EL MUNDO › LOS CONTRARIOS A LA SECESIóN HABLARON DE CORRALITO Y DEL EURO

España, el obstáculo catalán

La hipotética declaración de independencia plantea dudas sobre la naturaleza jurídica de sus ciudadanos –¿nacionalidad española, catalana o europea?–, así como sobre su solvencia económica o su permanencia dentro de la UE.

 Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

El titubeo de Mariano Rajoy durante una entrevista radial en la que se le preguntó por la posible pérdida del pasaporte español de los catalanes si su región se independizara no sólo catapultó en el ridículo al presidente por su falta de conocimientos jurídicos, sino que puso también la guinda al pastel de interrogantes que lleva meses –años– horneándose en torno al futuro de los ciudadanos en un hipotético nuevo Estado independiente.

El jefe del Ejecutivo declaró, a pocos días de finalizar la campaña en la emisora nacional Onda Cero, que “lo que algunos pretenden pedirle a la gente es que renuncie a su condición de español y europeo. Es un disparate”, a lo que el periodista Carlos Alsina respondió que la nacionalidad española no la perderían. “Ah, no lo sé. ¿Por qué no la perderían? ¿Y la europea tampoco?”, dudaba Rajoy. Alsina le contestó mencionando la legislación española –“La ley dice que el ciudadano de origen nacido en España no pierde la nacionalidad aunque resida en un país extranjero si manifiesta su voluntad de conservarla”– y el presidente, atónito, le intentó rebatir preguntando qué pasaría entonces con la nacionalidad europea. “La europea la tienen porque tienen la nacionalidad española”, sentenciaba el entrevistador. “Me parece que estamos en una disquisición que no lleva a parte alguna”, concluyó el presidente tratando se salir al paso de un embrollo que ya era trending topic y había generado 20 mil mensajes en Twitter.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, salió enseguida en defensa de su jefe para asegurar que, “en absoluto” podrán mantener la nacionalidad española si Cataluña se independiza del resto del Estado. En declaraciones a los periodistas, Margallo dijo que “cuando uno se sale de un país, abandona todos los atributos que le da la pertenencia a ese país. Y mientras que Junts pel Sí, el partido de Artur Mas, sostiene que con la independencia todos los ciudadanos de Cataluña que lo quieran podrán mantener la nacionalidad española, Margallo se opone rotundamente a esta tesis: “Si uno se va, es que se va; no se va para quedarse con unos atributos sí y otros no”.

La candidatura independentista de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y Esquerra Republicana (ERC) no tardó en aprovechar el ridículo de Rajoy como arma para la campaña y, además de proyectar un video con el episodio en todos sus actos, Artur Mas lo instrumentalizó para defenderse de lo que considera “una campaña del miedo” por parte de los contrarios a la independencia. “Don Mariano, pregunta difícil, sobre todo para los licenciados en Derecho”, bromeó el presidente de la Generalitat en uno de sus mitines, para concluir que “esto solo demuestra que todo lo que han estado diciendo es mentira”.

Las “mentiras” a las que el equipo de Junts pel Sí hace referencia son las que giran en torno al debate sobre si Cataluña independiente se quedaría dentro del euro y si, como les advirtió el sector bancario español, el nuevo Estado correría el riesgo de un corralito. El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, advirtió esta semana en un desayuno informativo de Europa Press que existe “riesgo” de corralito en Cataluña si se independiza porque “escenarios en los que hay una tensión grave pueden derivar en este tipo de situaciones, sufridas en países latinoamericanos y recientemente en Grecia”. El gobernador insistió en que, en caso de secesión, Cataluña dejaría de pertenecer a la Unión Europea y, con ello, saldría del euro. “Es un procedimiento automático –apuntó–. Como consecuencia, los bancos con sede en Cataluña no tendrían acceso a la financiación del Banco Central Europeo (BCE), lo que podría llevar a las restricciones en la retirada de efectivo y el movimiento de capitales”.

Artur Mas niega completamente la posibilidad de un corralito alegando que se trata solo de una “mentira que busca mantener el statu quo y dar miedo, condicionar el voto”, a la vez que defiende que tampoco Cataluña saldría del Euro al independizarse, aunque así lo aseguraran en diversas ocasiones mandatarios de la Unión como David Cameron o Angela Merkel. La Comisión Europea, sin embargo, retiró este miércoles la declaración en la que su presidente, Jean-Claude Juncker, advertía a Cataluña de que un Parlamento autonómico no puede declarar la independencia de una parte del territorio de un Estado miembro, al considerar que ese pronunciamiento corresponde al “error” de un funcionario.

La Iglesia, por su parte, tampoco se quedó callada ante el debate soberanista y el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, convocó una vigilia el pasado viernes en la catedral de Valencia para rezar “por España y su unidad”, al tiempo que pidió a las parroquias incluir oraciones con esta misma intención durante un mes en todas las misas.

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Rajoy dijo que “es un disparate pedirle a la gente que renuncie a su condición de español”.
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