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Clases sí, aumento no en las escuelas bonaerenses

Después de reunirse con su ministro de Economía, el gobernador Felipe Solá decidió no incrementar el monto de material didáctico que cobran los maestros. Los gremios igual empiezan las clases el lunes.

 Por Nora Veiras

Los más de cuatro millones de alumnos bonaerenses van a empezar el lunes las clases y el gobernador y precandidato del peronismo Felipe Solá respirará aliviado. La aparente normalidad de la ceremonia inicial esconderá el malestar de los docentes porque el gobierno provincial no otorgó el incremento del plus por material didáctico que estaban negociando. Después de reunirse con los gremios provinciales, Solá esperó la llegada de Estados Unidos de su ministro de Economía, Gerardo Otero, y decidió no destinar 60 millones de pesos del presupuesto a elevar de 30 a 60 pesos mensuales el plus por material didáctico. “La provincia no está en condiciones de asumir ese compromiso”, explicaron desde el gobierno. El frente gremial –SUTEBA, FEB y SADOP– anunció que “empezaremos el ciclo lectivo a pesar de la irresponsabilidad del gobierno, realizaremos un plan de acción con los padres porque tenemos la convicción de que hoy la comunidad educativa está viviendo un drama igual o peor que el nuestro”. Después de un año plagado de marchas, tres meses de campamento docente y una multitudinaria movilización, el gobierno se sentó a negociar con los gremios en diciembre pasado. Tras largas charlas de tire y afloje, el titular del SUTEBA, Hugo Yasky, cuenta que el director general de Escuelas, Mario Oporto, les dijo que la provincia disponía de 48 millones de pesos para destinar a algún tipo de incremento salarial. A partir de ese piso, los gremios le pidieron que estiraran la partida para llegar a incrementar de 30 a 60 pesos el monto fijo mensual por material didáctico.
–Mañana (por ayer) les doy una respuesta por sí o por no –cuenta Yasky que les dijo Solá el jueves por la noche.
–No, si es así empezamos de nuevo. Nos tiene que decir si el incremento va a ser de 30, 35 o 40 pesos –le retrucó Yasky.
–Tomá el mate de la paz, mañana les doy una respuesta –se despidió el gobernador termo en mano.
Ayer por la mañana, en un encuentro con la prensa en la sede porteña del Banco Provincia, Solá manifestó su enojo porque los gremios habían condicionado en declaraciones públicas el inicio de clases a esa respuesta. El gobernador aprovechó el convite para desgranar las limitaciones presupuestarias y políticas de su gestión. “Sólo por el aumento de la leche en polvo de 35 centavos –cuando empezamos el gobierno– que pasó a 95 centavos en enero y trepó a 1,09 pesos, tenemos que asumir un aumento de 51 millones de pesos en la partida destinada al Plan Vida y comedores escolares (de 135 a 186 millones). Esto le tengo que plantear a Otero, además de los 60 millones por año que implicaría el aumento para los docentes y la compra de 700 patrulleros que necesita la policía, mientras (Aldo) Rico crece, crece, crece en las encuestas...y acá nadie te premia por ser un buen administrador”, argumentó Solá al desnudar su preocupación por los votos que acumula el carapintada montado en las promesas de mano dura.
Al mediodía, el veredicto del ministro de Economía dio por tierra con el aumento para los 195 mil docentes que implicaría aumentar los 3486 millones de pesos del presupuesto educativo. En diálogo con Página/12, Yasky consideró “irresponsable” la actitud del gobernador porque “nos convocó a una reunión que terminó a las 9 de la noche y a la mañana siguiente cambió de opinión, eso es querer manejar la provincia como su estancia. Además me produce casi vergüenza ajena que el gobernador deposite la última decisión en Economía, lo cual demuestra hasta qué punto nuestro país sigue gobernado por los ministros de Economía, cuando se suponía que el trámite debía ser a la inversa”.
Acompañado por Oporto, Solá matizó el desayuno periodístico con el análisis del deterioro social de la provincia y el detalle de los puntos a conversar con los gremios. “Hay una pérdida importante de la calidad de la educación pública como de todos los servicios, tanto los que brinda el Estado como el sector privado. En el último año se produjo una caída enorme de los salarios. En la educación se logró la inclusión y laretención de los sectores más desfavorecidos, lo cual no está mal como finalidad pero sí como objetivo único. El docente tiene una carga de trabajo superior por la situación social, tiene que afrontar tareas para las que no fueron preparados y nosotros no encontramos formas de mejorar la calidad que no empiecen por el docente.”
Desde los gremios, el deterioro social se mide en cifras. Yasky precisó que “tenemos 120 mil docentes, en su mayoría mujeres jefas de hogar, viviendo por debajo de la línea de pobreza, con un ingreso promedio de entre 350 y 400 pesos, y 64 mil docentes que ganan menos de 300 pesos, es decir que ya están en la indigencia”.
El acuerdo en materia salarial parece lejos de concretarse. Sin embargo, hay otros puntos en los que empezó el acercamiento. Solá admitió analizar la posibilidad de utilizar los fondos provenientes del crédito del Banco Mundial (400 millones de dólares es el total para el país) que le corresponderían a la provincia para otorgar una suma fija a los docentes, acelerar las jubilaciones voluntarias por sobre las compulsivas, priorizar la escolarización de los chicos de 5 años y apurar el pago en término de las becas financiadas por el BID de 50 pesos mensuales durante ocho meses para 120 mil chicos de Polimodal. El gobernador también aceptó hablar con los diputados nacionales del PJ para definir el financiamiento del Fondo de Incentivo Salarial Docente (ver aparte). Sin embargo, no se mostró muy convencido de destinar parte del impuesto al cheque para financiar ese plus salarial de 60 pesos.

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El director de Escuelas, Mario Oporto, y el gobernador Felipe Solá.
 
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