ECONOMíA › ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ENERGETICO

Inversiones en caída, y dólares que nunca entran

Con crisis del mercado local, la exportación alcanzó sus picos. Pero las petroleras gozan del privilegio de disponer libremente de sus divisas.

 Por Julio Nudler

Según estimaciones conservadoras, la Argentina debe invertir en los próximos años unos 10 mil millones de dólares en petróleo y gas sólo para que no sigan disminuyendo sus reservas y la explotación mantenga un ritmo adecuado al crecimiento previsto de la economía. De esta premisa parte Héctor Valle, presidente de FIDE, en un análisis crítico del régimen especial que permite a las petroleras obviar el ingreso al país del 70 por ciento de las divisas que genera la exportación energética. Solamente en los últimos 20 meses –señala– las compañías no habrían traído 5700 millones, coincidiendo con una sensible merma en sus inversiones, que se prolonga desde el año 2000. Valle considera necesario garantizar que la totalidad de los dólares no ingresados y que se originen en la exportación de combustibles se destinen a ese programa mínimo de inversiones para el sector, además de otras estrategias más ambiciosas. “El uso preferencial de esos dólares –añade– debe ser la importación de equipos y tecnología sin oferta interna.” A continuación los puntos salientes del planteo del ex titular del INdEC.
- El área energética debe ser una prioridad en las inversiones para evitar cuellos de botella ante la reactivación y para maximizar su aporte a las exportaciones totales.
- Entre 1990 y 1998, el Producto Interno Bruto generado por la producción de electricidad, petróleo y gas creció a una tasa promedio de 7,6 por ciento anual, que cayó al 3,1 por ciento entre 1999 y 2002.
- Las actividades de la cadena petrolera, más el gas, representan un 62 por ciento del valor agregado bruto del sector energético. Queda claro que petróleo y gas continúan siendo actividades prioritarias en cualquier programa de inversión para la Argentina.
- Por un decreto de 1989, que estableció las reglas de juego para la privatización de áreas secundarias y centrales, se otorgó a las empresas petroleras la facultad de liquidar con bancos locales sólo el 30 por ciento del valor de sus exportaciones, pudiendo por tanto no ingresar al país el 70 por ciento de las divisas. Esa prerrogativa quedó en entredicho desde fines de 2001, pero fue ratificada por otro decreto a fines de 2002.
- Las petroleras siempre adujeron que el pago de las deudas contraídas en el exterior insumía la mitad de sus ingresos por exportaciones, destinando el resto a realizar nuevas inversiones. Pero esto supondría haber invertido algo más de 2500 millones anuales a partir de 2000, lo cual no parece haber sido el caso.
- Luego de la crisis de la convertibilidad, las petroleras alegaron que todo el proceso de refinanciación de sus pasivos podía peligrar si no disponían de los dólares. Finalmente, obtuvieron la confirmación de su régimen especial, a cambio de establecer una tregua de precios por 90 días. También lograron que se archivara el proyecto que convertía en ad valorem el impuesto de suma fija que grava los combustibles y que se olvidara la intención de elevar las retenciones si el barril superaba los 30 dólares.
- Existen distintas estimaciones sobre el nivel de las inversiones efectuadas de 1989 en adelante en extracción de petróleo y gas, servicios petroleros, refinación de crudo y transporte por óleo- y gasoductos. En general conducen a resultados que oscilan entre 2800 y 3500 millones de dólares anuales. Obviamente no corresponde incluir como inversión genuina la compra de activos ya existentes (áreas, refinerías, ductos, etc.), en los que se volcaron unos 25 mil millones de dólares, sino exclusivamente la destinada a mantener y expandir las capacidades de producción, refinación y transporte.
- En 2002 la inversión total en el rubro petrolero habría sumado sólo 1300 millones de dólares. En el trienio que corre desde 2000 la cifrarondaría los 4000 millones. Pero la agudización de la crisis en la Argentina y la situación internacional determinaron que estos años fuesen precisamente los de mayores exportaciones. Cuando más dólares generaron, menos invirtieron las petroleras. De hecho, el propio sector empresario estima que la producción de crudo cayó 11 por ciento en 2002, y que viene retrocediendo otro 2 por ciento en 2003. Las reservas de petróleo y gas siguen también una curva descendente.
- Vale decir que cuando menos se invirtió en el sector, mayor fue la cantidad de dólares retenidos afuera por los exportadores con el argumento de que eran necesarios para financiar inversiones y saldar deudas. El período coincidió en el país con una intensa fuga de divisas.
- La actividad petrolera atraviesa un bajón en su proceso inversor, que ya lleva varios años y no muestra señales de revertirse. Los empresarios culpan de ello a la insuficiencia de incentivos especiales a la exploración de hidrocarburos, reclamando una reformulación de la estructura impositiva y el descongelamiento en el precio del gas en boca de pozo. Sin embargo, ya a fines de los ‘90, con los estímulos funcionando a pleno, la inversión comenzó a declinar y se estancaron las reservas.
- Aunque los precios del petróleo sufrieron una ligera baja en los últimos meses, siguen siendo lo suficientemente altos como para estimular la realización de inversiones y compensar el impacto de las retenciones. Sólo cabe la salvedad del gas, con sus precios congelados a la mitad o un tercio del valor de equilibrio que reclaman las empresas.
- Los dólares de libre disponibilidad que las petroleras pudieron retener sin nacionalizar desde 1989 sumarían 26 mil millones.

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