EL MUNDO › EL PRI SIGUE COMO PRIMERA FUERZA, PERO PIERDE APOYO

Un alto en la caída

La factura por la falta de credibilidad presidencial la pagaron los principales partidos mexicanos (PRI, PAN y PRD) en las elecciones intermedias. La novedad, los candidatos independientes.

 Por Gerardo Albarrán de Alba

Página/12 En México

Desde México, D. F.

El resultado de las elecciones intermedias en México significan un leve respiro para el devaluado presidente Enrique Peña Nieto, cuyo capital político –de por sí magro– va en picada. La factura por la falta de credibilidad presidencial la pagaron los tres principales partidos políticos (PRI, PAN y PRD), que retrocedieron en las preferencias ciudadanas que se volcaron sobre la aparición de nuevos actores, aunque la actual administración federal podrá gobernar otros tres años con una magra mayoría en el Congreso.

El PRI resintió los escándalos de corrupción protagonizados por la familia presidencial y los más cercanos colaboradores de Peña Nieto (todos dueños de mansiones cedidas por la empresa constructora favorita del hoy presidente desde sus tiempos como gobernador del Estado de México); por la violencia inocultable que desangra al país (desde los más de 220.000 desaparecidos que se han acumulado desde 2006, incluyendo los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, hasta los casi 21.000 asesinatos relacionados con el crimen organizado solamente en 26 meses de gobierno peñista); por el desastre económico de los últimos dos años que mantiene al país al borde de la recesión y en el penúltimo lugar en desigualdad entre los 34 países de la OCDE, y por una política social de ocurrencias que propicia que aquellos que viven en la pobreza extrema sean cada vez más personas y cada vez más pobres. Pero sobre todo el PRI resintió la impunidad que alimenta la descomposición política y social de una nación que cada día parece menos viable.

Aun así, Peña Nieto podrá capotear los tres años de administración que le quedan con la mayoría simple apenas arañada por el PRI, que sólo recogió 29,08 por ciento de los votos, pero que levanta su alianza con el Partido Verde, cuyo relativo éxito es resultado de la violación sistemática de las leyes electorales. Algún respaldo adicional le significará la permanencia del PRI como primera fuerza política en 22 estados y como segunda en otros nueve. Sólo en la capital del país el PRI fue casi borrado del mapa, donde el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se constituyó en la primera fuerza política en su primera participación electoral (y la cuarta nacional, con 8,38 por ciento de los votos), como festejó Andrés Manuel López Obrador, fundador de ese partido con el que pretende construir su tercera candidatura a la Presidencia de la República en 2018.

El derechista PAN, con poco menos de 21 por ciento de la votación, será primera fuerza opositora, por así decirlo, pues en realidad lleva más de un cuarto de siglo gobernando de la mano del PRI, mediante la construcción de mayorías calificadas en el Congreso cada vez que quieren meter mano a la Constitución para imponer reformas de fondo que obedecen a los intereses de los grandes capitales extranjeros y, a veces, hasta nacionales.

El otrora izquierdista PRD primero vio partir a todos sus dirigentes históricos (no queda ni uno de sus principales fundadores y líderes) y ahora obtuvo apenas 10.83 por ciento de los sufragios, su votación más baja después de su primera participación electoral en 1991 (7,9 por ciento entonces). Hace tres años disputó seriamente la presidencia de la República, hoy vive un gran fracaso, propiciado por los pactos acríticos con la administración de Peña Nieto.

En la Cámara de diputados, el PRI perdería hasta 10 curules (se quedará con 203, de 213 que tiene ahora), pero lo compensa con los votos de su aliado, el Partido Verde (pasaría de 28 a 48). El PRD se desploma y podría quedar con sólo 51 diputados, de los 101 que actualmente tiene. Morena inicia su historia legislativa con hasta 40 diputados.

De las nueve gubernaciones en juego, el PRI obtuvo cuatro: Campeche, Guerrero, San Luis Potosí y Sonora. El PAN ganó dos: Baja California Sur y Querétaro. El PRD sólo ganó una: Michoacán, mientras se despedía de la gubernatura de Guerrero, donde desestimó la crisis provocada por la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.

En el estado de Colima, la diferencia entre PRI y PAN era de menos de 3 décimas de punto porcentual.

Nuevo León constituyó la sorpresa al convertirse en la primera entidad que será gobernada por un candidato independiente, Jaime Rodríguez, mejor conocido como El Bronco. Este que es el estado industrial del país, siempre disputado por PRI y PAN, que ya se han alternado en el poder, ahora quedó en manos de un ex priísta sin partido. El Bronco fue alcalde de García, Nuevo León y ha sufrido dos intentos de asesinato. En mayo del 2013 dio una conferencia en Buenos Aires durante la IV Cumbre Mundial de Comunicación Política, sobre el uso de las redes sociales en la administración pública para fomentar la participación ciudadana. Ese mismo año protagonizó el documental Un Bronco sin miedo, una apología de su administración como alcalde de García, un municipio conurbado con Monterrey, la capital del Nuevo León.

Las candidaturas independientes –la gran “novedad” de este proceso– no pasaron de ser fenómenos anecdóticos, pues juntas todas apenas rebasaron el 1 por ciento de la votación total nacional. Como sea, alcanzó para que otros candidatos sin partido ganaran, como Pedro Kumamoto, un joven de 25 años que acudió a votar junto con su mamá y que ahora será diputado local por el X Distrito de Zapopan, un municipio conurbado con Guadalajara, la capital de Jalisco, luego de una campaña que le costó menos de 1200 dólares. En Culiacán, la capital de Sinaloa, será diputado federal Manuel Clouthier Carrillo, constructor, socio del periódico local Noroeste e hijo de quien fuera candidato del PAN a la presidencia de la República en 1988, el ya fallecido Manuel J. Clouthier del Rincón.

Y en Cuernavaca, la capital del estado de Morelos y una ciudad vacacional a sólo 85 kilómetros de la Ciudad de México, el nuevo alcalde será el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco, uno de los jugadores más creativos que ha dado el fútbol nacional, pero que es igual de famoso por golpear a sus mujeres y a sus rivales, así como por la vulgaridad de su trato personal. Al conocer las encuestas que lo daban ganador, Blanco dejó salir al estadista que lleva dentro: “¡Ahora sí me los chingué!”. Luego, sintió el susto de darse cuenta de lo que se le viene encima como responsabilidad y terminó en el hospital con una diarrea monumental.

Los resultados oficiales no se conocerán sino hasta después de hoy, cuando se haga el cómputo oficial de votos en todo el país, y se haga el recuento de aquellas elecciones que sean impugnadas. Después quedará la posibilidad de apelar en los tribunales electorales.

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Enrique Peña Nieto tendrá mayoría simple en el Congreso.
 
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