EL PAíS › LA UCR VOTARA SU CANDIDATO A PRESIDENTE EL DOMINGO QUE VIENE

Se busca candidato al sacrificio

Casi como un ejercicio teórico, el radicalismo va a realizar su interna entre un Moreau que ni registra en las encuestas y un Terragno odiado dentro del partido. Los apoyos que cada uno recibe resultan francamente asombrosos.

 Por José Natanson

El domingo que viene, los radicales decidirán el nombre del candidato que se inmolará en las elecciones del 27 abril. Hay tres postulantes: Osvaldo Alvarez Guerrero, que no tiene ninguna chance; Leopoldo Moreau, que figura bajo el rubro “otros” en las encuestas pero ha logrado el apoyo de un arco importante de dirigentes, y Rodolfo Terragno, que promete llevar a la UCR al ballottage bajo la estrategia de ocultar los símbolos partidarios en cada una de sus apariciones públicas.
Lo primero que hay que tener en cuenta para entender la retorcida lógica de la interna radical es que el rechazo que genera Terragno en vastos sectores del partido es más fuerte que cualquier otra consideración: la historia del senador (que recién se afilió al radicalismo en 1985), el modo inorgánico de moverse y su discurso (muy económico y sin las frecuentes apelaciones a Alem e Yrigoyen) irritan a los radicales.
Por eso, Moreau encolumnó una serie de solidaridades regionales bajo la consigna de que representa el verdadero radicalismo: el chaqueño Angel Rozas, que además es el jefe del partido; el rionegrino Pablo Verani, el chubutense Julio Lizurume, el correntino Ricardo Colombi y el entrerriano Sergio Montiel, a quien Moreau respaldó en el juicio político.
Es cierto que no se juegan cargos locales y que algunos de ellos trabajan a media máquina, pero su respaldo no deja de ser importante. Hay que sumar, también, el apoyo de la mayoría de los senadores nacionales, y algo más: Raúl Alfonsín, el patriarca que aún conserva algo de su antigua influencia, trabaja silenciosamente a favor del diputado. Además, fue clave para sumar como compañero de fórmula a Mario Losada, que –aunque siempre militó en una constelación interna diferente a la de Moreau– comparte con él un dato en común: ninguno gana en su distrito desde 1985.
Si Moreau tiene a su favor la lógica radical, Terragno puede mostrar algunas encuestas que lo ubican con un 2 o un 3 por ciento de intención de voto. Tiene como antecedente su tenaz oposición a Domingo Cavallo y el hecho de haber sido el único radical que triunfó en un distrito importante en las últimas elecciones. Su campaña se basa en el “modelo industrial exportador” y en una certeza: para tener alguna chance conviene disimular el fol-
klore radical, incluyendo el escudo y la marchita que, para irritación de Alfonsín, Terragno oculta cuidadosamente en cada uno de sus actos.
En cuanto a los apoyos internos, cuenta con Federico Storani y Jesús Rodríguez, que prometen triunfos cómodos en la Capital y Buenos Aires, además del respaldo de los radicales de Santa Fe, Mendoza y Córdoba: iban a mantenerse neutrales hasta que José De la Sota decidió pegar las elecciones provinciales con las nacionales (el nombre del senador al frente de la boleta significaría un peso menor que el de Moreau). Finalmente, Terragno ha logrado el apoyo de muchos de los 650 intendentes radicales, solidarios con su compañero de fórmula, el bahiense Jaime Linares.
Pero no todos los respaldos son tan lineales. La interna del domingo rompió algunos encuadres históricos de modo curioso: Enrique “Coti” Nosiglia ha optado por Moreau, a pesar de haber sido durante décadas su adversario. En cambio, figuras claves del delarruismo, como el ex jefe de la Cámara baja, Rafael Pascual, o el ex vocero, Juan Pablo Baylac, apoyan a Terragno: aunque lo reconocen como uno de los más entusiastas opositores a la gestión de la Alianza desde que lo expulsaron de la Jefatura de Gabinete, sostienen que se trata de un opositor leal: nadie les saca de la cabeza que Moreau lideró junto a Eduardo Duhalde un golpe institucional contra Fernando de la Rúa.
Así, en medio de enfrentamientos históricos y solidaridades absurdas, los radicales se preparan para la interna del domingo, en la que podrán votar los afiliados y los independientes. Han nombrado una junta electoral, reúnen fiscales y dicen que habilitarán 10 mil mesas en todo el país. Confiados, los candidatos aseguran que votarán entre 300 y 500 milpersonas, una cifra que –por más fiebre internista– parece un tanto ambiciosa.

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Terragno, afiliado radical “reciente”: 17 años. Moreau se puso la capa del “verdadero radicalismo”.
 
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