ECONOMíA › WHIRLPOOL LEVANTO SU PLANTA EN SAN LUIS ADUCIENDO SUBA DE COSTOS

Para algunos, no hay dólar que alcance

 Por Raúl Dellatorre

La decisión de la empresa de electrodomésticos Whirlpool de cerrar su planta en San Luis estaría estrechamente relacionada con problemas de costos y abastecimiento de insumos, según surge de declaraciones de las propias autoridades de la firma y de apreciaciones de algunos especialistas en temas industriales. A principios de esta semana, el presidente local de la compañía informó al ministro de Economía provincial la decisión de discontinuar las actividades fabriles en el país para concentrar su tarea en las instalaciones de Joinville, Santa Catarina, en Brasil. La empresa abandona, además, un programa de promoción industrial cuyos beneficios se extendían hasta 2011, pero del cual ya utilizó más de la mitad.
En el mismo momento en que muchas empresas industriales buscan aprovechar las ventajas de un tipo de cambio alto para recuperar el mercado interno o encontrar oportunidades en la exportación, la empresa que llegó a controlar el 20 por ciento de las ventas locales de línea blanca anuncia su retiro del país, el que pasará a atender con sus ventas desde Brasil. Según lo señalado por algunos analistas industriales consultados por Página/12, los problemas de abastecimiento de insumos desde Brasil –país del cual dependía la planta local– y el encarecimiento de los insumos locales –prácticamente a la par del salto en la paridad cambiaria– desalentaron la continuidad de la fabricación de cocinas, heladeras y lavarropas en el país.
“El incremento de precio de los insumos siderúrgicos, particularmente la chapa, eliminó en los hechos toda ventaja comparativa derivada de la devaluación para la producción nacional”, puntualizó uno de los expertos a los que recurrió este diario. La producción de este tipo de insumos está monopolizado en el país por un solo grupo (Techint). Además, los diversos conflictos comerciales con Brasil, además de reiteradas denuncias de dumping (ventas por debajo del costo) provocaron la imposición de diversos regímenes especiales que terminaron desvirtuando el comercio regional libre de gravámenes. A dichos elementos se sumó la falta de perspectivas de una recuperación inmediata en el mercado local, tanto en la compra de bienes de consumo durable (electrodomésticos) como en la construcción de viviendas, a la cual acompaña la venta de cocinas.
Joao Carlos Costa Bregas, presidente de Whirlpool Argentina, le informó al ministro puntano Claudio Poggi que la empresa abandonaría el país, esgrimiendo como razones la caída del volumen comercializado de electrodomésticos, el incremento en los costos de los insumos luego de terminada la convertibilidad y la licuación de los beneficios fiscales.
Poggi informó que se le giró a Whirlpool una carta documento intimándola a reiniciar sus actividades, y advirtió al mismo tiempo que la empresa “utilizó beneficios del régimen de promoción industrial, por lo que el cierre, cualquiera sea la causal, le genera la obligación de la restitución de los impuestos nacionales usados”. El costo fiscal del proyecto en marcha asciende, según estimó el funcionario, a 22 millones de pesos.
El proyecto “estaba en el sexto año de ejecución y ya había usado doce millones”, apuntó el ministro. El cierre de la planta, a su criterio, “es consecuencia del plan devaluatorio, ya que el beneficio impositivo prácticamente se le agotó, porque se licuó como el salario de la gente”. De forma indirecta, el funcionario alineado con Adolfo Rodríguez Saá responsabilizó a la política cambiaria seguida por el gobierno de Eduardo Duhalde del alejamiento de la empresa.

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