ECONOMíA › EL GOBIERNO RECHAZA LA DEMANDA DE MAYOR AJUSTE

No me pidan más superávit

En charla con empresarios locales, Kirchner les fijó el límite a las pautas que negocia con el Fondo: un superávit fiscal no mayor al 3 por ciento. Más allá de esa barrera, dijo, “se pone en riesgo la economía”.

 Por David Cufré

“Me quieren hacer aparecer como un caprichoso. Yo no soy ningún caprichoso, pero tengo convicciones claras de lo que hay que hacer. No es un capricho que no podamos excedernos de un superávit fiscal de 3 por ciento”, enfatizó Néstor Kirchner ayer a la mañana, durante su primera reunión con empresarios en Casa Rosada. La charla continuó un buen trecho en torno de la relación con el FMI. El Presidente agregó: “Cada punto de superávit fiscal son 4 mil millones de pesos que le sacamos a la asistencia social y al desarrollo. Si yo acepto mayor superávit estoy relegando cuestiones que no se pueden dilatar más. Un superávit fiscal superior al 3 por ciento pone en riesgo la economía”. La definición es trascendente porque confirma la postura del Gobierno en medio de una negociación complicada con el FMI, que reclama más ajuste.
El Gobierno, por cierto, está dispuesto a elevar el superávit a 3 puntos del PIB, contra otro de 2,5 puntos acordado para este año. La diferencia es de 3400 millones de pesos. La magnitud del ajuste se advierte mejor si se compara con la década del 90, cuando el superávit primario promedio fue del 0,5 por ciento. Kirchner considera que es suficiente con multiplicar el esfuerzo fiscal por seis respecto de la década pasada y aseguró que no está dispuesto a ir más allá. La misión del FMI que anteayer regresó a Washington a informar sobre el estado de las negociaciones planteó que la meta fiscal debe ser de 4 puntos del PIB. De ese modo, habría más fondos para volver a pagarles a los acreedores.
No fue casual que Kirchner se explayara en sus consideraciones sobre el Fondo en una reunión con empresarios que buscan reconstruir “el tejido productivo nacional”. Se trata de una nueva entidad, conformada por cámaras empresarias de distintos sectores, pero con la característica común de representar sólo al capital nacional. La Coordinadora Interempresarial Argentina (Coinar), tal el nombre elegido, se llevó el plus de ser la primera recibida por el Presidente en su despacho de la Casa Rosada.
Coinar reúne a la mayoría de los sectores que sufrieron la apertura comercial y las políticas de desregulación de la década menemista. Del campo industrial participan las cámaras del calzado, la indumentaria, el juguete, gráficos, metalúrgicos, ópticos y la Unión Industrial de Catamarca. El sector rural está representado por la Federación Agraria, entidad que agrupa a pequeños y medianos productores. Y del ámbito de las finanzas está la Asociación de Bancos Públicos y Privados (Abappra). También figuran Apyme y la Confederación del Transporte Automotor de Cargas.
Hace ocho días, Coinar fue recibida por el ministro de Planificación, Julio De Vido. Le entregaron un documento y le solicitaron una audiencia con Kirchner. La velocidad con que respondió el Presidente fue todo un gesto político, por varios motivos. El primero y más evidente es que reservó a este sector, marginado la década pasada, el privilegio de ser el primero en atender en su despacho. Una de las actitudes que ayudaron a Kirchner a delinear su imagen en este tramo de gestión fue esquivar los contactos con empresarios, especialmente los del establishment. Sin embargo, hoy recibirá a la Asociación de Empresarios Argentinos, que agrupa justamente a los popes de las compañías más poderosas. Kirchner evitó que fueran ellos los primeros en desfilar por la Casa de Gobierno, para no aparecer como si hubiera cedido.
Una tercera interpretación que escuchó Página/12 de funcionarios cercanos al Presidente fue la siguiente: Daniel Scioli había pautado para ayer un encuentro con la Confederación General Económica (CGE), dominada por dirigentes ligados al menemismo. De hecho, la reunión se hizo en el Senado, así como la semana pasada acudieron los comerciantes de Came, presidida por Osvaldo Cornide, también identificado con el menemismo. Al reunirse con Coinar, Kirchner le habría enviado otro mensaje a su segundo. El documento que define las líneas fundacionales de Coinar resalta su convicción en recrear el mercado interno y mejorar la redistribución del ingreso. “La reconstrucción de la producción nacional es el único camino posible para terminar con la exclusión social”, puntualizó, en diálogo con este diario, el presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos, Manfredo Arheit. “La desregulación y la apertura hicieron mucho daño. Para revertirlo y permitir el resurgimiento de un empresariado nacional hace falta políticas activas”, agregó Carlos Heller, directivo del Credicoop y titular de Abappra. Una de las sugerencias del documento es que las tarifas de servicios públicos se regulen “de acuerdo con índices de rentabilidad”. Es decir, establecer un tope a las ganancias de las privatizadas.
En cuanto a las tarifas, Kirchner les dijo a los empresarios que los contratos serán renegociados “integralmente” y que habrá, no dijo cuándo, “aumentos segmentados” de acuerdo con la capacidad económica de los distintos usuarios. “Le dijimos al Presidente que compartimos los ejes fundamentales de su gestión, pero que también lo criticaremos cuando no estemos de acuerdo”, remarcó a este diario Eduardo Buzzi, de la Federación Agraria.

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