EL MUNDO › UN MILOSEVIC IMPAVIDO ESCUCHO LAS ACUSACIONES DEL TRIBUNAL

Juicio a la crueldad bien calculada

Slobodan Milosevic pareció complacido cuando los fiscales del Tribunal Internacional de La Haya describieron su atroz y sangrienta carrera en Yugoslavia, al abrirse el proceso por crímenes de guerra más importante desde Nuremberg.

Por Ian Black
Desde La Haya

Slobodan Milosevic se enfrentó finalmente ayer ante la Justicia por su rol en tres guerras balcánicas, mientras los fiscales de las Naciones Unidas se comprometían a procesarlo por la limpieza étnica y el genocidio cometidos en nombre del poder desnudo. Impasible y silencioso en su estrado en el tribunal de La Haya al comienzo de su histórico juicio, el ex presidente yugoslavo garabateaba notas y miraba una selección de filmaciones de los momentos más importantes de una carrera que –sostuvo la corte– incluye expulsiones de masas, asesinatos de masas y otros crímenes contra la humanidad. “Algunos de los incidentes revelan un salvajismo casi medieval y una crueldad calculada que iba más allá de los límites de la guerra legítima,” dijo la fiscal general Carla del Ponte, en su declaración introductoria de 30 minutos.
Presidiendo sobre el caso más importante de crímenes de guerra desde que los líderes nazis fueran juzgados en Nuremberg hace más de 50 años, el juez Richard May de Gran Bretaña aseguró que los procedimientos del primer día fueran calmos, ordenados y correctos. Pero no hubo la menor duda de la cruda brutalidad que se estaba describiendo en la corte número uno del tribunal mientras el proceso largamente esperado –IT-02-54– comenzaba bajo una estricta seguridad y con el público y la prensa desbordando sus respectivas galerías. Del Ponte, una obstinada fiscal suiza que ya había acometido contra la Mafia, le dijo a la corte que Milosevic “persiguió su ambición al precio de un indecible sufrimiento impuesto a aquellos que se le oponían o representaban una amenaza a su estrategia personal por el poder. Más allá de los pretextos nacionalistas y los horrores de la limpieza étnica, tras la retórica grandilocuente y las frases trilladas, fue la búsqueda del poder lo que motivó a Slobodan Milosevic,” dijo.
El británico Geoffrey Nice, el fiscal adjunto, comenzó con un largo relato de la carrera del ex presidente, con breves pero escalofriantes descripciones de hombres fusilados, niños quemados vivos y mujeres arrojadas a pozos por las tropas serbias, un anticipo de lo que viene. En un incidente, en una casa rociada con petróleo antes de prenderle fuego, “se sintieron los gritos de un bebé durante dos horas antes que también sucumbiera,” dijo. También se escucharon relatos de tortura, golpes, asesinatos, trabajos forzados y ataques sexuales. Video clips, mapas, fotocopias de documentos y organigramas proyectados en monitores de TV pusieron al acusado en el centro de una década de conflicto sangriento que mató a decenas de miles comenzando en Croacia en 1991 cuando la Federación yugoslava comenzaba a desintegrarse y finalizando en Kosovo en 1999.
El acusado, inmóvil, flanqueado por guardias de la ONU, parecía casi complacido, y un atisbo de sonrisa o un parpadeo de reconocimiento cruzaban sus rasgos de basilisco cuando algunos de sus grandes momentos se proyectaban. Era una lección de historia repleta de nombres difíciles pero familiares: Radovan Karadzic, el líder bosnio serbio todavía suelto y buscado como genocida; el jefe paramilitar Zeljko Raznatovic, conocido como Arkan, luego asesinado; y enviados extranjeros como Cyrus Vance, David Owen y Lord Carrington, que trataron de intervenir pero no pudieron impedir la matanza.
Rastreando la historia de Milosevic, la fiscalía pasó una filmación de archivo de él en abril de 1987, como jefe del partido comunista serbio, diciéndole a los serbios que lo aclamaban en la provincia de Kosovo, de mayoría albanesa: “Nadie podrá golpearlos”. “Fue esta frase –dijo Nice–, lo que permitió que el acusado desarrollara un gusto por el poder. Le dio una oportunidad. La evidencia mostrará que el acusado tenía un rol central en la empresa criminal conjunta,” para crear una Serbia más grande. “Este juicio es sobre como llegó el acusado al poder, lo ejerció sin responsabilidad ni moralidad”. Milosevic “no confrontó a sus víctimas”, pero “pudo ver los hechos desde su alta posición política. Otros cometíanlos crímenes por él. En estos días cuando la prensa, la radio y la televisión traen las guerras a nuestras casas en el momento que ocurren, él no puede no haber sabido”.
Milosevic se negó a nombrar un defensor desde que fuera entregado al tribunal por el gobierno reformista de Belgrado el verano pasado. Pero usó un receso de media mañana para pasar una nota a uno de los tres abogados nombrados como amici curiae (amigos del tribunal) para asegurarse que tiene un juicio justo. Zdenko Tomanovic, uno de sus dos consejeros legales yugoslavos, citó a su cliente como diciendo: “¿Escuchan estas tonterías? ¿Cómo puede no reaccionarse frente a esto?”.
Se espera que haga una larga declaración de apertura hoy o mañana, sosteniendo que el juicio el inherentemente injusto y que el tribunal, establecido por la ONU en 1993, el ilegal y predispuesto a favor de sus enemigos de la OTAN.

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