EL PAíS

La pelea de fondo genera peleítas en el Congreso

Kirchneristas y duhaldistas cruzan operaciones y sospechas en las dos cámaras del Congreso. Cómo pueden afectar la salida de las leyes reclamadas por el Poder Ejecutivo.

Por Felipe Yapur y
Eduardo Tagliaferro

“El Presidente está enojado con todos, con (Eduardo) Duhalde. Ah... y con (Luis) D’Elía también.” La frase la pronunció uno de los senadores más kirchneristas de la Cámara alta y deja en claro que la famosa tregua que los bonaerenses intentan darle a la disputa entre Néstor Kirchner y el ex presidente está por ahora lejos de concretarse.
Según afirman los K del Senado, que a diferencia de los kirchneristas de Diputados no son paladar negro sino más bien recién llegados al proyecto del Presidente, el malestar presidencial se debe a que “la distancia hizo parecer más importante el conflicto de lo que realmente es”. Lo que en realidad es serio para los legisladores del Senado es la suerte de la Ley de Responsabilidad Fiscal, una de las exigencias del FMI, y del pliego de Carmen Argibay para la Corte Suprema. Aseguran que para que estas dos iniciativas se aprueben tendrá que aparecer la mano de Kirchner. “Lo que sucede es que en público muchos legisladores nuestros dicen una cosa y en privado cambian completamente”, se quejó un senador K y agrega: “Es preciso que la Rosada hable con los gobernadores que se dicen kirchneristas” para que de una vez por todas abandonen las idas y vueltas. Una idea que el Gobierno ya puso en funcionamiento (ver página 5). “En el tema Argibay ya contamos con las firmas para el dictamen, el problema es que todavía no tenemos los votos y los que nos faltan son los nuestros”, indicó uno de los senadores que llevan adelante la negociación.
Por si esto fuera poco, también aseguran que las frases que puedan surgir de los despachos de la Rosada, ahora que Kirchner regresó de su viaje por China, influirán en la unidad que el bloque de senadores todavía exhibe. Los kirchneristas de la Cámara alta también están a la defensiva cuando se trata de esperar definiciones desde la Casa de Gobierno. “Hay que rezar para que las definiciones no sean explosivas”, confió a este diario un senador oficialista.
La puja en Diputados
Los legisladores kirchneristas reconocen que si bien tienen una buena cantidad de votos, lo que les falta todavía es voz. No sólo en el recinto, donde se nota, sino sobre todo en las comisiones y fundamentalmente en la mesa de conducción de la bancada. La última expresión sucedió durante la última sesión de Diputados, cuando se rechazaron los pedidos de interpelación a los ministros Alberto Fernández y Gustavo Beliz. Ante la ausencia del jefe de la bancada, le correspondía al kirchnerista Julio Gutiérrez, en su condición de vicepresidente primero del bloque, cerrar los discursos. Sin embargo, Eduardo Camaño lo ignoró y le dio la palabra a Graciela Camaño. Si bien la esposa de Luis Barrionuevo tuvo un discurso que todos consideraron correcto, el gesto resultó lo importante, ya que a nadie escapa que la legisladora no parece demasiado cercana al Presidente. Gutiérrez habló recién después, cuando la señal ya se había producido.
La bronca desatada por el incidente no pudo ser disimulada entre los legisladores K. Sobre todo cuando escuchan a sus colegas del duhaldismo decir que es necesario bajar los decibeles. Mientras tanto, el bonaerense Domingo Vitali sigue impulsando un proyecto de desagravio a Duhalde similar al que votó la semana pasada el Senado. Ante ello, los diputados K ya anunciaron, off the record, que no dejarán sin respuesta la potencial agresión.
Según trascendió, la contraofensiva K en la Cámara baja la producirá el presidente de la comisión de Derechos Humanos, Hugo Perié, quien solicitará al Ejecutivo la apertura de los archivos de la SIDE relacionados con el asesinato de los piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. La medida –largamente reclamada para acelerar el esclarecimiento de los crímenes– afecta a Juan José Alvarez, Alfredo Atanasof y Oscar Rodríguez, tres de los integrantes del bloque del PJ queel 26 de junio de 2002 eran funcionarios del gobierno de Duhalde y que tuvieron directa relación con la represión de aquel día.
Tal vez por ello es que uno de los máximos referentes del duhaldismo en Diputados anunció que es probable que la iniciativa de Vitale no prospere. De todas formas, reconoció que el malestar permanece, pero no sólo por la disputa que llevan adelante los referentes nacionales sino más bien porque no hay actividad parlamentaria. “Nuestros legisladores traen proyectos que no avanzan porque el Ejecutivo lo resuelve todo con decretos de necesidad y urgencia. Así no hay posibilidad de imprimirle energía a la tarea parlamentaria”, se quejó el duhaldista.
“No es cierto. Todo eso es mentira”, retrucó un diputado K cuando le repitieron las frases de su compañero de bloque. Asegura este legislador que integra la coordinación del sub-bloque kirchnerista que si no hay actividad en la cámara “es porque los duhaldistas no quieren”. Y a renglón seguido enumera: “Ellos controlan la cámara, el bloque, las comisiones y la administración del cuerpo. Si los proyectos no llegan al recinto no es porque haya un decreto presidencial sino porque ellos impiden que prosperen”.
Lo único que puede frenar la respuesta kirchnerista es una contraorden que provenga de la Rosada. Hasta el momento, nada de eso ocurrió.

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Eduardo Camaño concentra las iras de los diputados kirchneristas con sus decisiones.
Lo acusan de promover acciones que dejan mal parados a los legisladores más cercanos al Presidente.
 
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