Fue organizado como una mesa redonda que se convirtió en un encadenamiento de anécdotas, todas festejadas, aún las que no resultaran tan graciosas, porque era un poco como tener al personaje de vuelta. “Ese era Néstor Kirchner”, concluía el narrador, uno de los ex ministros que participaron ayer en la mesa “Cómo Argentina salió del infierno”, el homenaje que distintas líneas del peronismo porteño realizaron al ex presidente en la sede de la UMET en el aniversario de su fallecimiento. La convocatoria general fue a “seguir su legado”. “Néstor no se murió”, fue el canto de apertura y de cierre.

 

Convicciones


El diputado del Parlasur y uno de los creadores de aquel embrionario Grupo Calafate, Eduardo Valdés, hizo de maestro de ceremonias, y el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el ex canciller Jorge Taiana, el ex ministro de Educación Daniel Filmus y el ex ministro de Salud, Ginés González García, fueron los que pusieron en marcha el engranaje de recuerdos. El también ex canciller Rafael Bielsa faltó por un problema aunque envió una carta. “No traicionó su mandato”, dijo allí sobre Néstor Kirchner. Utilizó una imagen: “vivía ‘quemado vivo’”, por su manera de llevar adelante los temas de gobierno.
Al momento de la foto inicial se sumaron otros presentes en la sala del último piso de la UMET –que quedó un par de veces chica para la asistencia– como el ex jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, el ex ministro de Educación, Alberto Sileoni, el ex titular de Cascos Blancos, Gabriel Fuks, el ex jefe de la CGT, Rodolfo Daer, y el titular del PJ porteño, Víctor Santa María. En las sillas se acomodaban otros ex funcionarios como “Pepe” Albistur, Victorio Taccetti y Agustín Colombo Sierra. El equipo de comunicación de Caras y Caretas compaginó un emotivo video introductorio que concluyó con la célebre frase-consigna: “no voy a dejar mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada”, lo que generó el primer gran aplauso de la tarde. La frase también daría para una ironía de Filmus: “En lo único que se parecen Kirchner y Mauricio Macri es que cuando llegaron a la Rosada no dejaron afuera sus convicciones previas”.

 

Quedamos así


“Por orden de belleza”, dijo Valdés que hablarían al cederle la palabra a Ginés González García, quien aclaró que en verdad hablaba primero porque tenía que tomar un vuelo. “No lo conocía a Néstor. Lo había visto alguna vez en la cancha de Racing, pero no había hablado. Era tímido, fue algo que después me di cuenta”, contó quien asumiría en Salud en el interinato de Eduardo Duhalde y seguiría con Kirchner. Contó anécdotas con la marca del ex presidente.
Como cuando en un acto público le dijo que debía hacerse cargo de la obra de un hospital cuando un rato antes Ginés le había dicho que de ninguna manera lo haría. O, la otra, cuando fue el conflicto en el Hospital Garrahan, que Ginés comentó que lo tenía muy enojado porque era en el hospital de los chicos, y un día apareció Kirchner para decirle que ya había arreglado todo. “Ya hablé con (Pablo) Micheli y arreglé”, le avisó. “¿Cómo que arreglaste todo? Pero ellos son los que mejor cobran, si le mejorás a ellos le tenemos que mejorar a todos. Mañana vamos a tener una fila pidiéndonos aumentos”, le dijo entre otras cosas, aclarando que no se hablaban en el tono tranquilo que lo recordaba ayer sino a los gritos. Kirchner pidió que lo comunicaran con el gremialista. “Micheli, te vas a la puta madre que te parió”, y cortó. “Quedamos así, ¿no?”, le dijo a Ginés.

 

No al Alca


Jorge Taiana aseguró que tenía un entendimiento fácil con Kirchner porque eran de la misma generación. “Su obsesión era ganar autonomía”, afirmó, e hizo un recorrido por su posicionamiento internacional empezando por el viaje debut a Europa en el que avisó, sobre la deuda en default, que “los muertos no pagan”. Pero, obviamente, el plato fuerte quedó para la Cumbre de Mar del Plata del “No al ALCA”, en la que Taiana actuó como coordinador. El ex canciller contó que llegó un momento de las negociaciones que las presiones eran cada vez más fuertes y que le avisó a Kirchner que ya los presidentes lo iban a empezar a llamar directamente a él porque Taiana ya no los contenía. “Jorge, no te preocupes, no me voy a mover un milímetro. No voy a hacer nada que vaya contra el pueblo y que me puedan reprochar en el futuro”, recordó Taiana la frase que le dejó Kirchner de aquella cumbre histórica.


