ECONOMíA › REUNION FRAGUIO, POR ARGENTINA, Y RAMALHO, POR BRASIL

Revisar acuerdos sectoriales

 Por Cledis Candelaresi

Inácio Lula da Silva visitará Buenos Aires el viernes 22 de este mes. Quizá por ello era importante que una misión brasileña, encabezada por su secretario de Desarrollo, Ivan Ramalho, desplegara junto a los funcionarios argentinos los puntos más controvertidos del comercio bilateral, todavía deficitario para la Argentina, a pesar del constante aumento de las exportaciones. Los acuerdos de los sectores privados, bendecidos y fiscalizados por los gobiernos, son la clave para controlar esos conflictos.

“La idea es buscar un equilibrio y repasar algunas medidas impuestas por los países para el ingreso de algunos productos como de línea blanca, textiles o harinas, con el propósito de proteger la industria de cada país, sin que esto afecte el comercio”, sintetizó una fuente local, próxima al cónclave de Ramalho con el secretario de Industria, Fernando Fraguío.

Tal como subraya un informe de la consultora abeceb.com, enero fue un mes record de ventas a Brasil, que sumaron 1129 millones de dólares, un 68 por ciento más que en el mismo período del año anterior. Así, Argentina se consolida como el tercer proveedor de ese país, después de Estados Unidos y China. Desde principios de la década, a su vez, Buenos Aires practicó lo que se denomina “desvío de comercio”: compra más a Brasil que al resto del mundo.

Si se observa lo que ocurrió en 2007 surge clara la idea de que la situación consiguió controlarse gracias a los acuerdos sectoriales de autorregulación del comercio en los que intervienen los productores privados y los gobiernos. El del papel data de 1993. Más reciente es el del denim, que limita las compras desde Brasil, hasta ahora a satisfacción de los textileros locales.

Un marco similar administra el intercambio de productos de la línea blanca, con el refuerzo de licencias no automáticas: si se importan más lavarropas brasileños que el cupo previsto, la compra está sujeta al permiso oficial, que funciona como un virtual bloqueo. Algo similar a lo que ocurre con los calzados o parecido a las salvaguardas que se impusieron sobre los baratos televisores importados desde Manaos. Las restricciones cada vez son menos necesarias, ya que el tradicional aparato está siendo reemplazado paulatinamente por el LCD o plasma.

A esos sectores sensibles se añaden otros del rubro alimentario. Los brasileños terminaron liberando la importación de trigo de extrazona para suplir las limitaciones del abastecimiento de ese grano, que la administración kirchnerista reorientó hacia los molinos locales. La realidad es que la oferta exportable argentina está limitada en varios rubros porque la demanda interna absorbe el grueso de la producción. No es el socio del Mercosur que no compra, sino que no hay más para vender.

El intercambio en enero dio como resultado un déficit de 171 millones de dólares para la Argentina. Comprensible si se piensa que no sólo hay una creciente importación de autopartes para nutrir a las terminales que producen a pleno, sino que también se compra energía.

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