EL MUNDO › ENTRE 75 Y 150 PERSONAS OCULTAS EN DOS BUNKERES

El gobierno secreto de EE.UU.

 Por Claudio Zlotnik

Por Enric González
Desde Washington

Estados Unidos tiene un gobierno, presidido por George W. Bush, que trabaja en Washington. Y tiene otro gobierno, compuesto por unas 100 personas, que se oculta en dos búnkeres secretos y permanece a punto para asumir el poder. El 11 de septiembre, la Casa Blanca activó un plan ideado en tiempos de Dwight Eisenhower para el caso de que un ataque nuclear soviético destruyera la capital del país y toda la estructura gubernamental, y ha decidido mantenerlo en marcha de forma indefinida. “Existe una amenaza terrorista y mi obligación es asegurar la continuidad del gobierno, ocurra lo que ocurra; todo esto es muy serio”, declaró ayer Bush.
La existencia de un “gobierno de recambio” fue revelada ayer por The Washington Post, y confirmada por el propio presidente. Se trata de un grupo de altos funcionarios de todos los ministerios, cuyo número oscila entre un mínimo de 75, en días de calma, y un máximo de 150 cuando se reciben informaciones sobre la posibilidad de macroatentados. Su misión esencial, en caso de que un ataque nuclear o bacteriológico dejara inoperativos los centros de poder en Washington, consistiría en garantizar las funciones gubernamentales básicas “y dirigir una respuesta inmediata a la agresión”, explicó Joseph Hagin, subjefe de Gabinete de la Casa Blanca. “Sin una estructura de mando invulnerable y apartada de Washington, la destrucción de la capital sería el fin”, dijo al Post uno de los miembros del “gobierno de recambio”.
La identidad de los componentes de la administración alternativa es secreta, al igual que los dos lugares en que permanecen reunidos. La Casa Blanca se limitó a decir ayer que ambos escondites se encontraban “en la Costa Este” y aprovechaban “las características geológicas locales” para reforzar su seguridad, lo que induce a pensar en instalaciones subterráneas. Los asignados a la llamada Operación Continuidad del Gobierno (OCG) cumplen turnos de 90 días, conocidos como “guardia de búnker”, durante los que trabajan y descansan en el escondite, y tienen prohibido dar detalles de su ubicación. Ni sus familiares directos pueden ser informados sobre el asunto, bajo amenaza de persecución penal. Una vez ocultos, los funcionarios están en “viaje oficial”.
Pero cuando llegó a los búnkeres, el “gobierno de recambio” descubrió que los medios de que disponía para dirigir la hiperpotencia mundial en una situación de máxima crisis apenas servía para nada: las computadoras eran aparatos de más de 15 años y no podían conectarse con las bases de datos más esenciales, escaseaban los teléfonos y no era posible establecer comunicaciones seguras, es decir, no interceptables, con el exterior. La Casa Blanca ordenó una modernización inmediata y hacia finales de octubre la OCG empezó a disponer de una capacidad operativa suficiente.

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