EL MUNDO › EN LO DOMESTICO, BUSCARA CONSENSO CON LA OPOSICION

El núcleo del programa iraní

El electo presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, dijo que su gobierno tiene derecho a desarrollar un programa nuclear y carece de una “necesidad significativa” de mantener lazos con Washington.

Por Angus Mc Dowall *
Desde Teherán

En sus primeras declaraciones desde la victoria arrasadora del viernes, el nuevo presidente iraní de línea dura, Mahmud Ahmadinejad, defendió el derecho de su gobierno a desarrollar un programa nuclear y dijo que el país no tiene “una necesidad significativa” de mantener lazos con Estados Unidos. El ex alcalde de Teherán también buscó tranquilizar ciertos miedos domésticos de que iba a reprimir las libertades políticas y sociales, al afirmar en una conferencia de prensa que “ningún extremismo será aceptable en el gobierno popular”.
El triunfo de Ahmadinejad fue recibido con desaliento en las capitales occidentales que temen un nuevo enfoque de confrontación desde Teherán luego de meses de difíciles negociaciones por el programa iraní de enriquecimiento de uranio que aseguran que busca sólo satisfacer las necesidades internas de energía. Pero, aunque rechazó las declaraciones norteamericanas que aseguraban que los resultados del viernes eran defectuosos e ilegítimos, Ahmadinejad fue más conciliador con Europa, que ha liderado las negociaciones nucleares. “Preservando el interés nacional y enfatizando el derecho de la nación iraní de usar pacíficamente tecnología nuclear –afirmó el nuevo presidente–, continuaremos las conversaciones”, y agregó que deberían concluir “rápidamente”.
Con Estados Unidos, en cambio, parece que Ahmadinejad está preparado para dejar que las relaciones entren en un profundo congelamiento. Su oponente derrotado en la carrera final del viernes, Akbar Hashemi Rafsanjani, hizo del mejor diálogo con Estados Unidos su pilar de la campaña electoral. Sin embargo ayer, interrogado por las constantes críticas de Washington sobre los arreglos en el escrutinio, el presidente electo respondió enojado: “En las elecciones democráticas en nuestro país el pueblo ha elegido a su presidente. Aquellos que defienden las dictaduras no pueden juzgarnos”. Sentado detrás de una larga fila de micrófonos y rodeado por ramos de flores, el ya débil líder se veía aún más pequeño. El traje modesto reflejaba su imagen predilecta de hombre común, y sin corbata, que en la post-revolucionaria Irán es vista como un símbolo de la opresión capitalista.
El ex alcalde, que accedió al poder prometiendo más justicia social y una distribución más justa de las enormes ganancias por el petróleo iraní, insistió en que promocionaría la inversión extranjera y apoyaría el crecimiento de la Bolsa iraní, aunque fue vago sobre políticas específicas. Sin embargo, reiteró su promesa de terminar con la corrupción en el sector del petróleo. “Pelear la corrupción burocrática en cada sector, incluyendo el del petróleo, es parte de una política definitiva de nuestro gobierno”, afirmó.
Las reacciones de los resultados electorales en las calles fueron distintas, incluso con algunos votantes que se declararon escépticos a que el nuevo presidente cumpla. “Voté por primera vez desde hace 26 años”, aseguró Ali Reza, un taxista en una central de transportes en el centro de Teherán. “Pero todavía no sabemos mucho sobre este hombre. Esta es su última oportunidad y queremos ver lo que hacen.” La prensa conservadora dio la bienvenida a la victoria de Ahmadinejad en los diarios del domingo, atribuyéndola a su modesta campaña. “Envió un mensaje a los pobres y oprimidos de que soy uno de ustedes y los conozco bien”, señaló el diario conservador Resalat. Kayhan, un diario semioficial con fuertes lazos con la oficina del líder supremo ayatola Ali Khamenei, dijo que su elección desafiaría seriamente la política de EE.UU. en el Medio Oriente.
Alrededor de 20 millones de iraníes no fueron a votar. “No puedo encontrar un trabajo y el presidente no puede hacer nada”, afirmó Maryam, una mecanógrafa de 29 años. El ex presidente derrotado, Rafsanjani, cuestionó enojado la legitimidad de la victoria de Ahmadinejad, acusando a sus partidarios de usar trucos sucios incluyendo una campaña de difamación quelo representó como un corrupto. Dijo que sectores del Estado participaron injustamente en la elección y, en consecuencia, “han debilitado la revolución... Todos los medios del régimen fueron utilizados en una manera organizada e ilegal para intervenir en la elección”, denunció en una declaración en el canal estatal.
Sin embargo, Rafsanjani, reconocido ampliamente como uno de los hombres más poderosos e influyentes del país, no apelará el resultado. Explicó que el Poder Judicial del país, visto en general como un aliado de la línea dura de los conservadores, no tiene interés o es incapaz de responder a sus reclamos. Dado que 8 millones de votos separaron al ex presidente de su rival y sucesor, no hay, en ningún caso, alguna sugerencia de que podría, aun con la respuesta de la Justicia, haber ganado la elección.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Laura Carpineta.

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Mahmud Ahmadinejad, el nuevo presidente iraní, es un fundamentalista de Teherán.
 
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