EL MUNDO › MAXIMO SUSPENSO TRAS LOS CIERRES DE CAMPAÑA PARA LAS ELECCIONES DE MAÑANA

Historia de tres ciudades en Perú

El nacionalista Ollanta Humala, la derechista Lourdes Flores y el socialdemócrata Alan García cerraron sus campañas en medio de la incertidumbre sobre las elecciones de mañana y en actos que marcaron las diferentes bases sociales de cada candidato.

 Por Carlos Noriega
Desde Lima

La campaña electoral peruana se cerró en medio de una creciente incertidumbre por los resultados que se podrían dar este domingo. La única certidumbre a 24 horas de las elecciones es que habrá segunda vuelta. Hasta hace dos días, nadie dudaba de que el ex comandante Ollanta Humala estaría presente en esa segunda vuelta, pero ahora esa certeza ha ingresado al terreno de la duda con la aparición de encuestas de último momento –que no se pueden difundir en el Perú por la veda de encuestas que rige en la última semana de la campaña– que registran una baja de Humala y una reducción de las distancias entre los tres principales candidatos: Humala, la derechista Lourdes Flores y el ex presidente socialdemócrata Alan García (1985-90).

Un día después de que se conocieran los resultados de una encuesta de CPI que rompió todas las tendencias y los pronósticos, dándole el primer lugar a Flores con 27,6 por ciento, dejando en segundo puesto al favorito Humala con 25,9 por ciento y tercero a García con 24,9 por ciento, ayer otras dos encuestadoras volvieron a colocar a Humala en primer puesto, aunque coincidieron en registrar una importante baja en esta última semana en la intención de voto por el candidato nacionalista que se ha convertido en la sorpresa de estas elecciones. La Universidad de Lima le da a Humala 29,7 por ciento (hace una semana le dio 32,6 por ciento), mientras que a Flores le adjudica 24,8 por ciento y a García 22,3 por ciento. Para Datum, Humala tiene 26 por ciento y el segundo lugar lo igualan Flores y García con 24 por ciento. Estas nuevas cifras confirman la fama de impredecibles que tienen las elecciones peruanas, en las que nada parece seguro y donde todo puede cambiar muy rápidamente a último momento.

En medio de esta creciente incertidumbre y de los rumores que recorren las calles sobre los resultados de las encuestas que no se pueden divulgar, los tres principales candidatos cerraron en la noche del jueves su campaña electoral. Flores y García lo hicieron en Lima, ambos en el centro de la ciudad, muy cerca uno del otro, mientras Humala prefirió irse a Arequipa, la segunda ciudad en importancia del Perú, ubicada en el sur del país, donde el ex comandante tiene su bastión electoral. Ante una plaza colmada, Humala atacó duramente a la clase política, lo que le ha servido para ganar rápidamente el apoyo de una población decepcionada de sus políticos. En respuesta a quienes lo llaman “autoritario”, aseguró que “mi intención no ha sido sembrar odio (...) quiero un cambio en democracia y paz”, algo que ya había dicho la noche anterior, cuando cerró su campaña en la capital con un masivo mitin, el más espectacular de toda esta campaña. Ante la multitud que lo escuchó en Lima, compuesta por habitantes de los barrios pobres que se multiplican alrededor de la ciudad y rostros que revelan un origen andino, el ex comandante cuestionó el modelo neoliberal y arrancó los aplausos de la gente y gritos de “Sí se puede” y “Humala con el pueblo, el pueblo con Humala”. En un mensaje dirigido no a la masa que lo escuchaba, sino a intentar tranquilizar a los inversionistas, aseguró que “en nuestro gobierno no habrá estatizaciones ni expropiaciones”. Después de elogiar encendidamente a los militares y “su sacrificio y amor por el país”, poniendo como ejemplo su propia experiencia en el ejército, el ex comandante se dirigió a la multitud en ese tono de mando que usan los oficiales para hablarles a sus tropas, y terminar su discurso de 50 minutos pidiéndoles a todos los que lo escuchaban que repitan el juramento de lealtad al país que hacen quienes ingresan a la escuela militar. “Muy bien, ése es el nacionalismo”, remató Humala, luego de escuchar el “Sí juro” de sus seguidores. Cuando se retiraba de la plaza, luego de escuchar a su líder, José Rojas, un taxista de 53 años, nos dice que vino a escuchar a Humala “para darle mi apoyo contra esa clase política corrupta que siempre nos ha engañado; creo que él va a mejorar las cosas porque el hombre ha sido militar y va a poner mano dura, porque en este país hay mucho desorden”. Gregoria Quispe, que no quiere decir su edad pero debe estar por los 60 años, asegura que “voy a votar por Humala porque tengo la esperanza de que haya un cambio, porque cada vez estamos más pobres y olvidados y así no queremos seguir. Ojalá no nos falle, como otros”.

García y Flores cerraron sus campañas muy cerca el uno de la otra. Aunque Lima es la plaza más fuerte de Flores, el mitin de García reunió una multitud notoriamente mayor que la que pudo convocar su rival, pero menor a la cantidad de gente que el día anterior había logrado llevar Humala a ese mismo lugar. García y Flores cerraron sus campañas atacándose mutuamente. Flores pidió no votar por García porque “representa el retorno a un pasado de hiperinflación y colas para comprar alimentos”, en alusión a la crisis económica del gobierno de García, quien desde su propia tribuna le respondió que ella representa “la derecha egoísta que favorece a los grandes capitales” y le dijo a la gente que había aprendido de sus errores y que “esta vez no los defraudaré”. García puso el énfasis en defender la jornada laboral de ocho horas, en la necesidad de bajar las tarifas de los servicios públicos, apoyar a los microempresarios y darles créditos a los campesinos, mientras Flores aseguró que su gobierno se preocupará en “garantizar las inversiones”. En lo que ambos coincidieron fue en sus ataques a Humala. García lo llamó “seudonacionalista” y “extremista”, y Flores lo calificó de alguien que “no sabe para qué quiere gobernar el país”. Y el momento en el cual García arrancó más aplausos fue cuando anunció que impondría la pena de muerte para los violadores de niños.

La policía ordenó la evacuación de ambos mítines de tal manera que los seguidores de García y Flores no se cruzaran. Mientras apura el paso para ir a la cochera donde ha dejado su automóvil, Victoria Fernández, de 40 años, que vive en uno de los barrios residenciales de Lima y que fue hasta el centro para escuchar a Flores, aseguró que se iba contenta y confiada “en que Lourdes gane porque ella representa el progreso y el orden. Si gana Humala sería una tragedia. Conozco mucha gente que está pensando en irse del país si eso ocurre”.

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Ollanta Humala, con su esposa Nadine Heredia (izq.) y una olla de barro, símbolo de su partido.
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