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El viejo truco de cambiar el cronograma electoral

Para ordenar el zafarrancho que desató el renunciamiento de Chiche, el peronismo bonaerense analiza cómo lograr postergar el cierre de listas. La UCR había impugnado la convocatoria.

 Por Diego Schurman

Nadie lo dice en voz alta. Pero todos ya dan por hecho que la provincia de Buenos Aires sufrirá una nueva modificación del cronograma electoral. Formalidades aparte, Eduardo Duhalde necesita ganar tiempo para resolver si respaldará a Felipe Solá, después del plantón de Chiche Duhalde, o, por el contrario, comenzará con el armado de una nueva estrategia. Anoche en Chapadmalal analizó el tema con sus colaboradores.
Los bonaerenses tienen programado realizar internas abiertas y simultáneas el próximo 30 de marzo. Y el cronograma obliga a los partidos a presentar sus listas de candidatos el 28 de febrero. Se trata de un plazo demasiado exiguo para el peronismo y acaso insignificante después del “no” de Chiche a Solá.
Los principales cuestionamientos al cronograma, que el gobernador impuso por decreto, provienen de la oposición. Ya existe una presentación judicial del radicalismo, que tiene buena relación con el gobierno nacional. También pusieron reparos públicos Ricardo López Murphy (Recrear) y Mario Cafiero (ARI). Este último le advirtió hace unos días al ministro de Gobierno provincial, Federico Scarabino, que el partido de Elisa Carrió podría iniciar acciones legales.
Si bien con matices, los argumentos tienen un denominador común: que no hay razón para definir tan pronto los postulantes de una elección que está convocada para el 14 de septiembre.
La idea de anticipar los comicios surgió del gobernador. Lo imaginaba como el mejor camino para encolumnar al “aparato bonaerense” detrás de él. Claro, a esa altura todo era color de rosas con Eduardo Duhalde, que lo había ungido como el candidato del oficialismo. Algo que hoy, al menos, está en duda. Y por eso ahora es el propio duhaldismo el que se entusiasma con la idea de postergar la interna provincial.
El rechazo de la primera dama a secundar a Solá produjo un tembladeral en el PJ bonaerense. Y el gobernador se movió rápidamente para evitar un cisma; anteayer a la noche, el mismo día del angustiante plantón, se reunió con varios intendentes para asegurarse su apoyo.
En el encuentro, que se extendió hasta la madrugada de ayer, estuvieron Hugo Curto (Tres de Febrero), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Osvaldo Amieiro (San Fernando), Remo Salve (Berazategui), Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Adalberto Del Negro (Ensenada), Julio Pereyra (Florencio Varela) y el ministro de la Producción, Aníbal Fernández, entre otros.
–Basta de gurkas de uno y otro lado –arengó allí Solá pidiendo apoyo y demostrando cierto hastío con las operaciones de prensa en su contra.
Allí se acordó ratificar la candidatura del gobernador en una reunión del consejo del PJ, que se realizaba anoche, al cierre de esta edición, en la sede porteña de Avenida de Mayo. Pero detrás de esas formalidades sobrevolaba cerca de Solá el temor de una nueva movida para esmerilarlo.
Ayer se conoció una –gestada entre otros por Osvaldo Mércuri– para que en la interna provincial el duhaldismo no lleve candidato a gobernador. Es decir, que la boleta solo contemple a los aspirantes a diputados e intendentes pero deje al libre albedrío la elección del gobernador. O sea, “desata” al aparato duhaldista de Solá, justamente lo contrario a lo que pretende el gobernador.
No son pocos los intendentes que propalan la idea de –una vez aplazada la interna– promover la candidatura de Chiche a gobernadora, una aspiración que ella no oculta. A Solá le será difícil remontar el desplante. De arranque su candidato a vice estará devaluado, ya que será fruto del descarte. Además, queriendo o no, el mensaje implícito de los Duhalde fue que hay que tomar distancia del gobernador, lo que genera el mismo efecto hacia “abajo”, desde el principal intendente hasta el último puntero. En el entorno del gobernador reina el desconcierto y sobran las interpretaciones. Se habló mucho de las “desavenencias” de la pareja presidencial. Por un lado porque Duhalde le aseguró que Chiche diría que sí y ésta después dijo que no. Y por otro por un llamado del propio Presidente, previo al acto de Lanús, pidiendo que allí ni se la mencionara a su mujer.
Pero a esta altura del partido los hombres del gobernador creen más en que los movimientos fueron totalmente meditados y no producto del impulso. En ese sentido a Solá no le sorprendió, pero le preocupó, que a 24 horas de la mala noticia ni Duhalde ni Chiche salieran a respaldarlo públicamente.

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Felipe Solá parece estar hastiado de las operaciones cruzadas.
 
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