EL PAíS › LA ABOGADA GRACIANA PEñAFORT ANALIZA LA PRESENTACIóN JUDICIAL DEL FISCAL NISMAN

“Es extraño lo endeble que es la denuncia”

Peñafort, directora de Legales del Ministerio de Defensa, dice que la acusación de Nisman es débil “en su fundamentación jurídica” y “en sus aspectos probatorios”. También analiza el rol de los medios y la comunicación oficial tras la muerte del fiscal.

La abogada y directora de Legales del Ministerio de Defensa, Graciana Peñafort, asegura que se sintió sorprendida al leer la denuncia del fiscal Alberto Nisman sobre un plan del gobierno nacional para dar impunidad a los sospechosos iraníes del atentado a la AMIA. “Es cuanto menos extraño lo endeble que era, tanto en su fundamentación jurídica como en sus aspectos básicos, probatorios”, dijo a Página/12. La funcionaria, que fue una figura clave en la redacción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, analizó además el tratamiento que el tema está recibiendo a nivel de los medios y la estrategia de comunicación del Gobierno.

–¿Por qué la denuncia le parece poco sólida?

–Porque no hay un nexo causal entre la prueba, los tipos jurídicos descriptos y las conductas llevadas adelante.

–¿Dónde faltan, por ejemplo?

–Por ejemplo, habla de encubrimiento para favorecimiento personal, pero en ningún momento de la denuncia ninguno de los imputados obtiene un favor personal, un beneficio por la conducta que dice ejecutar. Ni hablar de la imputación de entorpecimiento de la magistratura... tanto es así que el fiscal no sólo no fue estorbado en sus funciones sino que además pudo llevar adelante un proceso de investigación, por defectuosa que fuera la misma. Finalmente, el incumplimiento de deberes de funcionario es bastante opinable. Después, hay algunas cuestiones ya de orden más estrictamente jurídico, por ejemplo, la imputación a Cristina Fernández de Kirchner y al canciller (Héctor) Timerman se basa en dichos de dichos: alguien que dice que le dice un tercero que habló con la Presidenta o que habló con el canciller, pero en ningún momento los actos públicos de la Presidenta y el canciller dan noticia siquiera remota de semejante posibilidad.

–En las escuchas se habla de negociaciones con Irán.

–Conversar temas políticos por parte de militantes, funcionarios, empresarios, con funcionarios extranjeros, es algo que después de haber leído Wikileaks sabemos que pasa. No es que pasa con la embajada iraní, pasa con la mayoría de las embajadas, donde hay reuniones formales e informales que implican determinadas negociaciones. Ahora, que esas negociaciones sean delito ya es harina de otro costal. En cuanto a lo probatorio, hay inconsistencias que me llaman la atención. Por ejemplo, lo único que podría entrar en el marco de un delito es la persona de la que menos conocimiento se tenía, que es el agente secreto, pero que lleva tiempo denunciado por tráfico de influencias por la propia Secretaría de Inteligencia, con lo cual todos los demás casos son charlas descontextualizadas en las que no habría, a priori, un delito cometido. Sin contar que el fiscal no explica cómo logra deducir quién sería el agente secreto... claramente hay información que el fiscal no pudo o no supo consignar, y que hace que esta denuncia sea poco sólida. Inclusive como un criterio, existe la posibilidad de entender que nada de lo descripto constituye un delito. Esto no quiere decir que uno esté a favor o en contra del memorando de entendimiento, sino que en sí mismo, llevar adelante un memorando de entendimiento no es un delito, así como no es delito comerciar con Irán.

–¿Cómo ve el tratamiento de los medios del caso Nisman?

–Como poco respetuoso de la figura del fiscal, considerando que la familia ha perdido a un ser querido, y poco respetuoso a nivel de conmoción social. Creo que aporta mucho a este tratamiento, que además es pobre en calidad, el uso que le están dando sectores de la política. Desde la noche que se descubrió el cadáver, con Patricia Bullrich yendo a la puerta del edificio, donde lo único que había era cámaras... hasta donde yo sé, Bullrich no es perito forense. Y las declaraciones de (Sergio) Massa pidiendo ser querellante, cuando no es parte... La verdad que es un uso político de una tragedia... que son dos, porque no sólo se trata de la muerte del fiscal Nisman sino también el atentado a la AMIA.

–¿Y la estrategia de comunicación del Gobierno? ¿Qué le pareció que la Presidenta haya apelado a comunicarse por cartas y que no haya hablado públicamente del tema?

–La Presidenta no deja de ser una ciudadana; entendí su primer comunicación en su rol de ciudadana profundamente conmovida, como estábamos todos. Además, como les pasa a muchas personas de este país, estos hechos de violencia, que además involucran a servicios de inteligencia, nos recuerdan a las épocas más oscuras de la Argentina. De eso la Presidenta dio un reflejo en su primera carta. Luego, lo que la Presidenta hace es decir “el Gobierno no está casado con ninguna teoría, tenemos tantas dudas y tantas preguntas”. Este es un momento de hacerse preguntas, de hacer conjeturas, sobre todo es un momento de buscar esclarecer el caso. En este sentido, creo que el Gobierno ha intentado mantener lo más informada posible a la ciudadanía. Por supuesto, cuando hay más de un comunicador, no todos comunican con los mismos niveles de eficiencia: la fiscal puede comunicar de una manera, el secretario de Seguridad de otra, la propia Presidenta de otra, pero lo que es indudable es que a diferencia de lo que ha pasado en otras épocas, en este caso lo que se está buscando es dar la mayor cantidad de información. Esto me parece saludable porque en cuanto y en tanto la mayor cantidad de información sea pública, la sociedad menos va a poder ser manipulada o puesta en situación de conmoción.

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“No hay un nexo causal entre la prueba, los tipos jurídicos descriptos y las conductas llevadas adelante.”
 
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