EL MUNDO › AL MENOS 220 PERSONAS MURIERON EN IRAK DURANTE UN ATAQUE AEREO A UN CONVOY DEL ESTADO ISLAMICO

Feroz bombardeo de la coalición internacional

Mientras la coalición golpeaba en Irak, en Siria continuaba la batalla por la ciudad de Kobani y se tensaba la relación entre Turquía y sus aliados de la OTAN. Más de 200 mil refugiados cruzaban la frontera para alejarse de la guerra.

Un avión Hornet de Australia, miembro de la alianza internacional, recarga mientras sobrevuela una ciudad de Irak.
Imagen: AFP.

Al menos 220 jihadistas, dos de ellos cabecillas del grupo islamista Estado Islámico (EI), murieron ayer en Irak cuando aviones de la coalición atacaron un convoy de milicianos del EI en el norte del país, en el bombardeo más letal desde que comenzó la campaña aérea. El convoy en el que viajaban los islamistas estaba integrado por 25 vehículos cargados con armas y equipamiento militar, dijo el jefe del Comité de Seguridad de la provincia de Nínive, Mohamed Ibrahim al Bayati.

Mientras tanto, el EI dio un nuevo impulso a su ofensiva en Kobani y tomó partes de la ciudad fronteriza siria, pese a la resistencia de milicias kurdas y a nuevos bombardeos estadounidenses. La batalla por la estratégica ciudad ubicada sobre la frontera turca se convirtió en una prueba para la campaña de ataques aéreos liderada por Wa-shington para frenar o destruir al grupo extremista, y además tensó las relaciones con Turquía, un miembro de la OTAN que objeta la estrategia de la Casa Blanca en Siria. En tanto, Ankara descartó una ofensiva terrestre en el norte de Siria, aunque aseguró que participaría ante un eventual ataque por tierra de la coalición internacional.

El comando central militar estadounidense (Centcom) informó en un comunicado sobre cinco nuevos ataques aéreos lanzados entre el miércoles y ayer al sur de Kobani y dijo que los bombardeos destruyeron un edificio y dos vehículos, alcanzaron a dos grupos de combatientes del EI y dañaron un campo de entrenamiento. “Los indicios son que las milicias kurdas están controlando la mayor parte de la ciudad y están resistiendo frente al EI”, agregó la información oficial de Washington.

Pese a los bombardeos, y un día después de que los ataques aéreos forzaran un repliegue del EI, los jihadistas avanzaron ayer otra vez y llegaron a controlar una cuarta parte de la ciudad, que abarca barrios en el este y sur, informó el jefe de la defensa de Kobani, Esmat Sheikh Hasan. Más temprano, la organización Observatorio Sirio para los Derechos Humanos había asegurado que los extremistas, que iniciaron su ofensiva el mes pasado, controlaban un tercio de la ciudad y que habían logrado capturar un mercado y una comisaría en el sector este de Kobani.

El observatorio, que tiene su sede en Londres y una red de informantes en Siria, dijo más tarde que la comisaría fue atacada desde al aire y que combatientes kurdos rodearon a los jihadistas y protagonizaron enconados enfrentamientos en los que murieron once miembros del EI y otros cuatro fueron capturados. La ofensiva sobre Kobani y localidades periféricas provocó el éxodo de unas 200 mil personas, que se refugiaron en la vecina Turquía, cuyo gobierno viene resistiendo presiones de Estados Unidos para definir qué rol concreto está dispuesto a jugar en la coalición contra el EI.

En conferencia de prensa, el canciller turco, Mevlut Cavusoglu, expresó ayer que no era realista que su país lanzara una ofensiva por tierra contra el EI en Siria por sí solo, días después de que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijera que los bombardeos no eran suficientes y que la coalición debía establecer “movimiento terrestres”. “Seguimos hablando con nuestros aliados. Cuando una decisión conjunta se haya tomado, Turquía aportará su parte”, manifestó el ministro en conferencia de prensa conjunta con el nuevo secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

Ankara ya sostuvo que no quiere que Kobani caiga, pero anticipó que no adoptará un rol más amplio hasta que la coalición no defina una estrategia a largo plazo que también debilite al presidente sirio, Bashar Al Assad, quien saldría beneficiado de cualquier retroceso del grupo jihadista, que pelea por derrocarlo desde 2011.

Turquía también recela de las fuerzas kurdas de Kobani, porque sospecha que tienen vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), la proscripta guerrilla separatista kurdo-turca que libró una guerra de tres décadas contra Ankara y que ahora está en un proceso de diálogo con el gobierno.

El PKK anunció que si Kobani cae en manos del EI ante la inacción de Turquía, el proceso de paz iniciado hace dos años se romperá. El gobierno turco solicitó en varias oportunidades que la alianza atlántica establezca una zona de exclusión aérea y de contención a lo largo de su frontera con Siria. Stoltenberg reconoció que no existe una solución simple y que es necesario mantener la unidad entre los aliados, aunque aclaró que la creación de una zona de exclusión no está sobre la mesa de los debates de la alianza militar.

Por su parte, el portavoz de la cancillería rusa, Alexander Lukashevich, declaró que para Moscú ninguna zona de exclusión aérea sería legítima sin una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, donde Rusia ejerce poder de veto, informó la agencia TASS. Mientras, en diferentes ciudades turcas continuaron las protestas iniciadas el martes a la noche por activistas kurdos, en las que se registraron enfrentamientos tanto con las fuerzas del orden como con islamistas radicales que apoyan al EI.

El observatorio sirio dice que más de 500 personas murieron en Kobani y sus alrededores desde el inicio de la ofensiva del EI, a mediados del mes pasado. Estados Unidos comenzó a bombardear al EI en Siria el 23 de septiembre pasado, ampliando una campaña de ataques aéreos contra el grupo iniciada en Irak a principios de agosto.

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