ECONOMíA

Lapa vuela sin piloto, con riesgo de enfrentar un aterrizaje forzoso

En una jornada de negociaciones cruzadas de gremios, Gobierno y representantes de la compañía, se definió el traslado de pasajeros a otras líneas, al tiempo que se definía la suerte de Lapa.

 Por Cledis Candelaresi

Hasta última hora de ayer, Lapa parecía encaminarse hacia su debacle difinitiva: desde hoy no puede volar ni vender pasajes y los viajeros con tickets emitidos por ella serán derivados a otras aerolíneas. Al cierre de esta edición, funcionarios del Ministerio de la Producción y de Trabajo buscaban junto a directivos de la agonizante empresa y los gremios una fórmula que permitiera postergar la caída aunque sea hasta después de las elecciones. Pero hacia la noche ese atajo no aparecía y la incógnita era quién haría públicamente un eventual anuncio catastrófico.
A media tarde de ayer se terminó el oxígeno provisto por el Gobierno el jueves santo, cuando a través de un acta-acuerdo se comprometió a pagar a Repsol el combustible necesario para reprogramar los vuelos que habían quedado suspendidos el miércoles a la tarde, luego de que la petrolera se negara a proveerle combustible sin el habitual pago previo –exigencia común a una concursada–. Ese auxilio estatal fue sólo una salida de emergencia para descomprimir la situación generada por cientos de pasajeros varados en el Aeroparque, en vísperas de un feriado largo.
Pero desde entonces ningún responsable de la concursada aerolínea -acéfala desde que ese mismo jueves renunció su presidente y dueño del 35 por ciento de las acciones, Mario Folchi– hizo un gesto que demostrara voluntad de salvar la compañía, quizá con alguna capitalización. Por el contrario, sus gerenciadores siguen esperando el rescate oficial, empezando por el subsidio a la aeronafta que ya habían negociado con Producción hace más de un mes pero al que se negó rotundamente Economía.
La idea que Aníbal Fernández llegó a plasmar en un decreto consiste en que el Estado subsidie aproximadamente la mitad del precio del JP1 con parte de lo que ingresa por retenciones a las exportaciones petroleras o con una porción del canon que volvería a tributar Aeropuertos Argentina 2000 gracias a su contrato renegociado.
Fernández ayer admitió públicamente que el Gobierno estudia la manera de subsidiar el combustible aéreo. Pero la fórmula nunca convenció a Roberto Lavagna, quien ayer insistía en que, para comprometer un subsidio, es necesario que la empresa garantizara continuidad en la operación quizá con un aporte de plata fresca. Sin esto, a juicio de Economía, no podría haber lo otro.
Según una versión no confirmada ni desmentida oficialmente, uno de los representantes de la aerolínea ayer habría ido a la reunión con el Gobierno para anunciarle su intención de pedir la quiebra de la firma. Ante esa eventualidad, la pregunta del millón es quién pondría los fondos para que siga operando Lapa, que en un 45 por ciento pertenece al boliviano Humberto Rocca, recurrentemente enfermo y ausente.
Fernández y Daniel Scioli y Lavagna comenzaron a palpar la debacle y el consiguiente daño político en víspera electoral. El titular de Producción delegó por la tarde la negociación en funcionarios de la Secretaría de Transporte. Más incómodo aún, el secretario de Turismo sugirió que el problema Lapa es una “operación política montada en su contra”. Y el de Economía apuntó hacia la petrolera: “A nadie se le escapa que Respol YPF le negó 550 mil dólares en combustible justo en Semana Santa...el Gobierno no va a aceptar este tipo de presiones”, sentenció el hombre de Economía.

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Trabajadores en vigilia frente al Ministerio de la Producción, donde se realizaron las negociaciones.
 
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