EL PAíS › TRAS MUCHOS AÑOS DE AUSENCIA, LA UOM VOLVIO A LA CASA ROSADA

El regreso de los metalúrgicos

Luego de la muerte de Lorenzo Miguel, elegirán nuevo secretario general. La mayoría son kirchneristas. El Presidente los recibió.

 Por Diego Schurman

No fue una mala cosecha. Tras su paso por la Casa Rosada, la Unión Obrera Metalúrgica se aseguró un lugar en el Consejo del Salario, donde empresarios y sindicalistas discutirán eventuales mejoras en los ingresos de los trabajadores. Así se comprometió el presidente Néstor Kirchner ante la mesa nacional de los metalúrgicos, pese a que el gremio desistió de integrar la CGT unificada.
Kirchner recibió a una nutrida comitiva por pedido del dirigente de la UOM, el diputado Francisco “Barba” Gutiérrez. El Presidente estaba flanqueado por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. El legislador, por los integrantes del secretariado nacional de la UOM Juan Belén, Eugenio Blanco, Naldo Brunelli, Antonio Caló, Antonio Cattáneo, Carlos Gdansky, Angel Recúpero, Enrique Salinas y Raúl Torres.
El encuentro, previsto originalmente para las 19, comenzó una hora y cuarto después. Todo un clásico del estilo K. Pero los muchachos no se desanimaron. Y al final consiguieron un espacio en el Consejo de la discordia que se pondrá en marcha el próximo jueves 26.
Así, la CGT unificada no tendrá la potestad sobre las 16 sillas que le corresponden al sindicalismo en el Consejo del Salario. Tendrá que ceder algunas a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), de Víctor De Gennaro, y otras a la UOM, quien no había participado del congreso unificador de la CGT en desacuerdo con la conformación de una conducción colegiada (más información en páginas 2 y 3).
Esta política de “inclusión” de los distintos actores le sirve al Gobierno para sumar masa crítica. Pero también entusiasma a los sindicalistas convocados, quienes podrán capitalizar la mejora salarial que, según se da como un hecho en la Rosada, saldrá del Consejo.
De acuerdo con lo que se informó tras el encuentro, la UOM también abogó a favor de la educación técnica, que “desapareció en los últimos 15 años”, y el fortalecimiento de la líneas de créditos para las Pymes, con intereses que “las empresas puedan pagar y generar empleo”.
Curiosamente, ayer fue la primera vez, desde los ’90, que los “meta” agradecieron a un gobierno; esta vez por el incremento del número de afiliados en vez de dinero fresco proveniente de subsidios. El gremio, que en tiempos de la denominada “patria metalúrgica” supo registrar 550 mil cotizantes, venía en picada y formalmente decía contar con 120 mil afiliados. La reactivación de la producción industrial, durante la gestión kirchnerista, le permitió sumar alrededor de 40 mil nuevos aportantes. Este dato vuelve aún más llamativa la ausencia de la UOM en el secretariado nacional de la flamante CGT unificada.
La comitiva que llegó anoche a la Casa Rosada refleja un signo de los tiempos: estaba hegemonizada por dirigentes que en las últimas elecciones se inclinaron por la candidatura presidencial de Kirchner. No se trata de un dato menor si se tiene en cuenta que el próximo 11 de octubre se conocerá el nombre del sucesor de Lorenzo Miguel.
Desde que falleció el histórico cacique de la UOM, el 29 de diciembre de 2002, la secretaría general quedó formalmente vacante. No resultó fácil llenar un vacío después de más de 30 años de conducción del “Loro” Miguel.
Hubo un fallido interinato de Luis Guerrero, quien murió al poco tiempo. Esa misma condición ostenta por estas horas el nicoleño Brunelli, recordado por haber ejercido la titularidad de la CGT en 1993.
A su coterráneo, el actual jefe de la bancada de diputados José María Díaz Bancalari, le gustaría verlo consagrado formalmente en la conducción metalúrgica. Nunca deja de ensalzarlo, sobre todo tras la homologación del pasivo del gremio, años atrás quebrado por donde se lo mire.
La decisión final surgirá, de todos modos, de un cuerpo colegiado, que también tendrá, entre otros candidatos, al “Barba” Gutiérrez y Caló. El primero se convirtió en diputado por el Polo Social de Luis Farinello. Tuvo su verano en el ARI de Elisa Carrió. Y terminó alineado al bloqueConvergencia junto al oficialista Miguel Bonasso. Hoy es lo que el mundo político conoce como un “transversal”.
Caló, en cambio, es un bonaerense que jugó más abiertamente por Kirchner en la campaña presidencial. Y desde la agrupación “Augusto Timoteo Vandor” no duda en apoyar la gestión de la Casa Rosada.
El que quedó sin chances luego de su traspié en la Capital fue el menemista Roberto Monteverde. Venía trabajando denodadamente detrás del máximo sillón de la UOM. Y hasta llevó a Carlos Menem al lecho de Miguel en vísperas de su muerte.
El tema de la sucesión del “Loro”, “Tordo”, “Cabeza de Huevo” o cuanto apodo se conociera a Miguel, no estuvo ausente en el despacho de Kirchner. Pero, más allá de alguna especulación sindical, el Presidente no bendijo a ninguno de los aspirantes. Sabe que, así como están las cosas, quien se quede con el trono de la UOM terminará bendiciéndolo a él.

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Los representantes de la Unión Obrera Metalúrgica se reunieron ayer con Kirchner y Tomada.
 
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