Brasil abre lentamente las puertas del Mercosur a Venezuela. En una victoria parcial del gobierno brasileño, una comisión de la Cámara de Diputados aprobó ayer por amplia mayoría el ingreso de Caracas al mercado sudamericano. Aunque la oposición intentó vetar a Caracas, predominó una posición favorable a la incorporación de Venezuela sin faltar las críticas al presidente de ese país, Hugo Chávez, que fue tildado de dictador psicópata. Con esto, el protocolo de adhesión de Venezuela al Mercosur, que desde hace ocho meses tramita en el Congreso de Brasil, tomó impulso para pasar al pleno de la Cámara baja y luego al Senado, la última barrera.

Con 44 votos a favor y 17 en contra, la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara baja de Brasil, una de las más codiciadas por su relevancia, aprobó la participación de Venezuela al bloque regional, fundado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Tras una extenuante sesión de debate, volvieron a salir a la luz las chispas y diferencias que provoca el tema en el Poder Legislativo brasileño, pero el proyecto logró salir del pantano de las comisiones al que lo había confinado la oposición. La votación no sólo mostró el poder de fuego del oficialismo en la Cámara de Diputados, sino que también le dio al proyecto carácter de urgencia.

Fueron las fuerzas opositoras y antichavistas las que se encargaron ayer de disparar las críticas más fuertes contra el protocolo en un intento fallido por detener su avance en el Congreso de Brasil. El líder del centroderechista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Zenaldo Coutinho, señaló que la adhesión de Caracas al Mercosur violaría la cláusula democrática del estatuto del bloque. “Chávez calla a la oposición y a la prensa de su país”, advirtió.

Por otra parte, el diputado Marcelo Itagiba del centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), integrante del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, impulsó a sus pares a postergar la votación hasta que Chávez formulara un pedido formal de disculpas al Congreso brasileño, después de que el venezolano acusara al Parlamento de defender los intereses del imperio. Dentro del PMDB no faltaron quienes compararon a Chávez con el nacionalsocialismo alemán.

El propio autor del informe calificó de dictador psicópata al mandatario venezolano, pero defendió la aprobación del documento. “Chávez pasará, pero Venezuela se queda”, dijo el diputado derechista y oficialista Paulo Maluf, del Partido Progresista (PP). Para Maluf la adhesión de Venezuela al Mercosur está de acuerdo con la Constitución de Brasil. Pese a ser intendente, gobernador y dirigente de un partido adicto al régimen militar durante la dictadura, el diputado defendió la integración económica, política, social y cultural con América latina, que la Carta Magna de su país recomienda. De otro modo, la castigada sería la sociedad venezolana, agregó el legislador, cuya posición fue la que se impuso en la derecha oficialista.

Sin duda, los principales defensores del protocolo fueron los legisladores del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece Lula. El ex presidente del PT José Genoino de Souza advirtió que, de rechazar el documento, Brasil violaría principios constitucionales como la multilateralidad en las relaciones internacionales. “Intereses discrepantes deben ser resueltos en el marco de la convivencia democrática”, aseguró Genoino, quien comparó el veto a Venezuela con el embargo norteamericano a Cuba.