EL PAíS › EL MINISTRO DE PLANIFICACIóN, JULIO DE VIDO

“No hay una Argentina por fuera del modelo”

De Vido adelanta los acuerdos que se harán con Rusia en materia espacial y de energía. De cara a las elecciones, dice que no cree que el pueblo “esté dispuesto a renunciar al desarrollo autónomo”.

 Por Victoria Ginzberg

Desde Moscú

Nieva. Desde la ventana del hotel se ve la puerta de la Resurrección, una de las entradas a la Plaza Roja. Un poco más allá están las cúpulas de colores con forma de bulbos que hacen famosa a la Catedral de San Basilio. El ministro de Planificación, Julio De Vido, no se sorprende por el paisaje. Ya lo ha visto. Contabiliza al menos seis viajes a Rusia, país con el que viene trabajando hace años. Las áreas bajo su órbita son las que más convenios firmarán durante la visita a Moscú de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien el jueves se reunirá con el presidente Vladimir Putin. Por ese motivo se adelantó, junto a varios funcionarios de su cartera, a la comitiva oficial que llegará hoy. De Vido recibe a Página/12 junto al secretario de Obras Públicas, José López. Cuenta que se harán acuerdos con Rusia en materia espacial, da detalles de los proyectos de la represa Chihuido I y la proyectada sexta central nuclear y responde al grupo de ex secretarios de Energía que criticaron estas iniciativas. “Si seguimos los dictados de los que ya nos dejaron sin energía eléctrica, lo que va a pasar es que no vamos a tener energía eléctrica”, afirma. Dice que es la primera vez desde Perón “que la Argentina hace lo que le conviene, sin tutorías” y que no cree que el pueblo “esté dispuesto a renunciar al desarrollo estratégico autónomo”.

De Vido encabezó ayer una reunión con el vicepresidente del Vnesheconombank (el Banco de Desarrollo) para ultimar detalles en relación al complejo Chihuido I, tema que formará parte de la reunión entre CFK y Putin. La obra, una represa y una central hidroeléctrica que se realizarán sobre el río Neuquén, contará con cuatro turbinas y con una potencia instalada de 637 megavatios hora. Fue adjudicada en diciembre pasado a un consorcio integrado por las argentinas Helport (Grupo Eurnekian), Chediack, Panedile, Eleprint, Hidroeléctrica Ameghino, la española Isolux Ingeniería y la rusa Inter Rao.

–¿En qué se pudo avanzar en estos días antes de la llegada de la Presidenta?

–Estuvimos reunidos con parte del board del banco por el financiamiento y el seguro. La empresa Inter Rao ya participó en la Argentina en Piedra del Aguila, en Salto Grande y provee turbinas en San Juan. Argentina tiene como ocho mil megavatios con tecnología rusa. Eso es desconocido, sobre todo por los secretarios de Energía que se asombraron porque venimos a Rusia y no saben que la tercera parte del pico de la matriz energética argentina es de tecnología rusa.

–¿También se trabaja para adquirir esta tecnología?

–Argentina tiene tecnología en desarrollo de turbinas. Lo que necesitábamos para adelantar en el tiempo estas obras era el financiamiento. Cuando viene el financiamiento, la contraparte pone su tecnología. En el caso del sector nuclear sí estamos trabajando en eso. Mañana (por hoy) tengo una reunión con el presidente de Rosatom (la corporación estatal rusa dedicada a la energía nuclear) para la elaboración de tres convenios. Uno para la provisión de uranio metálico, que es el que provee el Invap a sus reactores nucleares de experimentación en Egipto, Argelia y la Argentina. Otro de intercambio entre el Invap y la empresa que provee el combustible para las centrales nucleares en Rusia. Y hay un acuerdo entre la CNEA para intercambio de información y transferencia de tecnología y de conocimiento mutuo en materia de combustible. Argentina tiene un gran desarrollo en combustible, sobre todo en uranio levemente enriquecido a partir de sus tres centrales nucleares. Argentina está entrando en la etapa de centrales con uranio enriquecido. Se van a generar las condiciones para una oferta rusa de una central nuclear de potencia de 1200 megavatios con uranio enriquecido. El futuro acuerdo es de qué manera se va a producir esa transferencia tecnológica o de experiencia, no solo en el combustible, sino en la tecnología de generación y reacción nuclear. Y para ponernos a trabajar en un préstamo con tasas bajas.

–Teniendo en cuenta que la Argentina viene trabajando en uranio natural y levemente enriquecido, ¿cuál sería la ventaja del cambio de tecnología?

–Se producen casi 500 megavatios más por unidad de producción. Una central de agua pesada produce 730 megavatios aproximadamente. Una de estas, 1200.

–¿El enriquecimiento se hará en la Argentina o lo proveen Rusia u otros países?

–La puesta en marcha se hace con uranio importado enriquecido. Vamos a trabajar para la cesión de la tecnología y la fabricación del uranio enriquecido en la Argentina, que ya ha entrado en la fase del enriquecimiento de uranio. Lo hacemos en Pilcaniyeu, pero todavía en cantidades chicas. Estas centrales requieren volúmenes más grandes. Argentina tiene desarrollo tecnológico y de conocimiento para poder manejar las dos tecnologías y para poder ser cabeza de esa tecnología en Latinoamérica.

–¿Cuándo estaría Argentina en condiciones de producir el uranio?

–Tenemos un montón de proyectos, pero tienen cuestionamientos de índole ambiental. Las provincias son soberanas en el control de su medio ambiente. El volumen de uranio que importa la Argentina es mínimo. La cuestión es el enriquecimiento y estamos trabajando en Pilcaniyeu con dos tecnologías, una con centrifugadora y otra con rayo láser, que es totalmente innovadora y se está desarrollando en el Centro Atómico Bariloche. Es de primer nivel en el mundo.

