EL MUNDO › 31 MUERTOS Y 162 HERIDOS EN UN NUEVO ATENTADO EN BOGOTA

Un atentado a la medida de Uribe

Las FARC escalaron su campaña de guerrilla urbana con un atentado que dejó 31 muertos y 162 heridos en Bogotá. El presidente Alvaro Uribe usó el hecho para reiterar su pedido de intervención extranjera.

La explosión de un coche bomba anteayer por la noche contra el lujoso centro de convenciones El Nogal en Bogotá causó la muerte de al menos 31 personas y otras 162 heridas. El gobierno de Alvaro Uribe responsabilizó del atentado a la principal guerrilla del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), grupo que en los últimos tiempos trasladó la violencia a las ciudades. Uribe pidió ayuda a la comunidad internacional en su lucha contra el terrorismo de su país. Por eso nuevamente analogó su batalla a la que lleva adelante Estados Unidos contra uno de sus “ejes del mal”, Irak. “El mundo no debe venir a Colombia a pedirnos consideraciones con el terrorismo, necesitamos que el mundo democrático venga a Colombia a ayudarnos a derrotarlo”, exhortó. La comunidad internacional hizo llegar su repudio. Y Estados Unidos alertó sobre nuevos ataques en Colombia.
Uribe declaró que “necesitamos que así como se está dando en Naciones Unidas una discusión sobre el caso Irak, el mundo tome la decisión de ayudar a Colombia”. En su pedido subrayó que “precisamos la tecnología de los países democráticos, sus recursos técnicos, financieros, sus sistemas de transporte para que le ayuden a nuestra fuerza pública a derrotar a los terroristas”. Su vicepresidente, Francisco Santos, señaló a las FARC como las responsables del último atentado y de los cuantiosos ocurridos en la capital colombiana; también solicitó la cooperación de los ciudadanos y la comunidad internacional para derrotar el terrorismo. Estados Unidos, el principal aliado de Colombia en su lucha contra el “narcoterrorismo”, atribuyó el ataque a las FARC e hizo llegar su condolencias de parte de su secretario de Estado, Colin Powell. El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, y el gobierno francés condenaron el atentado, así como la Iglesia Católica.
Bogotá volvió a ser escenario de la guerra urbana que libran las FARC desde la asunción del presidente Alvaro Uribe en agosto pasado. Anteanoche un coche bomba cargado con 150 kilos de explosivos fue estacionado en el tercer piso del exclusivo club El Nogal, uno de los lugares de más prestigio del país. El vehículo estalló en momentos en que salían unas 700 personas, entre ellas niños. Su detonación dejó por lo menos 26 personas muertas y otras 162 heridas, y causó un voraz incendió en ese piso que destruyó la fachada del centro de reunión y de varios coches que permanecían estacionados en el lugar. Imágenes de la televisión local captaron escenas de pánico en el sitio de la explosión, donde por cerca de dos horas permanecieron atrapadas varias personas entre los escombros y en medio de las llamas. El vicepresidente Santos informó que la inteligencia militar tenía claro que las FARC estaban planeando ataques dinamiteros en contra de la capital. “Sabíamos que estaban tratando de realizar un ataque. Se han evitado infinidad de atentados pero éste no se pudo evitar”, lamentó.
Uribe recorrió ayer de madrugada el lugar de la explosión en compañía de su ministra de Defensa, Marta Lucía Ramírez, y del comandante de la Policía, general Teodoro Ocampo. En los alrededores del selecto centro funcionan las embajadas de España, Italia y Perú, cuyos funcionarios se encontraban fuera de los edificios al momento de la detonación. Según el alcalde de Bogotá, Antanás Mockus, varios de los socios de El Nogal le manifestaron su preocupación por considerarla una acción anunciada. “Es claro que atacaron un sitio que de alguna manera estaba en la mira de los grupos terroristas desde hace un tiempo por diversas razones”, señaló el funcionario al término de un recorrido por las clínicas donde se recuperan los heridos por la explosión. María Camila García, una niña de 12 años, fue hallada viva ayer por los organismos de socorro entre el tercer y cuarto piso, donde funcionaba el estacionamiento, dijo el fiscal general, Camilo Osorio. A todo esto, otro operativo de rescate continuaba ayer en los municipios de Cajamarca y Rovira la búsqueda de la avioneta desaparecida el jueves, en la que viajaba el ministro de Protección Social, Juan Luis Londoño, con cuatro acompañantes. La ofensiva que azota a la ciudad desde hace seis meses ha tenido como objetivos la Casa de Nariño (sede presidencial), comandos militares y de policía, el edificio de la Fiscalía, el hotel donde se hospedan congresistas y, el más reciente, el club del que hasta hace un año fue presidente el ministro de Interior y Justicia, Fernando Londoño. Las FARC parecen avanzar en su plan de ataques selectivos.

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Policías y socorristas trasladan a un herido momentos después de la explosión.
 
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