EL MUNDO › ESCENARIO

Golpe simbólico

 Por Mercedes López San Miguel

La muerte del número uno de las FARC, dos meses después de que su segundo, Raúl Reyes, fuera abatido por el ejército de Uribe en la selva ecuatoriana –suscitando una escalada entre Quito y Bogotá–, supone un debilitamiento más simbólico que militar, según Jaime Zuluaga, politólogo de la Universidad Nacional de Colombia. “Manuel Marulanda era más un guía, un consejero histórico, pero a sus 80 años ya no tenía el mando militar. La estructura política de las FARC es comparable a la de las organizaciones leninistas: implica un centralismo democrático, en palabras de Lenin. Es decir, que puede haber discusión pero se adoptan las decisiones colectivas”. Zuluaga agrega que “la dirección colectiva designó como sucesor a Alfonso Cano. El nuevo jefe es un hombre muy cercano a Marulanda, pero no estoy seguro de que tenga la capacidad de conducción de Tirofijo, porque éste tenía una palabra dominante”. Por este motivo, el experto prevé que en el mediano plazo surjan tensiones dentro del secretariado, aunque el escenario vigente en Colombia impide presumir, a su entender, la hipótesis de que el fin de la guerrilla asome en el horizonte.

La conducción de las FARC viene de sobrevivir a varios golpes. A las mencionadas muertes de Marulanda y Reyes, se suma la de Iván Ríos, un miembro del secretariado. Hace una semana, se rindió Karina, una de las líderes guerrilleras más buscadas y presunta asesina del padre del presidente colombiano. El gobierno de Alvaro Uribe, de línea dura con la insurgencia y con vínculos con los paramilitares de ultraderecha que todavía debe explicar, vive este contexto con ánimos triunfalistas, convencido de que las FARC están en su peor hora, a punto de quebrarse.

El experto colombiano señala que la estructura militar de la guerrilla no se destruyó. “Me parece exagerado lo que dice el gobierno, no creo que las FARC estén en una situación de precariedad militar, ni de derrota estratégica, a pesar de que la muerte de Reyes fue un duro revés.”

Actualmente las negociaciones entre Uribe y las FARC están en punto muerto. El grupo rebelde hizo dos gestos unilaterales al liberar primero a Consuelo González y Clara Rojas (la madre de Emmanuel, nacido en cautiverio) y, al poco tiempo, a cuatro ex congresistas (Eladio Pérez, Gloria Polanco, Orlando Beltrán y Jorge Eduardo Gechem).

La guerrilla demanda una zona de despeje militar para negociar un canje humanitario, pero el Ejecutivo lo rechaza de plano. ¿Podría haber algún cambio de escenario en un futuro cercano? Zuluaga es pesimista. “Para que hubiera un cambio o una apertura de las FARC, Uribe debería mostrar algún gesto. Esto no parece posible con los ánimos exitistas del Ministerio de Defensa. La radicalidad de Uribe tiene su expresión en la radicalidad de las FARC.”

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