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Los organismos internacionales son verdaderos privilegiados. A diferencia de los demás acreedores, a los que el Estado dejó de pagar tras la declaración de default de hace un año y medio, las entidades con base en Washington vienen cobrando con puntualidad, aun cuando ellas incumplieron con el pacto de reembolsar en tiempo y forma los dólares que salen desde la Argentina a sus arcas. En lo que va del año, los pagos netos a los organismos suman 1.800 millones de dólares.
Estos pagos se llevaron la mayor parte de las divisas compradas por el Banco Central a los exportadores. Desde enero, la autoridad monetaria emitió 6.812 millones de pesos para adquirir billetes verdes. Fueron unos 2.230 millones de dólares. Es decir, los organismos absorbieron el 80 por ciento del superávit comercial que había quedado en el Central. El Banco Mundial es el principal beneficiado: desde enero recibió 1.500 millones de dólares.
Las reservas contabilizadas en los libros del BCRA son fiel testigo de esta situación. A pesar de las fuertes compras de divisas en el mercado, el Banco Central acumula 10.998 millones de dólares, apenas 520 millones más de lo que tenía a comienzos de año.
En Economía culpan de esa situación a los organismos. Los funcionarios aseguran que Washington incumple con el acuerdo sellado de reembolsar los pagos que se hacen con las reservas. Pero lo que quedó demostrado hasta ahora es que las devoluciones no son automáticas. Incluso, la obligación del Banco Mundial con la Argentina no impidió que el organismo otorgara un crédito por 500 millones de dólares a 15 años para financiar el Plan Jefas y Jefes y el rescate de los bonos provinciales.
A pesar de contar con un acuerdo, por ahora el 2003 se está convirtiendo en el segundo año consecutivo de pagos netos a los organismos. Después de recibir 17.100 millones de dólares a lo largo de nueve años –con el pico de 9.500 millones en 2001–, la Argentina canceló 4.200 millones de dólares el año pasado, a los que se suman los 1.800 millones en el período enero-mayo de este año.
Para evitar una mayor sangría, el gobierno de Néstor Kirchner tiene 90 días para llegar a otro acuerdo con el Fondo Monetario. A fines de agosto caduca el actual pacto, y se vienen vencimientos muy fuertes. En total, habría que pagar 5.168 millones de dólares en apenas cuatro meses, aunque la fecha de setiembre es la más importante: 3.208 millones (2.987 millones al FMI y 221 millones entre el BID y el Banco Mundial). Estos vencimientos son de cumplimiento obligatorio, ya que vienen de refinanciaciones anteriores y no pueden postergarse más.
En el equipo económico ya advierten que la nueva negociación será tan difícil como la del año pasado, y que por su extensión obligó a Lavagna a incumplir pagos con los organismos. El FMI ya se quejó por la renovada suspensión de los remates judiciales, y le puso trabas a la aprobación de los números del primer trimestre. El objetivo del ministro es diferir los pagos que se acumulan, sin reclamar fondos frescos.
De cara a la nueva gestión, Economía preparó un menú de medidas que van desde la baja del IVA para la canasta básica de alimentos hasta cambios profundos en el sistema de AFJP. Cerca del ministro aseguran que el objetivo central será mejorar la distribución del ingreso. En los próximos 90 días quedará claro si estas iniciativas se empiezan a llevar a cabo o si, por el contrario, empalidecen a medida que se acrecienta la presión de Washington para asegurar los pagos a los acreedores.