EL MUNDO › ESTATIZACION DE BINGOS Y SONDEO

Efecto Waldogate

El gobierno brasileño propondrá al Congreso la estatización de los bingos y juegos electrónicos y en red, declaró el ministro de Justicia, Marcio Thomaz Bastos, en una entrevista publicada ayer por el diario O Estado de Sao Paulo. “O se estatiza todo o se cierra todo”, declaró el ministro luego de que el viernes el presidente Luiz Inácio Lula da Silva decidiera prohibir los bingos en todo Brasil. Una semana antes, se divulgó un video filmado en el 2002 donde se ve al ex subjefe de Asuntos del Parlamento, Waldomiro Diniz, pidiendo una coima a un supuesto jefe del juego clandestino.
Diniz fue destituido, pero el escándalo puso en primer plano las denuncias sobre los supuestos vínculos del Partido de los Trabajadores con el juego y el crimen organizado. Mientras, la popularidad del gobierno ya sufre los efectos del escándalo: según una encuesta del diario Jornal do Brasil, la nota media otorgada a la administración del presidente Lula, de uno a cinco, pasó de 3,25 por ciento del pasado enero al 2,9 por ciento.
Como en Brasil el funcionamiento de los bingos no está legislado, Lula decidió decretar su cierre hasta que el Congreso los regule, aunque su propio gobierno había contemplado la posibilidad de legalizarlos para recaudar dinero para programas sociales. La medida de Lula significa “una posición firme y decidida contra el crimen: el gobierno no está jugando, no habrá reapertura”, indicó el ministro Thomaz Bastos, que reconoció que la propuesta que el gobierno enviará al Congreso podrá contemplar algún tipo de concesión a empresas privadas en algunos juegos, pero no en los bingos. “No podemos dejar ninguna brecha para el lavado de dinero”, dijo al asegurar que la prohibición de los bingos no es una medida aislada, sino un “paso importante” en la lucha contra el lavado de dinero y el crimen organizado.
El escándalo estalló el 13 de febrero, cuando la revista Epoca divulgó un video filmado hace dos años en el que el ahora ex subjefe de Asuntos del Parlamento de la Presidencia, Waldomiro Diniz, pedía coimas a Carlos Augusto Ramos, alias Carlos Cachoeira, aparentemente un jefe del juego clandestino para discutir la venta de equipos electrónicos al gobierno, aunque el negocio finalmente no se hizo. Lula destituyó a Diniz enseguida, pero la oposición pide la cabeza del jefe de gabinete José Dirceu, jefe inmediato de Diniz.

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