EL MUNDO › EL LIDER DE AL QAIDA REAPARECIO EN AUDIO, PROMETIO MAS GUERRA Y OFRECIO UNA TREGUA

Jugando en el bosque mientras Osama está

Quebrando un silencio que databa de diciembre del 2004, la voz de Osama bin Laden, que fue autentificada por la CIA, reapareció ayer en la cadena Al Jazeera prometiendo más guerra y ofreciendo una tregua, que la Casa Blanca rechazó.

Por Robert Fisk *

¿Es él? Casi seguro. ¿Entonces por qué sólo en audio? ¿Por qué no en video? ¿Está enfermo? Sí, dicen las “fuentes de inteligencia” estadounidenses de siempre. Es la misma historia. Osama bin Laden nos habla desde detrás de una cueva, desde adentro de una cueva, desde un sótano quizá, desde una cinta grabada a través de una línea telefónica lejana. El mensaje emitido ayer, como siempre por la televisión de Al Jazeera, fue un recordatorio de que la seguridad, no la enfermedad, decide su método de comunicación. Bombardeamos e invadimos Afganistán para encontrar a Bin Laden, y luchamos y morimos en Irak para matar a sus seguidores, y aun así nos elude, todavía nos amenaza, todavía se burla de nosotros.

¿Cuánto más puede durar esta pavada? El presidente Chirac advierte que Francia –¿Francia?– podría usar armas nucleares si es atacada. ¿Contra quién, me pregunto? Estados Unidos hace estallar en pedazos niños paquistaníes y declara que mató a cinco fugitivos, incluyendo un fabricante de bombas. Pero no hay ninguna evidencia. Bin Laden dice que Estados Unidos será atacado nuevamente, salvo que acepte una tregua en las guerras contra Irak y Afganistán. ¿No era que estábamos ganando la “guerra contra el terror”? Oh no, nos dicen los “expertos”, Bin Laden y Al Qaida están perdiendo, por eso quieren una tregua. Ojalá. Es un juego, por supuesto. Bin Laden no tiene la menor intención de ponerle fin a su propia guerra, y tampoco lo quieren George W. Bush ni Tony Blair. El ofrecimiento de Bin Laden busca ser rechazado, casi con seguridad. Quiere que Bush y Blair lo rechacen. Entonces, después del próximo ataque vendrá la próxima grabación de audio. ¿Ven lo que sucede cuando nos rechaza un cese de fuego? Les advertimos.

Y nosotros preguntaremos: ¿es él? ¿Por qué no en video? Nunca antes en la historia tantos fugitivos enviaron imágenes y mensajes y grabaciones de video desde la oscuridad. Quizá Tito fue la última figura de tiempos de guerra que caminó entre sus enemigos y permaneció libre para hablar y para que le sacaran fotos. La ironía, por supuesto, es que Bin Laden ahora es casi irrelevante. Creó Al Qaida. Su logro –esa palabra debiera ser vista con contexto– es completo. ¿Por qué molestarse en darle caza ahora? Es casi como arrestar a los científicos nucleares del mundo después de la invención de la bomba atómica. El monstruo ha nacido. Es con Al Qaida con los que debemos tratar.

Nos dicen que la seguridad de Estados Unidos no evitó un ataque, que las “operaciones” llevan tiempo. “Es mejor no luchar contra los musulmanes en su tierra”, dice Bin Laden. “No nos molestaría ofrecerles una tregua que sea justa en el largo plazo, así podemos construir Irak y Afganistán”, dice. Olviden por un momento el profundo cinismo detrás de ese mensaje –desmantelar a los chiítas de Irak parece ser uno de los objetivos de los insurgentes iraquíes–; también revela uno de los viejos temas de Bin Laden: la idea de que estas guerras provocarán la bancarrota de Estados Unidos. “No hay nada de vergonzoso en esta solución porque evita gastar miles de millones de dólares en los mercaderes de la guerra.” Estas eran casi las mismas palabras que Bin Laden usó conmigo la última vez que nos reunimos. “Los estadounidenses se fundirán”, dijo entonces, sin darse cuenta de que la guerra vigoriza la economía de una superpotencia. Es como si ambas “partes” de este conflicto vivieran de ilusiones. Los señores Bush y Blair nos vienen diciendo que las cosas en Irak están mejorando cuando todos sabemos que andan peor. La anarquía se apoderó de ese país desde Mosul en el norte hasta Basora en el sur. ¿Los cuerpos estadounidenses que regresan a Estados Unidos? Que la prensa no les saque fotos a los ataúdes. ¿Bombas en Londres? Nada que ver con Irak, nos dijo Blair en julio pasado. Ahora hay un sitio web en español sobre Irak en las pantallas de la Casa Blanca. ¿Por qué? ¿Porque los españoles están interesados en la guerra que su ejército abandonó? Y ahora lo tenemos a Paul Bremer, el desafortunado ex procónsul de Estados Unidos en Bagdad, diciéndonos que esas mismas tropas españolas contribuyeron al levantamiento en Najaf porque no estaban cumpliendo su tarea en Irak.

Más tonterías. Lo que comenzó el levantamiento fue el enojo personal de Bremer por un ataque contra él en un pequeño diario chiíta musulmán que ordenó que fuera cerrado (en un anuncio en execrable árabe). Fue esto lo que instó a Muktada al Sadr a luchar contra los estadounidenses. Y así seguimos. Culpen a los combatientes extranjeros –aun si 150 mil de ellos en Irak está usando uniformes estadounidenses–, culpen a Siria, culpen a Irán. Y culpen a España, por supuesto. Culpen a cualquiera que no esté “con nosotros”.

En verdad se necesitará de Irán y de Siria para ayudar a Estados Unidos y a Gran Bretaña a salir de esta vergonzosa aventura. ¿Pero qué hacemos? Subimos las apuestas en Irán, declarando que tiene intenciones de fabricar armas nucleares. ¿Y por qué Irán? ¿Por qué no el infinitamente más inestable Estado islámico llamado Pakistán, que realmente tiene armas nucleares? Bueno, por supuesto, porque su dictador, el presidente general Musharraf, está “de nuestro lado”. ¿Por qué no atacar a Corea del Norte, cuyo líder es más inestable que cualquier clérigo iraní? Porque también tiene armas nucleares.

En Afganistán, los talibanes están regresando lentamente. Salvo en Kabul, todas las mujeres usan una burka. ¿No se suponía que se las habían sacado? ¿No era que las mujeres ahora eran “libres” en Afganistán? ¿No se suponía que habían ganado? Ahora, Canadá dividió sus tropas de mantenimiento de la paz y envió un batallón a Kandahar para luchar contra los talibanes y Al Qaida. ¿Qué están haciendo ahora los canadienses en operaciones de combate? ¿Qué riesgos plantea esto para la nación canadiense que se mantuvo fuera de toda la invasión y la ocupación de Irak?

Hace sólo unos pocos meses que Bin Laden nos bombardeaba con sus explicaciones por los ataques de su movimiento. ¿Por qué nadie preguntó, dijo, por qué Suecia no fue atacada? Supongo que sí, podemos temer más ataques a Estados Unidos, más ataques con bombas, más capítulos en la “guerra contra el terror”. Y todo el tiempo, nosotros no vemos la forma de terminar esta “guerra” en Occidente.


* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Osama bin Laden, como apareció ayer en imagen fija por el canal qatarí Al Jazeera.
 
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