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A Mirtha le quedó clara la opinión de los Kirchner sobre los jueces

A pesar de los hielos eternos, el almuerzo con la diva fue cordial. “No pongo las manos en el fuego por nadie”, fue la respuesta de Kirchner en temas de corrupción. También criticó las presiones del FMI.

 Por Luis Bruschtein

“¿Sabe que usted es gracioso, Presidente? Está todo el tiempo haciendo gestos, mire las caras que pone...”, le dijo Mirtha Legrand y la cámara enfocó la cara con que Néstor Kirchner miraba a Cristina Fernández, su mujer, que en ese momento había salido en su defensa. La veterana conductora había captado el gesto de arrobo presidencial en un monitor y logró el detalle intimista. Fue ayer en los almuerzos de Mirtha Legrand, con la espléndida vista del glaciar Perito Moreno a sus espaldas y frente a una suculenta mesa con trucha, centolla y carpacho de ñandú. Kirchner habló de la visión crítica que tiene la sociedad sobre la Justicia, de la corrupción política y la corrupción policial, del conflicto con su colega uruguayo y de su relación con Eduardo Duhalde.
“¿Usted le tiene fe al juez Canicoba Corral”, preguntó la conductora cuando la conversación había pasado a las denuncias de coimas en el Senado. “Es una buena pregunta –respondió el Presidente–, yo a veces tengo que guardar las formas, pero yo le tengo todavía a la Justicia la misma confianza que le tiene la gente.” Legrand no dejó que la respuesta quedara allí: “Me dejó una cosa ahí, en la nebulósica, que no sé qué me quiso decir...”. Kirchner trató de continuar su respuesta, pero se le adelantó su esposa: “La Justicia tiene deudas con la sociedad”.
Cuando le preguntaron si los sobornos existieron, Kirchner dividió su respuesta en tres partes: “Primero –dijo– tiene que actuar la Justicia; es hora de que la Justicia hable. Segundo, la sensación y no solamente en este tema, es que pareciera ser que durante mucho tiempo en la Argentina hubo un procedimiento para sancionar las leyes que se aleja de las buenas costumbres y la moral y que debe ser severamente reprimido y castigado. Pareciera ser. Y tercero, me dio un poco de pena ver a la clase política desesperada por despegarse de la sanción de la ley, cada uno tiene que asumir la responsabilidad, la Justicia tiene que actuar y los delincuentes tienen que ir presos”.
“¿Aunque se llame Gioja”, insistió Legrand. “El que sea, Dios quiera que no lo sea”; y agregó: “Yo hoy le digo que no puedo poner las manos en el fuego por nadie. Desarmar las estructura de corrupción que se armaron durante años en el Estado no es una cuestión fácil”.
Sobre el mismo tema, Cristina Fernández de Kirchner indicó que siempre tomó dos casos como “leading case” en temas de corrupción, el del tráfico ilegal de armas y el de las coimas en el Senado. Y explicó que en todos los países puede haber casos de corrupción, pero en estos casos se trataba de instituciones o una parte importante de ellas “que son cooptadas para corromper a toda la institución”.
Con respecto a la inseguridad, Kirchner señaló que hay una violencia que es consecuencia de la pobreza, otra que es producto de grupos marginales y “otro tipo de violencia que es culpa del Estado corrupto, ineficiente, ineficaz, amparados, a veces, en las propias fuerzas que debieran darle seguridad a todos los ciudadanos”. Y apuntó en este sentido a “sectores de distintas policías del país que desde 1976 en adelante fueron tomando una conducta al margen de las estructuras legales”.
“Yo espero que la Cancillería uruguaya actúe como corresponde y que no nos manden al torturador que quieren mandar como agregado”, fue el tono duro en respuesta a la pregunta sobre los roces con el presidente uruguayo Jorge Batlle (ver pág. 7).
En un almuerzo anterior, Mirtha Legrand había provocado la reacción de Kirchner al usar la palabra “zurdaje”. “Por usar ese tipo de etiquetas entre los argentinos en este país hubo 30 mil desaparecidos”, fue la respuesta en ese encuentro. “¿A usted le molestó que usara la palabra ‘zurdaje’?”, insistió ayer con el término despectivo la conductora, pero esta vez el Presidente se mostró más mesurado y dijo que no le molestaba, que había que acostumbrarse a aceptar pensamientos diferentes en una democracia.
“Moliné O’Connor tuvo la suerte de hablar más que yo delante de Cristina”, refutó Kirchner la afirmación del mismo juez de la Corte en boca de Mirtha Legrand, de que no lo habían dejado hablar. Por otra parte, subrayó que su relación con Eduardo Duhalde es “armónica” con diferencias y coincidencias y explicó su relación con Horacio Verbitsky y Miguel Bonasso cuando se le preguntó si eran sus asesores: “Son personas que admiro por lo que hacen y con los que tengo diferencias y coincidencias”. En el intercambio final de elogios, Kirchner expresó que siempre le había gustado el trabajo de Legrand y que a veces, “incluso se había enojado”. “Siempre he planteado mi opinión, porque me siento muy argentina”, señaló la conductora. “No tengo dudas –afirmó Kirchner–, mi mamá siempre la defendió mucho a usted, mucho más que yo.”

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El presidente Néstor Kirchner con su esposa Cristina Fernández, almorzando con Mirtha Legrand.
“Desarmar las estructuras de corrupción que se armaron durante años en el Estado no es fácil.”
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