ECONOMíA › EL PLAN SECRETO PARA NEGOCIAR LA COPARTICIPACION

La pulseada entre Solá y Kirchner

 Por Maximiliano Montenegro

¿En qué se parecen Córdoba, Santa Fe, Santa Cruz y Buenos Aires? En que las cuatro provincias presentan un abultado déficit en sus cajas de jubilación. ¿En que se distinguen? En que las tres primeras reciben fondos del gobierno nacional para cubrir el bache, mientras que Felipe Solá los viene reclamando con manifiesta impotencia. En la administración Kirchner no piensan soltarle prenda al verborrágico gobernador, hasta tanto éste no se siente, “disciplinado”, a la mesa de negociación de la nueva coparticipación federal de impuestos, uno de los compromisos asumidos ante el Fondo Monetario. El poder de persuasión de las transferencias extraordinarias que se manejan desde la Rosada ya habría surtido efecto en dos gobernadores que hasta hace poco no ocultaban su antipatía con el Presidente: José Manuel De la Sota y Jorge Obeid.
Roberto Lavagna anunció ayer que en los próximos días elevará a Kirchner el “primer borrador” del proyecto de Ley de Responsabilidad Fiscal. La norma es otra de las condiciones que figuran en la carta de intención suscripta con el Fondo. La Ley de Coparticipación determina cuánto de la torta de impuestos nacionales se reparte entre la Nación y las provincias, y a su vez entre éstas. La Ley de Responsabilidad Fiscal, en tanto, debería establecer estrictas metas o parámetros de superávit fiscal a los Estados provinciales, reproduciendo en el interior del país los compromisos que la Nación asumió en los próximos años ante el Fondo y, próximamente, frente a los acreedores privados.
De hecho, la mayoría de las provincias cumplen hoy pautas de superávit, negociadas con el gobierno de Duhalde en el 2002, a cambio de la refinanciación de los préstamos contraídos, antes del default, por los Estados provinciales con los bancos, los cuales fueron asumidos por la Nación. Estas metas, a su vez, son monitoreadas por el FMI, puesto que forman parte del acuerdo global firmado por el gobierno de Kirchner.
“Este es un excelente momento para avanzar con esta iniciativa, teniendo en cuenta el fuerte aumento de la recaudación tanto para la Nación como para las provincias”, afirmó Lavagna. Pero reconoció que, por el momento, no ha habido avances sustanciales en la negociación por una nueva coparticipación. Si el Gobierno no llegara antes de fin de mes a consensuar un proyecto con los mandatarios provinciales, debería pedir un “waiver” (dispensa) al Fondo durante la tercera revisión del acuerdo vigente, que se larga en 10 días.
En este contexto, la dialéctica no es el único instrumento al que pretenden echar mano en la Rosada para “aceitar” la negociación. Para este año el déficit de la caja previsional de Córdoba asciende a 338 millones de pesos y el de Santa Fe a 120 millones. Las dos provincias ya comenzaron a percibir las transferencias de la Nación para tapar el agujero. El fluir de los recursos sirvió para allanar la sinuosa convivencia política con Obeid y De la Sota.
Habría 14 provincias en la misma situación. Son los Estados que no transfirieron sus cajas previsionales, y que, en teoría, deberían ser ayudadas por el Estado nacional a financiar sus desequilibrios, una vez acordado un plan de encuadramiento o “armonización”. Por ejemplo, Santa Cruz –que no necesita lobby alguno en Balcarce 50– este año tendrá un déficit previsional de 50 millones de pesos, financiado íntegramente con recursos nacionales.
El déficit de Buenos Aires ronda los 450 millones de pesos. Es el dinero que Solá exigió en los últimos días, con singular desesperación.
Desde el Gobierno dicen que tales desembolsos no pueden hacerse hasta tanto la provincia no firme un “convenio de armonización”, como ocurrió con el resto. Solá asegura que el convenio es un procedimiento burocrático, que se encuentra cajoneado en los ministerios de Trabajo y de Economía. Solá cuenta que el Presidente no lo atendía al teléfono.
En la Rosada argumentan que la provincia tiene presupuestado el déficit de su caja previsional y que Solá pretende que le liberen recursos parapagar un aumento de salarios públicos, “con plata ajena”. Solá dice que la suba de salarios y jubilaciones a nivel nacional le metió una presión gremial inaguantable en la provincia. Un operador duhaldista admite que a Solá “lo tienen agarrado de las pelotas”.

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