ECONOMíA › PRAT-GAY RECONOCIó UN AUMENTO DESMEDIDO DE PRECIOS EN ALGUNOS BIENES

¿No era culpa de la emisión?

El ministro de Hacienda y Finanzas dejó de lado la explicación monetarista de la inflación y aseguró que hay comportamientos empresarios especulativos que generan subas injustificadas. Anticipó un relanzamiento de Defensa de la Competencia.

 Por Federico Kucher

El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, reconoció ayer el incremento desmedido de precios de algunos productos de la canasta básica. Mencionó que el fin de semana fue al supermercado y salió “sorprendido” por el precio de la carne. Encontró a 140 pesos el kilo de asado que, según el funcionario, es un valor desproporcionado si se tiene en cuenta el importe al cual se lo consigue en el mercado mayorista. ¿Cuál es la sorpresa luego de que en unas pocas semanas de gestión se hizo un ajuste cambiario de más del 40 por ciento, se quitaron las retenciones para la exportación de productos agropecuarios y se pisaron los programas de precios de referencia? La conclusión del ministro fue advertir a los comerciantes que el Gobierno podría tomar nuevas medidas para estimular la competencia con el objetivo de hacer descender los precios de la venta minorista. El alerta de Prat-Gay resulta contradictorio, puesto que en los últimos años repitió una y mil veces que la inflación era un fenómeno exclusivamente monetario provocado por el exceso de emisión para financiar el gasto estatal.

La estrategia del equipo económico para disciplinar los precios internos, en donde se observaron aumentos notables en los alimentos y, en particular, en la carne, avanza en la puesta en marcha de un programa ortodoxo con consecuencias recesivas. La apertura comercial, que pone en apuros a la industria local con limitada capacidad para competir contra precios predatorios del mundo; el intento de poner un techo a las negociaciones paritarias (modelo de recuperación salarial que podría ser reemplazado por un esquema de aumento por sumas fijas); los despidos en el sector público y el aval al sector privado para que reduzca las plantillas de personal son algunas de las medidas con las que el nuevo gobierno pretende desacelerar la inflación. Los precios, al igual que ocurrió en los noventa, puede que dejen de subir, pero no por una “macroeconomía ordenada”, sino como resultado de la contracción de la actividad y consumo, con aumento del desempleo y pérdida de capacidad de compra de la población.

“Estuve el sábado en el supermercado constatando precios. Los funcionarios también vamos al supermercado. Hemos visto el precio del asado a 140 pesos. Parece excesivo”, dijo el ministro de Hacienda y Finanzas, en una conferencia de prensa que compartió con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en la cual se hizo el anuncio de un acuerdo con una parte de los bonistas no reestructurados (ver aparte). Agregó que hubo cortes de carne que en los últimos días bajaron de precio pero no lo suficiente para reflejar la baja del novillo. “Existen algunas rigideces en la cadena de comercialización. Se pondrá en marcha la Comisión de Defensa de la Competencia porque estamos convencidos de que es un instrumento con el cual vamos a poder ordenar algunos excesos.”

Prat-Gay, que en los últimos años repitió que la inflación local era causada por “las desmesuras macro” del Gobierno, ahora asegura que el sector público tendrá cuidados para evitar la especulación de los empresarios, con el objetivo de que los precios de venta tengan un correlato con los costos del producto. “Como ya dije otras veces, ni los guantes de boxeo, ni la ley de la selva. Compitiendo, todos van a hacer las cosas mejor y se va a beneficiar, sobre todo el consumidor. Los empresarios tienen que acostumbrarse a pensar que la competencia es buena, no solamente para el empresario, sino para todos los ciudadanos”, mencionó el ministro.

La carne, uno de los productos de mayor ponderación en la canasta de consumo básico, es un ejemplo concreto de las distorsiones de precios y la especulación que generó la devaluación y eliminación de las retenciones a la exportación. El último informe de precios minorista de la provincia de San Luis, un indicador autorizado por el Indec para evaluar el proceso inflacionario mientras haya apagón de estadísticas oficiales, computó que el precio de la carne subió 22,9 por ciento en diciembre y marcó un alza del 6 por ciento en noviembre. El producto fue el que más subió entre los diferentes rubros de alimentos.

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“Hemos visto el precio del asado a 140 pesos. Parece excesivo”, señaló Prat-Gay.
Imagen: Rafael Yohai
 
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