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Alfombrar el acceso al crédito con un indexador no consigue adeptos

Nadie se atreve a defender en público la idea de indexar todas las variables como mecanismo para lograr que los bancos presten. Los riestgos son mayores que los eventuales beneficios. Sin embargo, la propuesta ya se debate en determinados círculos oficiales.

 Por Claudio Zlotnik

La iniciativa oficial de indexar la economía, con el proclamado objetivo de regenerar el crédito bancario, ya generó una fuerte resistencia por parte de economistas de distintos sectores. En especial por el riesgo inflacionario que lleva implícito el proyecto, un proceso que remite a lo ocurrido entre las décadas del ‘70 y el ‘80.
El hecho de que en despachos oficiales exista la intención de crear un indexador de la economía fue gatillado por la ausencia de crédito. Algunos funcionarios sostienen que si los banqueros tuvieran mayor certidumbre sobre el valor futuro de sus activos –el hecho de que los préstamos ajusten según la inflación jugaría a favor de ese escenario– aumentarían las chances de que se otorguen créditos de largo plazo.
La mirada de los funcionarios se depositó sobre Chile, donde los préstamos de largo alcance se ajustan por el denominado UF (Unidad de Fomento), un índice similar al CER, que se actualiza por la inflación.
Antes de lanzarse oficialmente, la iniciativa ya tuvo rechazos por parte de expertos consultados por Página/12. Oscar Cuatromo, director del Banco de la Provincia de Buenos Aires, fue uno de los críticos del sistema indexatorio. “Es peligroso porque le pone piso a la inflación, la potencia. Aun cuando se descarte el escenario inflacionario de los años ‘80, la indexación es nociva. No importa que sea del uno por ciento mensual. Aunque parezca limitado, ese costo de vida implica un 14 por ciento anual. Sería demasiado”, señaló Cuatromo. Para las autoridades, la forma de mantener a raya a la inflación sería a través de una cuidadosa política monetaria.
Claudio Lozano, economista de la CTA, también ofreció una posición crítica en su diálogo con este diario. Dijo que la falta de crédito se debe a que los ingresos de los trabajadores no permiten un mayor dinamismo de los créditos. “Además, la creación de un indicador en este momento dejaría congelada la actual relación de precios de la economía, con un salario notablemente rezagado y una injusta distribución de los ingresos. Esta es una discusión que se encuentra abierta”, se explayó Lozano.
Pero la urgencia de algunos funcionarios es otra. Se sabe que tanto en Economía como en el Banco Central están obsesionados por la falta de crédito. Creen que es la variable que consolidaría el proceso de revitalización de la economía. En el Central están seguros de que ya hicieron todos los deberes para abaratar el costo del dinero. La baja de los encajes (fondos que los bancos deben inmovilizar en relación a sus depósitos) y la flexibilización en la calificación de los deudores son algunos de los ejemplos con los cuales la autoridad monetaria trabajó para bajar las tasas de interés. Pero el crédito no aparece, y es por ese motivo que los funcionarios piensan en reformas de “segunda generación”.
Ricardo Fuente, experto de la consultora Ecolatina, fue tajante: “No estoy de acuerdo con indexar la economía porque la Argentina tiene una historia inflacionaria. Es cierto que el indexador le daría más certidumbre a los banqueros, pero no necesariamente a los eventuales deudores. La clave es tener una economía sana y confiable”, destacó. Aunque Fuente no descartó que la indexación podría funcionar como buen referente únicamente para los créditos de largo plazo.
Esa postura fue compartida por Cuatromo, para quien el problema de la falta de financiamiento “no tiene un arreglo óptimo”. “Sería ilusorio recrear los créditos hipotecarios sin que intermedie un indexador”, añadió el director del Provincia. No obstante, desaconsejó tomar una medida así en el corto plazo. “Antes habría que crear instrumentos financieros adecuados para evitar efectos indeseados”, apuntó. Y remató: “Mi consejo es que se espere dos años, hasta que estemos seguros de la normalización económica”.
Por último, Página/12 consultó a Miguel Peirano, economista de la Unión Industrial. Contra lo previsto por el Gobierno, estimó que un mecanismoindexatorio no abarataría el crédito bancario para las empresas. Los costos dependen de otras variables, como el costo de fondeo de las entidades financieras o las perspectivas en la macroeconomía. “No tengo miedo a que dispare los precios. Pero tiene un riesgo importante: en caso de inflación potencia el fenómeno, causando graves consecuencias sobre la economía”, concluyó.

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