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Berzoini volvió a la presidencia del Partido de los Trabajadores

Hace tres meses dio un paso al costado tras las denuncias de corrupción en contra del PT y evitó complicarle la reelección a Lula.

El diputado brasileño Ricardo Berzoini reasumió ayer la presidencia del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), de la que había pedido licencia hace tres meses. “A partir de ahora, vida nueva”, afirmó Berzoini al recibir nuevamente el liderazgo del partido, que había dejado temporariamente a causa de un escándalo que complicó la reelección del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Berzoini había asumido el liderazgo del PT en 2005, después de la peor crisis en la historia de la formación, marcada por denuncias de corrupción que provocaron la caída de toda la dirección partidaria. En octubre pasado, un caso de corrupción lo obligó también a él a separarse de su cargo. El diputado pidió licencia días después de que integrantes del partido hubiesen sido arrestados con 800.000 dólares, que serían utilizados para adquirir un dossier con acusaciones de corrupción contra políticos del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). El escándalo estalló quince días antes de la primera vuelta de las elecciones, que Lula finalmente ganó en una segunda vuelta contra el socialdemócrata Geraldo Alckmin, quien era uno de los objetivos del dossier. La presidencia del partido quedó entonces interinamente a cargo de Marco Aurelio García, asesor de política exterior de Lula.

Tras el triunfo de Lula, Berzoini insistió en recuperar el cargo, alegando que había sido elegido a fines de 2005 por la militancia del partido en elecciones directas, y que quería completar su mandato de tres años. El PT dio curso al reclamo y le devolvió el puesto ayer. Los dirigentes partidarios explicaron que la rehabilitación se debe a que Berzoini fue declarado inocente por la Policía Federal en el caso del dossier. “En la medida en que no se encontró nada que incriminase a Berzoini, no podemos condenarlo eternamente por una suposición”, afirmó el diputado Arlindo Chinaglia.

Pero no todo el PT está contento con la vuelta de Berzoini. Su retorno fue resistido por sectores del partido que querían aprovechar su salida para renovar la dirección partidaria y dar vuelta la página de los escándalos que mancharon el primer mandato de Lula. El secretario general del PT, Raul Pont, lamentó que García no hubiera permanecido hasta el congreso del partido, que se realizará en julio próximo, y consideró que la exculpación policial no era un argumento suficiente para que Berzoini recuperase la confianza de la formación. “El mismo Berzoini declaró que estaba al tanto de la implicación de dirigentes (en la tentativa de compra de información) y no asumió la postura que hubiera debido asumir, impidiéndola”, afirmó Pont. “Su retorno es una mala señal para el partido y el resto del país, dado que demuestra una vez más que el PT se rinde a la lógica del pragmatismo, y no a la de la reconstrucción”, agregó.

Por su parte, Berzoini defendió una anticipación de las elecciones internas del partido, que están previstas para fines de 2008. “Cuando fui elegido en 2005, se debatió si sería un mandato de transición o de tres años. En cualquier caso, es necesario anticipar un poco las elecciones, porque tenemos comicios municipales en 2008”, afirmó. Según Berzoini, el nuevo comando del PT podría ser elegido en el segundo semestre de este año o en el primero de 2008. “Eso se decidirá en el congreso nacional del partido, en julio”, dijo el diputado, quien evitó informar si pretende candidatearse a la reelección.

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Tras el triunfo de Lula, Berzoini insistió en recuperar el cargo.
 
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