EL MUNDO › TúNEZ TOMA MEDIDAS TRAS EL ATENTADO

Cambios en seguridad

El concierto de la inauguración del Foro Social Mundial (FSM) fue realizado ayer en el Museo Nacional del Bardo, donde el miércoles pasado murieron 23 personas en un atentado perpetrado por Estado Islámico (EI). Además, las autoridades tunecinas anunciaron la reestructuración de sus fuerzas de seguridad luego de que se conociera que algunos de sus efectivos no se encontraban cumpliendo sus tareas cuando los terroristas iniciaron el ataque.

El ingreso al concierto de apertura del antiglobalista FMS (que se celebra por segunda vez en el país africano) estuvo restringido a las autoridades y periodistas. Un portavoz del Ministerio de Cultura afirmó ayer que el museo será reabierto al público en los próximos días. Por su parte, las actividades del foro, en su edición número trece, arrancaron ayer con una marcha de repudio al terrorismo y en apoyo a Túnez desde la histórica Puerta de Sadum al jardín del Bardo. Uno de los organizadores del foro, el tunecino Mohedinne Cherbib, expresó que con el ataque, los jihadistas quisieron violentar la transición democrática de su país y extender el miedo entre los ciudadanos. No obstante, la organización nunca descartó suspender el evento. “Todas las delegaciones decidieron que el foro iba a celebrarse, ya que era la respuesta correcta al terrorismo”, dijo. El FMS busca caminos para construir un mundo mejor, basado en la cooperación y la justicia social que Túnez considera fundamentales para luchar contra la insurgencia jihadista. Un miembro del comité directivo del FMS, Maher Hanin, afirmó que después del atentado, se disparó el número de participantes al evento. “El número de inscripciones se ha multiplicado en una ola de solidaridad. Calculamos que habrá unos 5000 participantes.”

Por otro lado, se conoció que las fuerzas de seguridad tenían fichados a los atacantes del miércoles y los guardias del museo y del cercano edificio del Parlamento no estaban en su puesto cuando irrumpieron los tres hombres armados. Las fuerzas del orden tunecinas, acusadas de cometer esa cadena de fallos que facilitó la masacre, están sometidas a una profunda reestructuración y enfrentan un gran desafío para garantizar la seguridad de los más de 5000 participantes que desde el lunes están llegando al país provenientes de 119 países. Aunque en un principio se informó que también murieron los dos terroristas, el presidente tunecino, Beyi Caid Essebsi, admitió el domingo que los atacantes eran tres y que uno de ellos se encuentra prófugo. Por su parte, el primer ministro, Habib Essid, confirmó el lunes que la destitución de los jefes de Policía de la capital y del barrio El Bardo, así como del responsable de la Seguridad Turística y de la brigada de Inteligencia. El sábado se anunció, asimismo, el relevo del responsable de Fronteras y Extranjería. Todos ellos fueron sustituidos por nuevos responsables que tendrán en el FSM su primer examen para recuperar la confianza en un país que tiene en el turismo una de las bases de su desarrollo económico y de su estabilidad política.

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