 
Esto es política


Como Ginés, Filmus tampoco conocía Kirchner. Y dijo que era un buen momento para agradecerle por primera vez en público a Alberto Fernández la designación que, dijo, le cambió la vida. Al día de asumir tuvo un “hit” que hasta el día de hoy se repite, cuando fueron los dos a resolver un conflicto docente en Entre Ríos. Cristina Kirchner suele recordar el hecho en sus discursos como señal del estado incendiario en el que recibieron la gestión. Ayer, Filmus agregó algún dato.
Que Kirchner le preguntó cuánto saldría resolver ese conflicto, pero que Filmus le dijo que en realidad era mucho más porque había varias provincias con protestas. “Bueno, decímelo de una vez”, le insistió. “276 millones”, le respondió. “Los tenés”, le aseguró. Pero cuando salió del despachó se encontró con el ministro de Economía, que era Roberto Lavagna, que no sabía nada. Volvió a verlo a Kirchner. “Daniel, el presidente soy yo. Esto es política, no economía”, le explicó, modificando lo que había sido casi una política de Estado para el país.

Los inicios


“Sé que algunos no van a querer por esto, pero lo voy a decir igual. Yo le presenté a Kirchner a Alberto Fernández”, contó con su humor habitual Valdés para anunciar al ex jefe de Gabinete, el último orador. Fernández confirmó la versión. Dijo que el motivo del interés de Kirchner en conocerlo fue un artículo de opinión que había publicado en Clarín, que el primer encuentro fue en el restaurante Teatriz y que no se separaron más.
Contó detalles de ese inicio y de cómo convenció a Eduardo Duhalde de que Kirchner debía ser su candidato. “Tengo cinco candidatos: dos me quieren destruir –en referencia a Menem y Rodríguez Saá–, el que a mí me gusta no quiere ser –Reutemann–, el que elegí no mueve el amperímetro –De la Sota– y el quinto no para de putearme”, en referencia a Kirchner, le dijo Duhalde en una charl a Fernández, quien aseguró que iba a conseguir que Kirchner no lo puteara más.
Divirtió con las respuestas del ex presidente a cada paso. “Néstor, sos presidente”, le informó Fernández cuando le avisaron que Carlos Menem se había bajado del ballottage. “Mentira, te están operando”, le respondió Kirchner sin dudas. Más cuando le transmitió el nombre de su fuente, el editor de un diario que no era de su agrado. “Te está operando”, confirmó. Pero no, era verdad.

La Justicia


Relató la vez que se enteraron en pleno vuelo del Tango 01 después de reunirse con George Bush en Washington que el juez español Baltasar Garzón había pedido la detención de 46 jefes militares de la dictadura. La reacción de Kirchner era que había que mandárselos pero Alberto Fernández le explicó que no se podía. Había un decreto de Fernando de la Rúa que lo impedía, la ley de extradicción no lo permitía y, además, estaban las leyes de Obediencia Debida y Punto Final –cuestionadas en la Justicia pero aún vigentes– que impedían juzgarlos en el país, otra salida posible. Contó que Kirchner miró durante unos 30 segundos por la ventanilla del avión hacia el oscuro vacío, y fue lo que le bastó para decidir lo que había que hacer. “Le decís a Zannini que derogue el decreto de De la Rúa y a Pichetto que agarre cualquier proyecto de nulidad que tengan a mano y que le den impulso”, ordenó. “¿Estás seguro? Eso nunca se hizo”, le respondió. “Será la primera vez. ¿Sabés por qué? Probamos con el perdón y fracasamos. Probamos con el olvido y fracasamos. Probemos con la justicia”, dijo entonces, para estallido de la platea –la mayoría de pie– que siguió la charla sin perder detalle.
Para el final, Valdés tenía reservada una sorpresa emotiva. La homilía que el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, ofreció en la Catedral el día del fallecimiento de Kirchner en el que pedía que todos rezara por quien había sido “ungido por el mandato popular”.