más populosos del país (Gran Buenos Aires, Mar del Plata-Batán, Gran La Plata) por un paro de un sector de los trabajadores del organismo y el desmantelamiento del equipo técnico que estaba encargado de la cuestionada Encuesta Permanente de Hogares.

Luego de seis años de elevado crecimiento y recuperación en el nivel de empleo, los niveles de pobreza e indigencia se mantienen elevados en términos históricos. Los datos actuales se ubican un punto porcentual por debajo de los mejores registros de la década del noventa, cuando la convertibilidad comenzaba a catapultar el desempleo y la exclusión social. Las autoridades reconocen la persistencia del conflicto distributivo: “Son números que avergüenzan y es necesario seguir trabajando”, admitió Cristina Fernández de Kirchner. Durante el segundo semestre del año pasado, 3.754.000 millones de personas se ubicaron por debajo de la línea de la pobreza, de los cuales 1.088.000 se encontraban además en situación de indigencia.

Aun con la desaceleración de la inflación registrada en el último trimestre del año pasado, la mayoría de los especialistas sostiene que los datos del IPC están subvaluados y así se distorsiona el cálculo de pobres e indigentes que hay en el país. El incremento promedio de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) en el segundo semestre del año pasado contra el mismo período de 2007 no superó el uno por ciento. Por su parte, la Canasta Básica Total (CBT) promedio registró un incremento del 2,5 por ciento. La CBA se utiliza para estimar la cantidad de indigentes y la CBT para determinar la línea de pobreza.

La diferencia en los niveles de pobreza e indigencia entre los datos provenientes de los hogares y las personas se debe a la forma de cálculo. La incidencia de la pobreza es mayor sobre las personas porque el dato global se estima por hogar, y cuando uno está por debajo de la línea de la pobreza todos sus miembros lo están. Esta situación refleja que las familias pobres son más numerosas. En el total de los aglomerados relevados la pobreza fue del 10,1 por ciento en los hogares y del 15,3 por ciento en términos de población. Por su parte, la indigencia fue del 3,3 y 4,4 por ciento respectivamente.

Pese a las mejoras registradas por los indicadores, el mapa de la pobreza e indigencia en el país conserva la misma distribución geográfica. De los 31 aglomerados relevados por la EPH, los mayores niveles de pobreza en el segundo semestre de 2008 se dieron en el Noreste, con el 28,7 por ciento, y en el Noroeste, con 21. Las regiones más afectadas son la de Posadas, Gran Resistencia y Santiago del Estero-La Banda, donde los niveles de pobreza ascienden hasta el 32,5, 30,2 y 26 por ciento respectivamente. La Patagonia, una de las zonas menos pobladas, muestra los menores registros del país, 7,8 por ciento de pobreza, mientras que en Río Gallegos la población pobre es el 2,2 por ciento.

En el Gran Buenos Aires, la pobreza llegó al 14,9 por ciento, y en la ciudad de Buenos Aires fue el 5,3 por ciento. La pobreza en la región de Cuyo alcanzó al 11,8 por ciento de la población. El informe del Indec destaca la fuerte caída experimentada desde septiembre de 2003 en la incidencia de la pobreza e indigencia. Para la tasa de pobreza la caída es de 38,7 puntos porcentuales y, en la de indigencia, alcanza los 23,3 puntos.

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Un pobre a la vista. Según el Indec, la pobreza bajó cinco puntos en el último año.
 
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