EL MUNDO › BUSH, RECIBIDO POR MARCHAS ADVERSAS EN SUDAFRICA

Otro ojo negro de George W.

Fue, vio y no venció. Las manifestaciones antiestadounidenses, así como la ausencia del notable e inevitable Nelson Mandela o de toda etapa popular y simbólica, testimoniaron ayer en Sudáfrica el poco entusiasmo y las dudas de la población con respecto al presidente estadounidense George W. Bush en el tercer día de su gira africana. Bush reiteró que la posición de su país sobre Liberia “no ha cambiado” y volvió a pedir la renuncia del presidente Charles Taylor, mientras los países de la zona iniciaban la creación de una fuerza militar para entrar en Liberia y evitar un vacío de poder. Pero el desempeño de Bush fue deslucido, como podía esperarse en un país que es a la vez la principal potencia regional y un duro crítico de la política estadounidense en muchas áreas, incluido Irak.
Tanto en Pretoria como en El Cabo, varios miles de personas desafiaron ayer el frío del invierno austral para manifestar su hostilidad a la presencia del presidente estadounidense en Sudáfrica, o a la política norteamericana. Pacifistas, comunistas, musulmanes, anarquistas, hippies, las marchas fueron heteróclitas, pero tenían en común la misión de recordar que Sudáfrica fue estos últimos meses, con sus esfuerzos tanto diplomáticos como en las calles, uno de los focos de oposición a la política exterior estadounidense en Africa. “¡Vete! ¡Estamos cansados de tanto matorral (‘bush’ en inglés) en Africa!”, se podía leer en los carteles que esgrimía la multitud. En otros se acusaba al presidente Bush de querer “acaparar las riquezas petroleras de Africa” o de querer hacer de Pretoria “el policía de EE.UU. en Africa”.
El escepticismo de la calle en relación a las intenciones de Bush reflejó el contenido de los editoriales de la prensa local, que pedían los últimos días a los sudafricanos que no esperen nada de la visita de “un hombre de pantallas de humo, de ilusiones”. Entre las manifestaciones que se sucedieron en Pretoria, una denunciaba el “flagrante desprecio por las reglas de base del derecho internacional” por parte de Bush. Esta marcha fue organizada por una alianza del Partido Comunista, la confederación sindical Cosatu y el Congreso Nacional Africano (ANC, en el poder).
El partido del presidente Thabo Mbeki no es el único foco de oposición a Bush. Su crítico más virulento, el ex presidente Nelson Mandela, que incluso acusó a Bush de “no pensar correctamente”, estaba ausente en el programa de la visita. La Casa Blanca no solicitó un encuentro con Mandela y según su vocera el Premio Nobel de la Paz 1993 estaría fuera del país. Sin un encuentro con Mandela, sin una visita a uno de los numerosos sitios históricos de la lucha contra el apartheid, sin mantener contactos con los sudafricanos comunes, la visita de Bush no pudo escapar a la comparación con la de su predecesor Bill Clinton. En 1998 el ex presidente se quedó cuatro días en el país y visitó en dos ocasiones, una de ellas para una misa, el barrio negro de Soweto. Y junto a Mandela visitó el ex presidio Robben Island, en donde este último estuvo detenido.

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