EL MUNDO › ATACAN A LA RAI POR NO TRANSMITIR LAS MARCHAS DE PAZ

Esta manifestación no existió

Silvio Berlusconi es el dueño de tres cadenas privadas de TV. Pero como premier italiano también controla la TV pública. Y usó ese poder para censurar la transmisión de las marchas contra la guerra a Irak.

Por Lola Galán
Desde Roma

La televisión pública italiana (RAI) afronta su penúltima crisis, esta vez por la negativa de sus dirigentes, el presidente, Antonio Baldassarre, y el director general, Agostino Saccá, a retransmitir en directo la manifestación contra la guerra en Irak que reunió el sábado en Roma a tres millones de personas, según los organizadores. Líderes de la coalición de centroizquierda, El Olivo, y del principal sindicato, CGIL, han reclamado la dimisión del Consejo de Administración (a estas alturas reducido a dos personas) por este último “fallo del servicio público”.
Saccá replicó a las críticas señalando que la RAI cubrió la manifestación con más conexiones y espacio que la mayoría de las televisiones públicas europeas. Una explicación que no ha convencido porque, como explica Paolo Gentiloni, de la Margarita (minicoalición que agrupa a cuatro partidos centristas de El Olivo), ninguna otra televisión en Europa tiene una tradición tan consolidada en lo que a la transmisión en directo de este tipo de concentraciones se refiere. El portavoz de la Margarita, Francesco Rutelli, reclamó ayer la inmediata dimisión del Consejo, amenazando con abrir una nueva batalla en el Parlamento, pero el ministro de Comunicaciones, Maurizio Gasparri, sin rechazar completamente las críticas, sugirió que se espere medio año para renovar el Consejo de la RAI, ya que en ese plazo entrará en vigor la nueva ley de comunicaciones.
La polémica sobre la RAI no ha partido únicamente de la oposición política. Guglielmo Epifani, secretario general de la CGIL, el sindicato ex comunista, lanzó el lunes un ataque durísimo contra un “servicio público” que a su juicio, y tras la negativa de ofrecer el desarrollo de la marcha del sábado, se ha convertido “en un servicio partidista”. Epifani aludía al escaso interés del gobierno italiano –junto al español y al británico, firme aliado de los Estados Unidos en una eventual guerra en Irak– en dar publicidad a una manifestación masiva contra una intervención armada en Irak.
La RAI se ha convertido en un áspero campo de batalla política desde el triunfo electoral, en mayo de 2001, de la coalición la Casa de las Libertades, liderada por el magnate de la televisión privada, Silvio Berlusconi. Berlusconi posee las tres cadenas del grupo Mediaset, gran competidor de la RAI, y en su calidad de primer ministro controla además la televisión pública, cuyo presidente es elegido por los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, ambos miembros de la coalición de Berlusconi. El Consejo de Administración de la RAI, integrado por cinco miembros (incluido el presidente), quedó reducido a dos personas tras la dimisión de los consejeros designados por El Olivo y un tercero centrista. A la crisis política de la RAI se ha unido además la pérdida de audiencia. Canale 5, la principal cadena de Mediaset, ha desbancado a la televisión pública en los índices de audiencia de los programas de noche.

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Silvio Berlusconi, con su canciller Franco Frattini, habla al Senado italiano ayer.
 
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