La corriente a favor de introducir cambios en el texto de la desfalleciente Constitución Europea, salvando su esencia, para que pueda ser aprobada por todos los Estados miembro, va ganando adeptos. Ayer fue el nuevo jefe del Ejecutivo italiano, Romano Prodi, quien apostó por un nuevo proyecto. El ex presidente de la Comisión Europea afirmó que “era casi imposible tener la misma Constitución que se había aprobado”. Prodi señaló: “No nos podemos arriesgar a un segundo no al Tratado Constitucional”, en alusión a Francia y Holanda, que hace un año rechazaron la Constitución Europea y cuyos gobiernos han advertido que no volverán a votar el mismo texto. El premier italiano manifestó que “ahora es necesario reflexionar sobre qué tipo de texto se puede alcanzar un consenso”.