EL MUNDO › HABLA EL CANCILLER BOLIVIANO DAVID CHOQUEHUANCA

“No seremos un país limosnero”

El canciller boliviano David Choquehuanca se toma su tiempo para pensar las preguntas, responde pausado, casi como un maestro. Como su cargo lo demanda, es muy diplomático y se cuida de no atacar a Estados Unidos ni a la oposición, ni a las demandantes organizaciones sociales en su entrevista con Página/12, durante la visita que hizo a Buenos Aires esta semana, para firmar un convenio ambiental con Argentina y Paraguay para mejorar la zona del Chaco.

–¿Bolivia perderá los fondos de la Cuenta del Milenio?

–El acceso a la Cuenta del Milenio exige varios requisitos y Bolivia tranquilamente llega a cumplir todos ellos. Si Bolivia no recibe estos fondos es por una decisión política. Hay que analizar las razones por las que Estados Unidos no adjudicaría los 600 millones de dólares. Lo que no hay duda es que el gobierno boliviano está llevando adelante una lucha frontal contra la pobreza, la corrupción y la desigualdad social.

–¿Y para ustedes Estados Unidos no tomó en cuenta esto?

–Este año el propio gobierno norteamericano entendió que Bolivia está en un proceso de cambio y que los convenios y los programas anuales que manteníamos con Estados Unidos deben ahora ser consensuados y no sólo firmados, como hacía antes Bolivia. Este año los hemos discutido y, por ejemplo, hemos incorporado el tema de los derechos humanos.

–¿Entonces por qué Estados Unidos disminuyó su ayuda antidroga a Bolivia?

–Bueno, Estados Unidos también tiene problemas. Irak y su déficit son algunos de ellos. A pesar de ser un país telecista (negocia un tratado de libre comercio, un TLC, con EE.UU.), Perú sufrió una reducción de la ayuda norteamericana más grande que la de Bolivia. Por suerte, nuestro gobierno también cuenta con el apoyo de los gobiernos europeos y de otras partes del mundo, lo que nos ha permitido seguir avanzando con nuestro plan de desarrollo. Queremos dejar de ser un país limosnero.

–¿Las altas expectativas de los sectores aliados siguen siendo una fuente de presión para el presidente Morales?

–El gobierno de Evo Morales no sólo ha despertado expectativas, tanto del movimiento campesino-indígena, de la clase media como de la oposición. El gobierno también ha generado esperanzas. A medida que vamos trabajando creo que la gente va generando una mayor conciencia de los avances, incluso en el Oriente boliviano. Allí, donde no aceptan al presidente Morales, dicen que están de acuerdo con las medidas del gobierno. Pero lo que no aceptan es que las lleve adelante un presidente indígena.

–Al poco tiempo de asumir el gobierno, una ahora ex ministra dijo que lo más difícil era pedirles paciencia a los movimientos sociales.

–En primer lugar, nosotros seguimos siendo parte de esos movimientos sociales. Lo que sí necesitamos es tener una mejor comunicación con ellos. Pero lo estamos cambiando porque si se los hace parte de este proceso de cambio, se les explica, lo van a apoyar, como está empezando a suceder.

–¿Cuál es el principal desafío del gobierno en este momento?

–El más importante para nosotros es el proceso constituyente. Nosotros no hemos llegado hasta aquí solamente para transparentar la administración. Yo, en el ministerio, tengo que cumplir las leyes del sistema. No quiero, pero lo tengo que hacer. Nosotros hemos venido a cambiar este modelo. Queremos nuevas leyes que defiendan los intereses de Bolivia.

–¿Estos cambios requerirían de un segundo mandato del presidente Morales?

–La Constituyente es la máxima instancia. Ahí es donde tenemos que decidir en qué tipo de país queremos vivir y cómo lo vamos a conseguir.

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