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El Premio Nobel vino con una vieja receta y Miceli le recordó los ’90

Edmund Phelps y Felisa Miceli participaron ayer de un encuentro académico. El Nobel criticó la política de precios y el Banco del Sur. La ministra le recordó el desempleo y la exclusión de los ’90.

 Por Fernando Krakowiak

La ministra de Economía, Felisa Miceli, aseguró ayer que la inflación es producto de las tensiones y desafíos que genera un “modelo de crecimiento económico con inclusión social”, pero sostuvo que es mejor esa tensión que la generada por las políticas contractivas de los ’90. “¿De qué nos servía tener inflación negativa durante la década pasada si todos los días se cerraban empresas y se destruía empleo?”, exclamó en la inauguración de un congreso de economía en la Universidad de Buenos Aires, ante la atenta mirada del Nobel de Economía 2006, Edmund Phelps, un teórico neoclásico, mentor, junto a Milton Friedman, de la “reinterpretación monetarista” del vínculo entre inflación y desempleo que justificó las políticas de flexibilización laboral en países subdesarrollados como la Argentina. Unas horas antes, Phelps había cuestionado ante la prensa la relación entre crecimiento e inflación, los controles de precios, la falta de crédito existente en el país, la renegociación de la deuda externa y la creación del Banco del Sur.

Este economista nacido en Illinois ganó el Nobel en octubre del año pasado por los aportes teóricos realizados hace casi cuarenta años en torno de la relación entre inflación y desempleo. El vínculo entre esas variables había sido desarrollado previamente por Arthur Phillips, quien llegó a la conclusión de que la tasa de desocupación determinaba los salarios nominales y la inflación. Sin embargo, Phelps cuestionó esa relación al asegurar que eran los salarios reales los que condicionaban el desempleo. Por lo tanto, no había que soportar inflación alta para generar puestos de trabajo, sino disminuir el salario real eliminando las “rigideces” existentes en el mercado de trabajo.

Ayer volvió a exponer algunas de sus ideas y, si bien aclaró que no se consideraba un especialista sobre la situación argentina, casi todas las preguntas de la prensa estuvieron vinculadas con temas puntuales de la economía local, sobre los que respondió sin problemas. Aseguró que no percibe “conexión entre el índice de crecimiento y el índice de inflación” y sostuvo que “prolongar los procesos inflacionarios no es bueno para el crecimiento”. “El crecimiento económico de los últimos cuatro años será difícil de sostener y para avanzar en un camino de mayor sustentabilidad hay que hacer lo posible para aumentar la dinámica de la economía, generando más innovación”, remarcó. Luego fue más allá al afirmar que “Argentina tiene instituciones y actitudes para mejorar, pero hace tiempo que carece de una visión profunda de las causas estructurales y en los últimos años se han dedicado a apagar incendios en vez de pensar en políticas a largo plazo”.

Respecto de los controles de precios, sostuvo que a su juicio generan “un desalineamiento entre los precios de los bienes no controlados, que suben, y los valores de los bienes controlados, que se mantienen fijos”. También se mostró sorprendido por “la poca disponibilidad de créditos, con la directa incidencia que esto representa para la generación de nuevos negocios, y la inexistencia de capitales de riesgo”.

Ante una consulta sobre la situación de los tenedores de bonos que no aceptaron el canje de la deuda, respondió que no era su interés “ponerse en consejero”, aunque admitió que no le pareció “una buena idea política” mostrar tanta “dureza” en las negociaciones. La creación del Banco del Sur también le mereció una reflexión: “Si me lo dan a mí, está todo bien, pero seguramente lo van a manejar políticos o representantes de políticos, y me parece una situación para analizar de modo prioritario”. Sobre los subsidios declaró: “En los últimos 50 años los economistas han sido mayoritariamente opositores a los subsidios, pero a mi juicio existe algún tipo de subsidios deseables, que favorecen a los trabajadores de menores salarios”.

Las declaraciones de Phelps a la prensa fueron al mediodía. Por la tarde, en la inauguración formal del congreso, la ministra Miceli, quien no tenía previsto hablar, felicitó a los organizadores “porque siempre es muy bueno escuchar distintas opiniones” y le dedicó una crítica velada al Nobel: “¿De qué sirven las políticas económicas si los indicadores no dan los resultados que toda la sociedad espera? ¿De qué nos servía tener inflación negativa durante la década pasada, si la desocupación avanzaba a dos dígitos? Eso también generaba tensiones y desequilibrios que a veces no eran contemplados ni analizados”. Phelps prefirió no responder.

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Edmund Phelps, visita ilustre del Congreso de Economía de la UBA, del que participó Felisa Miceli.
 
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