–¿Se sabe dónde se van a instalar las centrales?

–Está previsto instalar una central de agua pesada más y una de uranio enriquecido en Atucha. La otra de uranio enriquecido se analizará.

–¿Cómo se manejan los residuos? ¿Hay convenios?

–Hay convenios de repatriación de los residuos de acuerdo a la tecnología. Tenemos convenios inclusive con Estados Unidos. Cada central tiene su propio repositorio en el que se van desactivando los elementos combustibles.

–¿Estos acuerdos tienen que pasar por el Congreso?

–Todo lo que se firme, en el caso de corresponder, va a ser enviado al Congreso. Nosotros firmamos y elevamos a Cancillería. El Plan Nuclear está aprobado por el Congreso. Parece que los ex secretarios de Energía ignoraran las leyes que votan sus propios jefes políticos. O que no votan.

–Le molestaron las críticas. ¿Qué fue lo que más le llamó la atención?

–Lo llamativo es que es gente que tuvo la posibilidad de conducir la energía en la Argentina. No sólo no diversificó la matriz, sino que la Argentina tuvo cortes de luz estructurales, por falta de generación, no por problemas de distribución. En algunos casos lo tuvieron con crecimiento negativo del PBI. Nosotros crecimos casi el 90 por ciento en estos doce años y no tuvimos problemas de generación, más allá de que en momentos de altas temperaturas se concentra la demanda y hay problemas de distribución. Tuvimos graves problemas de transporte en 2004 que nos dejaron de herencia los que hoy critican, y construimos cinco mil kilómetros de líneas extra de alta tensión. Hemos construido más de ocho mil megavatios. Las represas Kirchner y Cepernic son 1700 megavatios hidráulicos, Atucha 730 y hay incorporados 5 mil megavatios térmicos.

–Existe el objetivo de que el año que viene el 8 por ciento de la energía sea renovable. ¿En qué situación estamos?

–Eso no se hace de un día para el otro. La demanda va creciendo y se incorpora fundamentalmente energía térmica a través de centrales. Pero se incorporaron más de 200 megavatios eólicos, fotovoltaicos. Hay proyectos en La Rioja, San Juan, San Luis y Chubut. Va a ir creciendo. Es fundamental construir la industria nacional y el desarrollo tecnológico propio, que signifique mano de obra y trabajo argentino. No sirve comprar energía en barra si no hay una política industrial. La oposición dice que la industria está subsidiada. No, está promocionada por el Estado para poder generar su propio crecimiento y desarrollo. Tenemos que tener energía renovable cuya tecnología dominemos, si no, es una forma más de colonización.

–¿En qué otros aspectos se va a trabajar con Rusia?

–Vamos a trabajar en conjunto la Conae (Comisión Nacional de Actividades Espaciales) con la Agencia Espacial rusa. Vamos a intercambiar información. Ellos tienen misiones espaciales importantes. Vamos a participar en sus estudios y desarrollos. Rusia es muy evolucionada en tecnología del espacio.

–Fueron los primeros en salir al espacio.

–Tienen una historia y un desarrollo actual muy grandes. No es solo una cuestión de nostalgia. También acabamos de firmar con el Instituto Geológico de San Petersburgo para intercambiar experiencias y conocimiento.

–¿En qué pueden avanzar YPF y Gazprom?

–Muchísimo. Tanto Gazprom en gas, como Lukoil y Rosneft en petróleo, son número uno. Está viniendo el presidente de YPF y tiene su agenda. Tratarán de buscar inversiones conjuntas. YPF tiene importantes potencialidades y Rusia tiene una importante expertise en materia gasífera. Estados Unidos es el primer productor de gas, pero como empresa, Gazprom es la más importante del mundo.

–Se planea una central con China, otra con Rusia, que llevarán su tiempo, y a la vez hay cuestionamientos de la oposición. ¿Un futuro gobierno podría no continuar estos proyectos?

–No creo que pueblo argentino esté dispuesto a renunciar al desarrollo estratégico autónomo. Es impensable la convivencia en una Argentina que abandone la construcción de satélites, centrales nucleares, represas hidroeléctricas, desarrollo de la industria, generación de puestos de trabajo. Puede haber formas o nombres diferentes, pero hay ejes de desarrollo que son irrenunciables. Si seguimos los dictados de los que ya nos dejaron sin energía eléctrica, lo que va a pasar es que no vamos a tener energía eléctrica. La gente no es tonta. No hay una Argentina por fuera del modelo. No hablamos de personas, sino de desarrollo autónomo, soberano, de una Argentina con capacidad de autodeterminarse, con capacidad soberana de venir a Moscú y no darle explicaciones a la embajada norteamericana, como hacían ellos antes. O de ir a Beijing sin explicar en Moscú y venir a Rusia sin explicar en Beijing. Es una decisión soberana. La Argentina casi por primera vez en su historia hace lo que le conviene. Después de Perón, es la primera vez que hacemos lo que nos conviene y no tenemos tutoría de ninguna naturaleza. Y es irreversible. Que el Estado esté en YPF, en Aguas Argentinas, en los Ferrocarriles, en Aerolíneas. ¿Quién puede políticamente oponerse a eso y ganar una elección? O gobernar, si no lo dijera previamente y después lo hace. Yo lo hago en el convencimiento de que no es una decisión solo de la Presidenta, sino de todos los argentinos.

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“Después de Perón, es la primera vez que hacemos lo que nos conviene y no tenemos ninguna tutoría.”
 
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