EL MUNDO › OPINION

Desde el Palacio

Por Miguel Bonasso *

Son las nueve de la noche. Escribo estas líneas a las carreras desde el Palacio de Miraflores, adonde están llegando miles de ruidosos chavistas para festejar un triunfo todavía no anunciado. En Caracas, donde muchos esperaron agitar un clima de guerra, se vive –y no es un slogan– una fiesta de la democracia. Salvo algunos incidentes aislados, la jornada resultó, hasta este momento, ejemplar. Además, nunca se votó con tanto fervor como en estas elecciones. Los argentinos deben haber visto ya esas enormes colas de votantes, esa asistencia torrencial que se debe a la polarización del electorado y la sociedad, pero también a una nueva cultura democrática, nacida de la Constitución, el gran logro institucional de la era Chávez. Esa afluencia ha obligado al Consejo Nacional Electoral (CNE) a prorrogar los comicios “hasta que vote el último elector”. Decisión que a su vez demorará los resultados oficiales. Un dato secundario si lo comparamos con el avance que este referendo revocatorio significa para Venezuela y para toda América, porque ningún otro gobierno del continente (incluyendo obviamente al de Washington) se ha sometido jamás a semejante examen democrático. Sólo Hugo Chávez, que es, paradójicamente, un militar. El dato, sin embargo, no debe extrañar en estas latitudes. Hace una hora, con otros argentinos como la diputada Alicia Castro o la directora informativa de Canal 7, Ana de Skalon, nos cruzamos en una de las galerías del Palacio con el general Melvyn López Hidalgo, uno de los jefes del Consejo de la Defensa. El general, uno de los artífices del regreso a la legalidad constitucional durante el golpe de abril del 2002, se mostró muy satisfecho por la índole esencialmente pacífica de los comicios, pero sobre todo por la presencia masiva de los ciudadanos en las calles de las principales ciudades. “El pueblo en la calle –dijo el general– es la mejor garantía para el estado de derecho.” Hace pocos minutos también pudimos ver una entrevista, de tono muy moderado, entre el ministro de Información y un periodista de Venevisión, uno de los grandes emporios privados que hasta hace minutos han venido atacando sin piedad al gobierno de Hugo Chávez. Dos anécdotas apenas de esta fiesta de la democracia que ojalá no sea amenazada por los desconocidos de siempre.

* Diputado nacional por el PRD.

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