EL PAíS › EL REPRESOR ARGENTINO
CAVALLO FUE ENVIADO AYER POR MEXICO A MADRID
Manos esposadas, mirada dura, hacia España
En un triunfo de la justicia universal, ayer se efectivizó la extradición del torturador y asesino de la ESMA solicitado por el juez español Garzón y detenido por México. Es un evento histórico que logra lo que no se pudo en el caso Pinochet. Cavallo fue llevado en un avión de la Fuerza Aérea española.
Por Victoria Ginzberg
La camioneta blindada que llevaba al represor Ricardo Miguel Cavallo desde la cárcel estacionó en el hangar de la Procuraduría General de la Nación de México. Los argentinos que lo esperaban, junto a la maraña de periodistas de todo el mundo que desde hacía tres días estaban de guardia en el lugar, se abalanzaron al grito de “asesino”. Golpeaban con sus manos al vehículo y descargaban la bronca de dos décadas de impunidad. “Sérpico” descendió con su mirada inmutable fija en ninguna parte. De traje oscuro y corbata y con las manos esposadas y un chaleco antibalas, fue subido al avión de la Fuerza Aérea española que lo llevó a Madrid, donde lo esperaba para interrogarlo el juez Baltasar Garzón. “Por mis muertos, que se haga justicia, por mis muertos”, dijo llorando Shula Erenberg, mujer de un desaparecido e integrante de la agrupación Genocidio Nunca Más.
Cavallo, miembro del grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), estuvo ayer cerca de tres horas en las oficinas del hangar de la Procuraduría de México, donde se le realizó por segunda vez en el día un chequeo médico en presencia de personal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Durante su traslado al aeropuerto, había manifestado su molestia por la presencia de los medios de comunicación, de los que había solicitado que se lo preservara porque los consideraba culpables de su “mala imagen internacional”. El personal de la Procuraduría aseguró que “estaba muy enojado porque él había pedido discreción y ésta no se cumplió por parte de las autoridades”. Uno de los treinta miembros de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) de México que lo custodiaba le respondió que a ellos les correspondía velar por su seguridad y no controlar a los periodistas. Cavallo se llamó a silencio.
El avión con las insignias de la bandera de España despegó a las 13.30, hora de México. Además del marino, había a bordo más de sesenta cadetes del Ejército español que volvían a su país. “Ha sido un gran alivio de que estos casi tres años terminen de la manera en que esperábamos, es una gran alegría sobre todo para quienes están en Argentina, que ven que México no les falló”, dijo Silvia Panebianco, otra exiliada argentina.
El viaje de Cavallo a España cierra un ciclo que quedó inconcluso cuando Augusto Pinochet fue detenido en Londres. En esa oportunidad, la Cámara de los Lores admitió que el dictador chileno fuera juzgado en España con respaldo del principio de justicia universal, pero la extradición fue trabada por el gobierno británico, que se basó en informes médicos británicos que indicaban que el reo estaba “incapacitado mentalmente” para enfrentar un proceso. Su recuperación fue inmediata apenas pisó suelo chileno, pero su supuesto precario estado de salud también lo libró de ser condenado en su país.
Sérpico o Marcelo, como lo conocían sus víctimas de la ESMA, será el primer represor argentino y latinoamericano que, gracias a la autorización de la Justicia de un tercer país, afrontará un proceso en España por los crímenes que cometió durante la última dictadura militar. En Madrid también está a la espera de su juicio el ex marino Adolfo Scilingo, quien después de confesar su participación en los vuelos de la muerte, se presentó ante Garzón por su propia voluntad.
Cavallo fue detenido el 24 de agosto de 2000, mientras intentaba escapar hacia Argentina luego de que el periodista José Vales revelara su pasado en el diario mexicano Reforma. El represor vivía en México como un próspero empresario y era director del Registro Nacional de Vehículos (Renave). Cuando se enteró de que su foto estaba en la tapa del periódico y que había sido reconocido por sus víctimas, intentó fugarse. Su destino era Buenos Aires, donde las leyes de Obediencia Debida y Punto Final lo amparaban. Pero el vuelo que se había tomado en la ciudad de México hizo una escala en Cancún y allí fue arrestado por Interpol (ver aparte).
Garzón solicitó la extradición de Cavallo el 12 de septiembre de 2000. Allí lo acusó por 264 desapariciones y 159 secuestros –16 de mujeres embarazadas que dieron a luz en la ESMA–. “Asimismo debe resaltarse quepor la integración de Ricardo Miguel Cavallo en el grupo de Tareas 3.3.2 entre los años 1976 y 1979 y la responsabilidad desempeñada, le son imputables todos y cada uno de los hechos producidos en esa época y que se refieren a secuestros, muertes, desapariciones y torturas, dada la estructuración organizada jerárquica y militarizada de la ESMA que imposibilitaba de hecho la integración en la misma y el desconocimiento de las actividades ilícitas”, definió Garzón.
Sérpico comenzó su carrera genocida cuando, como teniente de Fragata, se incorporó en 1976 en el recién formado grupo de tareas de la ESMA. Hasta enero de 1979 participó de los operativos e “interrogatorios”. Luego fue designado como responsable del sector “Pecera” del centro clandestino de detención, donde se sometía a trabajos forzados a los detenidos. Un año después, cuando ya había participado en diversas operaciones secretas en el exterior, fue destinado al Centro de Piloto de París, montado por los militares argentinos para contrarrestar la supuesta propaganda “antiargentina”, como llamaban los militares a las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos. Existen al menos 22 testigos que lo identifican como el torturador que fue, a pesar de que durante años se amparó en que sus víctimas creían que su verdadero nombre era Miguel Angel, como figuraba en una credencial falsa que el ex detenido Víctor Basterra fue obligado a confeccionarle en el sótano de la ESMA.
El 10 de junio la Corte Suprema de México rechazó el amparo que Cavallo había presentado para evitar su extradición. El tribunal autorizó su juzgamiento en Madrid por genocidio y terrorismo pero rechazó que fuera acusado por torturas, delito que consideró prescripto. Ocho días después el secretario de Relaciones Exteriores mexicano, Luis Ernesto Derbez, firmó el acuerdo que permitió que el marino se subiera al avión. “Usted un día me preguntó si me temblaría la mano para firmar, pues quiero que vea que no me va a temblar”, le dijo el canciller a una periodista del diario El Universal que presenció cuando el funcionario estampó su nombre en la última hoja del último de los seis juegos de la resolución.
La llegada de Cavallo a Madrid está prevista para hoy por la mañana. A las once (de España) debería encontrarse con Garzón, quien le notificará formalmente las acusaciones que hay en su contra y luego tendrá siete días para interrogarlo. Frente a la Audiencia Nacional también lo estarán esperando argentinos y españoles que se reunirán “para reivindicar a los ausentes secuestrados, a las embarazadas asesinadas, a los niños que crecieron ignorando su identidad, a los torturados y asesinados, a los exiliados”.