EL MUNDO › TRAS SUS PRIMEROS CIEN DíAS DE GOBIERNO, OBAMA DIJO QUE ESTá CONTENTO PERO NO SATISFECHO

“Ahora podemos ver la luz al final del túnel”

Obama prometió mayor acción por parte del Congreso de aquí a fin de año en dos asuntos clave: reformar el sistema de salud para garantizar cobertura universal y promover la legislación para regular los mercados financieros.

 Por Rupert Cornwell *

Desde Washington

Barack Obama enumeró ayer los logros de sus primeros cien días de gestión al frente de la Casa Blanca, al tiempo que advirtió a sus compatriotas que todavía falta mucho para volver a colocar a Estados Unidos en la senda de la prosperidad y el crecimiento.

“Hemos recorrido un largo camino y finalmente podemos ver la luz al final del túnel”, le aseguró Obama a un auditorio reunido en una escuela cerca de la ciudad de St. Louis, en lo que fue una reunión al mejor estilo de una campaña electoral. “Pero el camino que nos espera por delante es muy duro. Estoy contento con el progreso que hemos logrado, pero no estoy satisfecho”, precisó el mandatario.

Obama se desplazó hasta el Medio Oeste norteamericano cuando las noticias anunciaban que la contracción de la economía para el primer cuarto del año alcanzaba el 6,1 por ciento, una cifra mucho peor de la esperada y que no hizo sino confirmar la peor crisis desde la década del ’30.

Sin embargo, en Estados Unidos son cada vez más los que creen que lo peor de la crisis ya pasó. Hace cien días, las pizarras en Wall Street se desplomaban día a día. Ayer, a pesar de los resultados económicos anunciados, los números subían.

Frente a su auditorio en la escuela de Arnold, Missouri, Obama transmitió confianza pura y, para ello, combinó su mejor retórica, con mucha energía, seriedad y ligeros toques de humor.

“Hemos comenzado a levantarnos y a quitarnos el polvo de encima”, aseguró el jefe de Estado.

El mandatario norteamericano se mostró optimista acerca de un posible acuerdo con los directivos de la empresa Chrysler, en lo que sería el primer paso de una lenta recuperación en la maltrecha economía estadounidense.

Asimismo, Obama prometió mayor acción por parte del Congreso de aquí a fin de año en dos asuntos clave: lograr la reforma del sistema de salud, a través de la cual el presidente pretende asegurar una cobertura médica para todos los norteamericanos, y promover la legislación necesaria para regular los movimientos y operaciones de los mercados financieros. “Tenemos que atacar esas reglas y esa falta de regulación, que fue precisamente lo que nos llevó a esta crisis”, explicó Obama.

Lo cierto es que las posibilidades de que la administración demócrata cumpla con esas metas se fortalecieron esta semana, luego de que el senador republicano Arlen Specter abandonara su partido y anunciara su pase a las filas demócratas.

Specter fue recibido como un héroe ayer en la Casa Blanca tanto por Obama como por Joseph Biden, su vicepresidente.

“Creo que quizá pueda ayudarlos en algo, señor presidente”, le dijo Specter a Obama el martes por la mañana, colocando así a los demócratas muy cerca de una mayoría de 60 escaños, lo que les permitiría evitar cualquier intento de bloqueo legislativo por parte de los republicanos.

El hecho de organizar un acto y una conferencia de prensa que resalten los logros de los primeros cien días de la gestión presidencial fue una idea de la Casa Blanca que tomó forma hace más de 70 años, cuando el rol protagónico lo ocupaban Franklin D. Roosevelt y la crisis económica que golpeaba a Estados Unidos era mucho peor que la de hoy en día.

En un comienzo, y dado el mero valor simbólico del número cien, Barack Obama y sus asesores pensaban darle un perfil más bajo a la fecha; pero, según un funcionario próximo al mandatario, cuando se dieron cuenta de la cobertura y el despliegue que la prensa iba a realizar, se decidieron a sacar provecho del calendario y tornar las cosas a su favor.

Pero si bien el consenso general es que todavía es muy temprano para pronunciar un veredicto final sobre el nuevo inquilino de la Casa Blanca, su performance al frente del Poder Ejecutivo en estos primeros cien días no decepcionó.

Y, si bien los republicanos pueden no estar de acuerdo, el resto del país parece más que dispuesto a darle al jefe de Estado el tiempo que haga falta para que lidie con una crisis que, de hecho, heredó.

En el frente interno, Obama hizo aprobar un paquete de estímulo económico por 787.000 millones de dólares, marcó los pasos a seguir para la reforma de salud, comenzó una en el área de la educación, decidió impulsar el cambio de la matriz energética de su país e intentó empezar a ordenar la caótica industria automotriz, tan importante en términos de empleo en la economía norteamericana.

En el frente externo, le imprimió un nuevo cariz a la política exterior, desplazando el centro de la actividad militar de Irak hacia Afganistán; impulsó la diplomacia multilateral por sobre la unilateral y cambió el rumbo de la política exterior respecto de países tradicionalmente considerados enemigos, como Cuba o Irán.

Algunos, y no sólo los tradicionales defensores del gobierno mínimo del Partido Republicano, lo han criticado señalando que intentar hacer demasiadas cosas en tan poco tiempo puede terminar siendo perjudicial.

Frente a tales observaciones, la Casa Blanca sólo responde que la intensidad de la actual crisis presenta, justamente, una oportunidad única de impulsar cambios.

Rahm Emanuel, el jefe de gabinete de Obama, sintetizó a la perfección la filosofía del gobierno en la materia. “No podemos desaprovechar una crisis”, razonó.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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Hace cien días Obama juraba en Washington como presidente sobre la Biblia de Lincoln, que sostenía su esposa Michelle.
Imagen: EFE
 
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