ECONOMíA › CONDICIONAMIENTO PARA LOS CANDIDATOS BRASILEÑOS

El Fondo trabaja a futuro

Los candidatos a suceder al presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso tomaron nota de que el acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional condicionará sus posibles actos de gobierno. El ministro de Hacienda, Pedro Malan, se encargó de recordarlo al señalar que quienes se presenten a las elecciones de octubre próximo tendrán “un margen reducido para grandes rupturas”.
Brasil, cuya deuda pública alcanza los 250 mil millones de dólares, logró la semana pasada un préstamo stand by del FMI por 30 mil millones de dólares, de los cuales sólo 6 mil serán desembolsados durante 2002 y el resto en 2003 si se cumple la meta de superávit primario (ingresos menos gastos sin los intereses de la deuda) del 3,75 por ciento del Producto Bruto Interno.
Si bien Malan sostuvo que el programa es una “opción” que “nadie está obligado a continuar”, utilizó el recurrente argumento de que “habrá una clara percepción de que la preservación de ese acuerdo es algo que interesa al país y que el costo de no tenerlo sería mucho más elevado”. Por eso, el ministro pidió a los candidatos que muestren de nuevo su compromiso con las premisas básicas de la economía: la inflación bajo control, responsabilidad fiscal y superávit primario. “Cuanto más lo hagan, más contribuirán a garantizar una transición tranquila y asegurar por lo menos un primer año de mandato menos turbulento”.
Entre las promesas que probablemente deberán sacrificarse estará la creación de puestos de trabajo, el gasto social y las inversiones en infraestructura. Las ambiciones de los candidatos en materia de crecimiento económico, que en promedio se sitúan en torno del 5 por ciento para los cuatro años de gobierno, parecen de difícil cumplimiento teniendo en cuenta que el de este año ha sido revisado a la baja en varias ocasiones y no superará el 2 por ciento. Aloizio Mercadante, diputado del Partido de los Trabajadores que llevará como candidato a la presidencia a Luiz Inácio Lula da Silva, expresó que “el comienzo será muy difícil porque la herencia que deje el gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso será muy perversa. Todo indica que tendremos restricciones bastante severas”, se sinceró.
Entre estas restricciones se cuenta que el nuevo préstamo no será suficiente para los inmensos compromisos de Brasil. Y esto lo saben los “mercados” quienes, luego de conocido el acuerdo, registraron el jueves el alivio de una marcada baja del real y una mejora en los títulos de deuda. El resultado fue aprovechado rápidamente por algunos bancos de inversión para desprenderse de sus papeles brasileños. Pero ya el viernes el dólar volvió a cotizarse a más de 3 reales por unidad y la euforia terminó. Esta semana será clave para conocer cuál será el verdadero efecto del aporte del FMI. Hasta ahora, el organismo financiero ha demostrado su capacidad de imponer políticas a quienes todavía no han llegado al poder, quitando así contenido a los procesos de elecciones democráticas.

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