ECONOMíA › EVALUACION DE ECONOMIA EN LA PARTIDA POR
LA DEUDA, TRAS LA VOTACION EN EL CONGRESO

Movió Lavagna y ahora le toca al rival

A mitad del plazo previsto y con la mitad de los resultados parciales en la mano, el Ministerio de Economía piensa que todavía falta jugarse más del 80% del partido. Confía en una adhesión masiva en los últimos días, alentada por la ley que prohíbe mejorar la oferta.

 Por Claudio Zlotnik

El estrecho colaborador de Roberto Lavagna está convencido de que el canje cerrará con éxito, y porfía de quienes, al contrario, suponen que la operación va camino al fracaso. El equipo económico hizo un culto de callar en público sus estimaciones sobre el resultado. Pero, ante Página/12, el funcionario suelta que, en su intimidad, confía en que se llegará a un nivel de aceptación del 80 por ciento. Un objetivo que parece lejano, a juzgar por los flojos resultados parciales. “Tengo la certeza de que la ley que prohíbe mejorar la oferta acercará a muchos que dudaban”, señaló el funcionario en diálogo con este diario. No obstante, pide que su cálculo no sea interpretado como una dosis exagerada de optimismo. En Economía estimaban que ayer, el día en que terminó el ciclo de preferencia para suscribir bonos Par, la adhesión ronda el 35 por ciento.
En el Ministerio de Economía aseguran que el canje argentino pasará a la historia por su magnitud y su complejidad. Y también por los elementos nuevos que entrarán en juego: una importante pesificación de la deuda, la emisión del bono más importante de América latina y el alivio del peso de una deuda que hizo colapsar la economía.
Cerca de Lavagna aseguran que en las últimas jornadas se produjo un fuerte ingreso de aceptaciones desde Europa. Y que por ese motivo, el Bank of New York viene retrasado en la contabilidad. En Economía creen que la entidad coordinadora debería hacer la salvedad cuando hoy remita los últimos datos a la Comisión de Valores italiana (Consob). Los datos certeros sobre el cierre de la etapa preferencial se conocerían recién el miércoles.
En el equipo económico se resisten a hacer un análisis pesimista sobre el canje. Dicen que hubo un hecho que modificó las expectativas iniciales que no estuvo en los cálculos de nadie, ni siquiera de los funcionarios: la ola de ventas de bonos por parte de los minoristas, en especial europeos, a favor de los fondos de inversión y bancos internacionales. De acuerdo con las estimaciones oficiales, el cambio de manos de títulos públicos alcanzó la friolera de 7000 millones de dólares desde que se puso en marcha la mega operación. El nuevo escenario, con menos bonistas particulares para convencer, le quitaría sentido a la idea de hacer un nuevo road show por Europa.
Este cambio en el perfil del acreedor será una de las claves que definirá la reestructuración de la deuda. Los funcionarios descuentan que los grandes inversores ya tomaron la decisión de ir al canje. Pero que se anotarán recién en las últimas 48 horas de vigencia de la operación. Ni los bancos ni los fondos de inversión entregarían los papeles antes de esa instancia con el objetivo de minimizar los riesgos de que se produzca algún imponderable en el mundo de las finanzas.
La visión de final feliz contrasta con la sorpresiva movida para que el Congreso vote una ley prohibiendo una mejora en la oferta. La lectura inmediata de ese cambio en la estrategia es que el balance provisorio del canje es peor al esperado. Pero en el equipo desmienten esta visión.
Aseguran que era necesario salir al cruce de ciertos economistas ortodoxos, como Roque Fernández y Manuel Solanet, a quienes señalan como operadores contra la reestructuración. “Decían que nosotros modificaríamos la oferta. Intentaban convencer a los acreedores. Con la sanción de la ley matamos ese ruido de fondo que perjudicaba la operación”, comentó el funcionario. “Ahora nadie más duda de que esta oferta es la única”, concluyó.
La nueva ley también intenta atraer a los “fondos buitre”. Se estima que entre 10 y 12 por ciento de los papeles en default se encuentran en manos de estos inversores que aguardan al cierre del canje para litigar e intentar cobrar el ciento por ciento de sus tenencias.
La apreciación oficial destaca un escenario que, a priori, pareciera insólito: se estima que aproximadamente la mitad de la nueva deuda estará nominada en pesos. “Los grandes inversores apuestan a una revaluación del peso”, explicó la fuente. Los corredores internacionales suponen que, más temprano que tarde, en la Argentina pasará lo mismo que en otros mercados donde la moneda local se apreció frente al dólar. El fenómeno redundaría en una masiva pesificación de la deuda global de la República. El hecho de que la deuda pública esté nominada en la moneda local es algo común en otros países, como Brasil, pero no en la Argentina (ver nota aparte).
“Ninguno de los grandes inversores querrá quedarse afuera del gran negocio que se viene con los nuevos títulos de la deuda”, se entusiasma la fuente. Se prevé que el Discount tendrá una emisión que rondará los 18.000 a 20.000 millones de dólares. Para tener una idea de la dimensión del negocio que se abre para los financistas, el bono más importante que forma parte del EMBI (el índice de riesgo país del JP Morgan) es uno mexicano con una emisión de 3500 millones de dólares.

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Lavagna hizo un culto de ocultar sus estimaciones, aunque su entorno cree posible llegar al 80%.
 
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