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En el mapa MAS unicolor asoman dos Bolivias

El Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales triunfó en la votación de constituyentes incluso en Santa Cruz y Tarija. Si bien ganó el No al autonomismo a nivel nacional, el rico oriente se ve fortalecido para llevar su reclamo a la Constituyente.

 Por Pablo Stefanoni
Desde La Paz

El día después, el gobierno de Evo Morales vivió la resaca de un triunfo que, a diferencia de la victoria electoral del 18 de diciembre, fue llegando de a poco y tiñendo el mapa de Bolivia del azul cobalto del Movimiento al Socialismo (MAS). La jornada de ayer comenzó con dos trofeos inesperados: según el conteo rápido –el oficial recién estaba comenzando–, el partido de gobierno ganaba por décimas la elección de constituyentes en el esquivo departamento de Santa Cruz, conquistaba más holgadamente Tarija (con el 41 por ciento) y quedó en un segundo lugar en el amazónico departamento de Pando, hostil para la izquierda y controlado por una sólida alianza entre terratenientes y políticos conservadores.

El nacionalismo indígena mejoró su performance en el occidente del país donde, según la empresa Mori, superó con amplitud a la derecha en cinco departamentos: 65 por ciento en La Paz (contra 8 por ciento de Podemos), 58 por ciento en Chuquisaca (Podemos, el 14 por ciento), 47 por ciento en Potosí (Podemos, el 12 por ciento), 61 por ciento en Cochabamba (Podemos, el 16 por ciento) y 62 por ciento en Oruro (Podemos, el 9 por ciento). En las filas del gobierno se entusiasman con que los resultados finales superarán estos guarismos, ya que el conteo rápido subestima el voto rural, donde el MAS ha construido una hegemonía a toda prueba.

“Hay gobiernos que se desgastan pero aquí, con el trabajo que venimos realizando, hemos logrado consolidar al MAS; asimismo se consolida la nacionalización de los hidrocarburos y los cambios que vamos dando en democracia”, dijo ayer Morales en un encuentro con la prensa extranjera del que participó Página/12. Se lo veía sereno: “En mi vida festejé una elección, cuando ganamos la federación cocalera del Chapare en los años ’90 algunos compañeros querían farrearse pero yo me fui a dormir, nunca festejé”, confesó el presidente.

Podemos sólo ganó en Beni y Pando. Así, el triunfo del MAS resultó inversamente proporcional al derrumbe de la oposición de derecha liderada por el ex mandatario y ex candidato presidencial Jorge “Tuto” Quiroga, que bajó del 28 por ciento cosechado el 18 de diciembre pasado a alrededor del 22 por ciento, según el mismo conteo rápido. También figuran entre los grandes derrotados los prefectos de La Paz, José Luis Paredes, y de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, cuyo llamado a votar Sí a las autonomías fue ampliamente desoído por los electores. Frente a la hecatombe, los líderes opositores se consolaban con que el gobierno no obtuvo los dos tercios de las bancas de la Asamblea Constituyente. En este escenario, la oposición empieza a venderse en envase regional.

Ayer, las principales discusiones en radio y televisión no se referían a los “grandes temas”, como el Estado laico o la incorporación de la justicia comunitaria a la legalidad vigente, sino a cómo interpretar los resultados del referéndum. Dos lecturas enfrentaron a lo largo de la jornada a políticos, dirigentes sociales y periodistas: unos dicen que el triunfo nacional del No vuelve voluntario el tratamiento de las autonomías por la Constituyente, los otros afirman que el contundente mensaje cruceño –y oriental– es un mandato vinculante para la convención. Desde el gobierno respondieron que se tratarán las autonomías pero de manera general y no siguiendo la propuesta cruceña, que se mira en el espejo español. “Los recursos naturales deben pertenecer de manera inalienable al Estado”, señaló Morales.

A la luz de los resultados provisorios, la Bolivia casi unicolor en lo político contrastaba con las “dos Bolivias” emergentes del referéndum porlas autonomías: los datos muestran un país escindido en dos partes casi iguales –oriente y occidente– desde el punto de vista geográfico, aunque del lado occidental vive la mayoría de la población. Eso explica el triunfo del No a las autonomías en el ámbito federal con el 55 por ciento de las preferencias ciudadanas. Sin embargo, estas dos Bolivias no son homogéneas. El casi 30 por ciento que el No obtuvo en Santa Cruz habla de un sector que se resiste a unificarse con la identidad cruceña oficial y se considera excluido por los grupos de poder locales. Ese bloque tiene varias vertientes: indígenas, migrantes “collas” del occidente y pobladores pobres de las ciudades, y se hace visible en los datos parciales que hablan del triunfo del No en zonas rurales de Santa Cruz.

“El No ganó en cinco departamentos, con el 55 por ciento; el Sí se impuso en cuatro. Hay que reconocer esos datos, que demuestran que hay departamentos que apostaron a ello; por eso, los resultados se trasladarán al debate de los Constituyentes y vamos a respetar eso”, expresó Morales.

Sin los dos tercios necesarios para aprobar una nueva Constitución, el MAS deberá apelar a alianzas y a los “palos blancos” (candidatos que se presentaron con otras siglas para engrosar la bancada oficialista). Entre los aliados está el Movimiento Bolivia Libre (de centroizquierda), Concertación Nacional, una extraña alianza entre evangélicos y militantes de izquierda, y los aymaristas de Ayra (Renacer). Con ellos el MAS intentará acercarse a los 170 representantes. El resto será “ingeniería política”, incluyendo la presión extramuros de los movimientos sociales para constitucionalizar el giro nacionalista del Ejecutivo.

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Del lado occidental vive la mayoría de la población y del otro lado aspiran a la separación.
 
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