EL PAíS › JUAN CARLOS TEDESCO, DIRECTOR DE LA UNESCO

“No debe ser una parte del ajuste”

La debacle nacional amenaza con convertir el ciclo lectivo que se inicia hoy en el más problemático de los últimos años. A la tradicional falta de presupuesto, que promete un difícil panorama de conflictos docentes, se suma la crisis de la educación privada y la generalización de la indigencia. En estas páginas, ofrecen una visión alternativa dos de los principales especialistas en la problemática educativa.

 Por Javier Lorca

“El riesgo es que la escuela privada se vuelva más elitista que en el pasado. Y la escuela pública podría transformarse en una escuela de masas, con muchos más alumnos, pero sin más recursos”, advirtió, en diálogo con este diario, Juan Carlos Tedesco, director del Instituto de Investigación y Planificación Educativa de la Unesco. El especialista en educación dice que los docentes pueden resultar claves para afrontar la transformación social de los alumnos: “A los docentes... hay que pensarlos como parte de la solución y no como parte del problema. Las tres áreas claves de la docencia en las que hay que trabajar son la formación, la carrera docente y las condiciones de trabajo”.
–¿Cómo cree que va a afectar la crisis social y económica a la educación primaria y secundaria?
–Habrá efectos de todo tipo. Desde el más obvio, que los maestros están en huelga, hasta las pérdidas de días de clase y el estado de desmoralización de los docentes, que por supuesto no ayuda en nada al proceso de enseñanza. Esto desde la oferta, donde también se observan falta de becas y de equipos. En la demanda, hay cada vez más padres que no pueden mandar a sus hijos a la escuela. Las consecuencias son serias y, en la medida en que la crisis ya es bastante larga, las consecuencias se vuelven cada vez más graves.
–En ese escenario, ¿qué es lo prioritario por hacer?
–Hay dos grandes prioridades. Una es la educación inicial, porque los chicos más pobres se están criando prácticamente solos, sin adultos. Y, por otro lado, los jóvenes marginales, que es el sector donde se está expresando con más gravedad la crisis social. Es el grupo donde más aparecen la violencia, las drogas y otras conductas preocupantes.
–En la Capital se está anticipando un escenario donde, ante el empobrecimiento de la población y las dificultades de la clase media de mandar a sus hijos a colegio privados, la escuela pública reunirá a chicos de todos los orígenes sociales.
–Es posible. El riesgo es que la escuela privada se vuelva más elitista que en el pasado. Eso sería malo. Y la escuela pública podría transformarse en una escuela de masas, con muchos más alumnos, pero sin más recursos. Si esto se produce, se van a ver afectadas las escuelas públicas y las privadas. Es como una bola de nieve.
–¿No puede producirse un efecto positivo de comunión social al encontrarse alumnos de diferente origen?
–Puede ser. Pero para que ese encuentro sea positivo hay que trabajar mucho. Uno de los grandes problemas de esta crisis argentina es la ruptura de la cohesión social, de la confianza entre las personas y, sobre todo, de la confianza de los sectores más empobrecidos frente a los sectores con más poder económico. Entonces, para enfrentar un aula donde se junten chicos de diversos sectores sociales habrá que trabajar mucho qué significa estar juntos, la solidaridad, el aprender a vivir juntos. Y hay mucho por hacer porque es un fenómeno nuevo. Las experiencias que hay en este sentido en el mundo tienen que ver con el encuentro en la escuela de enemigos religiosos o de guerra, pero no por caída en la escala social.
–¿Cómo puede incidir este proceso sobre los maestros?
–Les estamos pidiendo que transmitan confianza y cohesión a los alumnos y ellos también son víctimas de la exclusión. Una encuesta de nuestro Instituto de Investigación mostró hace unos meses que cerca del 25 por ciento de los docentes no está orgulloso de ser argentino. Esto no hay que condenarlo, sino que hay que tomarlo como un dato preocupante, como un indicador de algo que no funciona. Y el problema salarial no es el único. A los docentes hay que darles más capacitación e incentivos. Y hay que pensarlos como parte de la solución y no como parte del problema. Las tresáreas claves de la docencia en las que hay que trabajar son la formación, la carrera docente y las condiciones de trabajo.
–Si se amplían los sectores sociales que envían a sus hijos a la escuela pública, ¿ésta no podría resultar beneficiada y recibir una mayor presión por mejorar de parte de los padres de clase media?
–Lo que pasa es que si ese pasaje de alumnos se da como parte de la crisis, la escuela pública no va a tener más recursos para afrontar más alumnos. Y, si hubiera más recursos, posiblemente no se produciría ese pasaje. Entonces, para que el efecto sea positivo habría que aumentar la inversión en educación. Si no, estamos en la misma. Sería bueno que volvamos a tener una escuela pública donde estén todos los sectores sociales, pero hay que lograr que lleguen para quedarse y no que se vuelvan a ir si se supera la crisis. En realidad, el gran desafío es cómo hacer que la educación no sea parte del ajuste.

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