ECONOMíA › HORST KöHLER CONVOCO A ROBERTO LAVAGNA A REUNIRSE EN MIAMI

Sonó el teléfono y compró el pasaje

En forma imprevista, el titular del FMI se comunicó con el ministro de Economía para reunirse el lunes próximo en Miami, el día después de culminada la cumbre del G-7 en Boca Ratón. Hasta ahora, Lavagna no acostumbraba a realizar viajes fuera de agenda. ¿Pipa de la paz o guerra?

El ministro Roberto Lavagna viajará sin comitiva a Estados Unidos acudiendo a un llamado del titular del FMI, Horst Köhler, con quien se reunirá este lunes en Miami. La visita se producirá luego de una semana en la que los países del G-7 elevaron al máximo la presión para que la Argentina mejore su oferta a los acreedores privados. Oficialmente, el encuentro será “para definir un marco de contención política” para la segunda revisión de las metas del acuerdo con el organismo.
Así fue confirmado a Página/12 por el vocero del ministro Lavagna, quien reconoció que si bien “el encuentro no estaba previsto”, constituirá una “buena oportunidad” para acercar posiciones en la tensa negociación para la nueva revisión de las metas. El llamado del titular del Fondo se produce apenas una semana después del visto bueno formal de la primera revisión, proceso que puso de manifiesto las divisiones al interior del G-7, los controlantes del FMI. La aprobación se produjo con las abstenciones de Italia, Reino Unido y Japón. Los países ricos están ahora empeñados en conseguir que la Argentina mejore la oferta a los acreedores privados. Postura que se refuerza con la misma intensidad con la que desde el país se dan señales políticas en contrario.
Algunos países del G-7 están convencidos de que el FMI consiguió un mal acuerdo con la Argentina, lo que se refleja en la imposibilidad de hacer objeciones a las metas cuantitativas, estrictamente cumplidas. Lavagna aseguró el miércoles “que todos los puntos de la segunda revisión y los factores objetivos están cumplidos” y por lo tanto “están dadas las condiciones para la aprobación, sin dudas”. Pero ya desde antes de la primera revisión, las discusiones entraron en el terreno más lábil de lo que el vocero de Economía denominó “negociación política”, lo que en concreto significa presionar por objetivos que no son los específicamente incluidos en la Carta de Intención, entre ellos, la revisión del superávit para el 2004 para llevarlo al menos al 4 por ciento del PIB.
El ímpetu puesto ahora por el FMI en defender a los privados, en especial tras la presión que los bonistas ejercen sobre sus propios gobiernos, a la sazón los del G-7, contrasta con lo conseguido en el acuerdo de septiembre de 2003, cuando frente a la reestructuración privada se privilegiaron los pagos sin quita a los organismos. Al parecer, la “buena fe” reclamada por el Fondo no se cuenta entre las virtudes de doble vía.
Si bien desde el Palacio de Hacienda se insistió en que el encuentro Lavagna-Köhler tendrá el único propósito de “darle un marco político a la segunda revisión del acuerdo”, sin más detalles, es probable que el tema central del tête a tête sea encontrar un camino que calme los ánimos de los acreedores. Concretamente, Köhler intentará forzar la definición de una propuesta más rápida y más generosa, un trance difícil frente a lo que parece ser una posición irreductible de la administración de Néstor Kirchner.
Mientras tanto, la relación de la Argentina con el Fondo se parece cada vez más a la historia de Sísifo, condenado eternamente a empujar hasta la cima de una montaña una enorme piedra que inmediatamente volvía a caer. A sólo una semana de aprobada formalmente y a regañadientes la primera revisión, ya se espera para la segunda quincena de febrero la llegada de la misión técnica encargada de monitorear el segundo cumplimiento de metas. La invitación de Köhler a Lavagna es una muestra más de que el monitoreo se apartó definitivamente de las cuestiones estrictamente monetarias y fiscales para concentrarse en la renegociación de la deuda. La próxima revisión y aprobación debería ocurrir a muy pocos días del 9 de marzo, cuando la Argentina tiene un vencimiento de poco más de 3100 millones de dólares con el FMI.
En este contexto un editorial del influyente diario londinense Financial Times sostuvo que la Argentina chantajea al Fondo con un potencial default que, al menos en el corto plazo, sería más negativo para el FMI que para la Argentina. Pero lo concreto es que la Argentina, para pagar, debe asegurarse la segunda revisión, pues sólo ello le garantiza que le será reembolsado el importe correspondiente a capital. Cabe recordar, como publicó ayer este diario, que los giros netos de la Argentina a los organismos en los últimos dos años totalizaron los 7278 millones de dólares, un valor sin precedentes.
Köhler participará el sábado de la reunión del G-7 en Boca Ratón, Florida, que consagrará una parte de sus debates al tema de la deuda argentina. El vocero del organismo, Thomas Dawson, confirmó que “en los últimos días la dirección del FMI y los funcionarios han estado en contacto estrecho con el ministro Lavagna y el secretario Guillermo Nielsen” y “hemos concluido de común acuerdo que sería útil verse el lunes próximo, 9 de febrero, antes de la segunda revisión”, concluyó.

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Roberto Lavagna junto a Horst Köhler cuando el titular del FMI visitó la Argentina.
 
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